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Al buscar fotos de animales marinos afectados por la contaminación de los desechos plásticos, es muy frecuente encontrar imágenes de tortugas o peces atrapados en el interior de las redes de anillos utilizadas para empaquetar las latas. Incluso la empresa de camisetas Pampling vendió hace unos años un diseño en el que se podía ver al pez Dory en el interior de una de estas mallas, sobre la frase "Save the Ocean".

Todo esto ha llevado a que cientos de asociaciones ecologistas lleven a cabo campañas en las que se insta a la población a cortar los anillos en trozos pequeños antes de tirarlos a la basura. Sin duda es un buen acto preventivo que apenas nos quitaría unos segundos de tiempo.

Sin embargo, la solución reside en un paso previo a la llegada de las latas hasta nuestros hogares, concretamente en su fabricación. De hecho, muchas marcas -e incluso países enteros- ya han tomado cartas en el asunto de tal manera que ni siquiera los consumidores han llegado a enterarse.

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Una horca en el mar

Desde que empezaran a comercializarse en los años 60, los anillos para packs de seis latas se convirtieron en una de las principales amenazas del plástico para las especies marinas.

Esto llevó a que en 1989 la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos comenzara a dictar un reglamento para que estos anillos se fabriquen con materiales fotodegradables. Así, una vez liberados al medio ambiente, su descomposición se ve acelerada en pocos días bajo el efecto de las radiaciones ultravioleta solares.

Por otro lado, cada vez más países europeos ponen fin al uso de estas peligrosas mallas. Por ejemplo, según Steven IJzerman, gerente de calidad de Ekoplaza en Holanda, la mayoría de marcas sólo utilizan un film que se coloca fuertemente en torno a las latas, manteniéndolas unidas. En España también se está extendiendo el uso de esta funda, que podría fabricarse con materiales fotodegradables, pero aún siguen viéndose en los supermercados los anillos tradicionales.

Plastic turtle.

Plastic turtle. Stefan Leijon Flickr

Alternativas:

Gracias al desarrollo de todas estas alternativas, cada vez son menos los casos de animales atrapados en mallas de latas. De hecho, en la limpieza de playas de 2016 realizada por la Ocean Conservancy, sólo se hallaron tres animales en esta situación, lo que supondría menos de un 1% de los animales atrapados.

Sin embargo, no está de más buscar alternativas para acabar con los casos aislados. Una de las más interesantes de las que se han desarrollado en los últimos años ha sido la de la empresa cervecera de Florida Saltwater Brewery, que en 2016 desarrolló unos anillos biodegradables fabricados a base de los residuos de la fabricación de la propia cerveza.

En este caso no habría que esperar a que las radiaciones solares degradaran el producto, ya que podría incluso ser ingerido por los propios peces sin entrañar ningún riesgo para ellos.

Tal fue el éxito de este invento de este producto, bautizado como E6PR, que desde principios de este año ya se encuentra en el mercado, a disposición de cualquier empresa fabricante de bebidas que esté dispuesta a comprarlo. Ya no hay excusas para empaquetar las latas de una forma que no perjudique al medio ambiente.