Laura García Estévez, Jefa del Servicio de Oncología Médica de MD Anderson Cancer Center Madrid – Hospiten

Laura García Estévez, Jefa del Servicio de Oncología Médica de MD Anderson Cancer Center Madrid – Hospiten

Ciencia

Laura García Estévez, oncóloga: "Para curarse bien del cáncer a veces hay que tener una cuenta de muchos ceros, me preocupa"

"Me sorprende ver pacientes de 40 que no hacen ejercicio, nos falta responsabilidad personal" / "No hagamos guerra entre salud pública y privada, colaboramos muy bien a favor del paciente" / "Decir que hay que evitar la obesidad no es talibanismo" / "Es una vergüenza que las aseguradoras no cubran los fármacos orales".

Más información: El mapa del cáncer de mama en España: por qué mata al doble de mujeres en Soria que en Madrid

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El cáncer de mama presenta una encrucijada: la supervivencia de las pacientes ha mejorado ostensiblemente en las últimas décadas, pero los casos aumentan año tras año. La oncóloga Laura García Estévez, nueva Jefa del Servicio de Oncología Médica y de la Sección de Tumores de Mama del MD Anderson Cancer Center Madrid – Hospiten, es una de las mejores conocedoras de este viejo enemigo.

Doctora en Medicina por la Universidad Autónoma de Madrid, García Estévez ha desarrollado su carrera en diferentes hospitales de referencia como la Fundación Jiménez Díaz y el Grupo HM Madrid. También coordina el Grupo de Trabajo de Obesidad, Metabolismo y Cáncer de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), que estudia cómo el Índice de Masa Corporal (IMC) puede afectar al pronóstico y tratamiento.

¿Qué valoración hace del año que termina? Se preveían entre 35.000 y 37.000 nuevos casos de cáncer de mama en España a finales de 2025.

Creo que esa cifra es una infraestimación. El registro de tumores español no es como el danés o el americano, tenemos muchísimo que mejorar. Pueden no estar incluyendo los nuevos casos registrados en hospitales privados. Tengamos en cuenta que en Madrid hay entre un 15% y un 25% de pólizas privadas. Yo creo que se queda corto.

¿A qué podríamos atribuir el aumento año tras año? ¿Hay más casos, o mejora la detección?

Es una mezcla. Posiblemente haya un aumento de casos sin que hayamos dado con una causa-efecto, como entre el tabaco y el cáncer de pulmón. No hay una relación, por ejemplo, carbohidratos-cáncer de mama.

Pero ahora también se detectan más casos de cáncer de mama intraductales, es decir, de enfermedad premaligna. Las nuevas técnicas, como la incorporación de la resonancia, posiblemente estén aumentando la detección.

¿Qué proporción de este aumento es atribuible a los hábitos de vida?

El cáncer es multifactorial, no puedes decir que un único factor sea el responsable. Está claro que el estilo de vida occidental no es el más saludable. Si juntamos el sedentarismo, la falta de ejercicio físico, el incremento de peso, la dieta poco saludable, probablemente todo se relacione con más casos de enfermedades cardiovasculares y con más cáncer.

¿Podemos decir que, si bien no hay ningún 'alimento anticáncer', sí que existen las 'dietas procancerígenas'?

Hay que tener muchísimo cuidado a la hora de decir eso. Se ha estudiado que hay que evitar los alimentos ultraprocesados, las dietas ricas en grasas, incluir más fruta, verdura, limitar el consumo de carne y aumentar el pescado... pero no existe ninguna dieta anticáncer como no existen alimentos pro cáncer.

Sin embargo, sí se ha relacionado el consumo de ultraprocesados con un mayor riesgo de cáncer.

Es una relación que se ha establecido con los cánceres de colon o los digestivos, pero no lo puedo decir al respecto al cáncer de mama.

Se ha aludido también a factores hormonales como el retraso de la maternidad como posible factor de la aparición de cánceres en mujeres jóvenes.

Tampoco puedo decir que hay más cánceres en edades más jóvenes porque las mujeres retrasan más la maternidad. Está claro que los estrógenos tienen un papel, pero los casos aumentan a partir de los 60, cuando supuestamente los niveles de estradiol caen por una menopausia.

Los estudios que relacionan la maternidad temprana con menor riesgo de cáncer son muy antiguos, de los años 70. Me parece complicado extrapolarlo al año 2025 cuando han cambiado muchas cosas, entre ellas el estilo de vida. Me parece muy peligroso dar este mensaje.

En vista de ello, ¿no cargamos demasiada responsabilidad en los propios pacientes y en hábitos de su vida que no pueden o no les corresponde cambiar?

Por un lado, sí. ¿Hasta qué punto hay datos suficientes como para decirles a las mujeres que tienen que quedarse embarazadas antes para prevenir un cáncer? Habría que estudiarlo a fondo antes de poner esa presión, ¿no?

Hay otros cambios que son más fáciles. Pero incluso eso puede ser complicado de instaurar. ¿Cómo le dices a una persona que se levanta a las 6 de la mañana y que llega a su casa a las 8 que incorpore el ejercicio físico? ¿O que cocine en lugar de tomar procesados?

En este mundo de la inmediatez, es muy complicado mantener un peso saludable. Y las mujeres lo tenemos todavía más difícil, que se nos exige por todos lados.

Mencionando el sobrepeso, es una doble amenaza para la salud de la mujer en España: el cáncer de mama y las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte.

Pero desde un punto de vista cardiovascular, la obesidad no funciona igual con el cáncer de mama. Tiene un efecto antagónico o paradójico. En edades premenopáusicas, protege, y es al alcanzar la menopausia cuando se produce el mayor riesgo de cáncer de mama.

Pero eso no significa recomendarle a las pacientes jóvenes que sean obesas. ¿Les puede proteger contra el cáncer de mama? Parece que sí, pero les va a inducir un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Y al llegar a la menopausia, perder peso se vuelve muy complicado.

Los fármacos GLP-1 contra la obesidad han sido la revolución médica más reciente. ¿Pueden considerarse también una herramienta para la prevención del cáncer?

No exactamente. Lo que tenemos son datos retrospectivos que provienen de bases electrónicas, y son principalmente de pacientes diabéticas que han recibido esta medicación. Y algunos de ellos a su vez eran obesos.

Hasta la fecha, no hay datos suficientes para decir que llevan a una reducción del cáncer. ¿Que hay un efecto antiinflamatorio? Posiblemente, pero es un campo incipiente. Eso es ahora mismo lo que se está empezando a estudiar.

No se puede afirmar todavía por tanto que los beneficios antiinflamatorios de la pérdida de peso por GLP-1 sean los mismos que se consiguen con dieta saludable y ejercicio.

Exacto. Vamos a poner en marcha un estudio de mujeres con un determinado tumor y con sobrepeso y obesidad. Unas recibirán el tratamiento convencional de quimioterapia, y otras el tratamiento más uno de estos fármacos. Veremos si efectivamente la asociación de su efecto potencialmente antiinflamatorio se traduce en una mejoría de la respuesta de su cáncer.

¿Tendemos a pensar que el problema de la obesidad es simplemente el sobrepeso, cuando en realidad se trata de reactivar funciones metabólicas básicas para la salud?

Efectivamente. El ejercicio físico, por ejemplo, produce la activación de las vías de señalización que son antiinflamatorias y antiproliferativas mediante la adiponectina. Y esa hormona apenas se genera cuando la paciente es obesa.

Ahora, cuando la paciente te dice que quiere bajar de peso usando fármacos GLP-1 pero está tomando tratamientos hormonales como el tamoxifeno o el inhibidor de aromatasa, sabemos que puede tomarlo. Pero la mediana de peso que perderá será menor de lo que esperaba.

La oncóloga Laura García Estévez.

La oncóloga Laura García Estévez.

¿Vivimos por tanto en un ambiente obesógeno? ¿Más que cambios de hábitos de vida contra el cáncer, necesitamos cambios profundos a nivel social?

Bueno, ahí hay ir con cuidado. Hay corrientes que me criticarían si digo que hay que evitar la obesidad e intentar mantener un peso saludable. Pero eso no es talibanismo. Obviamente hay que dejar que la gente elija cómo quiere vivir y cómo quiere tener su cuerpo. Pero hay que ser conscientes de lo que implica ser obesa u obeso.

Eso se traduce en un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, metabólicas y de cáncer. Significa que no vamos a llegar a la edad adulta, y sobre todo a la vejez, en la mejor situación posible. Y eso implica un coste para la sanidad.

¿Tenemos en España suficiente concepto de la responsabilidad individual a la hora de mantener el sistema de salud?

No, no lo tenemos. Lo primero que pregunto a mis pacientes de 40, 50 o 60 años es si hacen ejercicio, y me sorprende el grado de sedentarismo tan grande que existe. A partir de los 70 no van a ser tan independientes como deberían desde el punto de vista físico.

Me preocupa, porque vamos hacia personas mayores muy dependientes: del sistema sanitario, de la medicación, de los familiares... No, no tenemos la conciencia que puede haber en otros países.

¿Cómo se podría aumentar esta concienciación? ¿Qué mensaje deberíamos dar?

Desde mi punto de vista, empezando en la infancia, enseñando a hacer ejercicio físico todos los días del mismo modo que se desayuna a diario. Enseñando a cocinar desde el colegio, que no es ninguna tontería. Pedírselo a alguien de 60 que no lo ha hecho nunca es muy difícil.

¿Podríamos decir que la práctica de actividad física es la primera herramienta que tenemos cada uno a nivel personal para prevenir el cáncer?

Para mí sí, me resulta lo más fácil: comprarnos unas buenas zapatillas, ir andando al trabajo o intentar sacar 25 o 30 minutos todos los días. Yo entiendo que hay gente que lo tiene muy difícil, pero es el primer paso que tendríamos que aplicarnos todos.

Por otro lado, me parece que todavía es más difícil para las mujeres. Los referentes que tenemos en el deporte son infinitamente menores que los que pueda tener un varón. Todavía no existe una igualdad en cuanto a el deporte femenino, lamentablemente.

¿En qué punto está España en cuanto al tratamiento del cáncer de mama?

Hay muy buenas unidades de cáncer de mama, tanto en el ámbito público como privado. No hay ninguna diferencia con respecto al tratamiento en Estados Unidos o en otros países de Europa. Sin embargo, me preocupa lo caro que puede llegar a ser tener esta enfermedad.

Es decir, desde el momento en el que tienes un cáncer de mama, dependiendo de la experiencia de cada cual, resulta que hay que tener un entrenador personal, un nutricionista, un psicólogo... A veces resulta que para tener una buena curación necesitas muchos ceros en tu cuenta.

¿Y en cuanto a terapias de vanguardia? ¿Se puede decir que España es puntera?

España no solo es puntera, es uno de los países con mayor cantidad de ensayos clínicos a nivel mundial. Eso es fantástico, pero yo pondría un 'pero'. Es una vergüenza que a día de hoy las compañías aseguradoras no cubran los fármacos orales.

Son fármacos que previenen la recaída del cáncer en un tipo de tumor que es hormono-sensible, y se deben tomar durante dos años. Y esta paciente que ha sido diagnosticada en un hospital privado tiene que marcharse a la pública para recibir la medicación oral. Es lamentable.

¿Cuáles de estas terapias ya se aplican de manera habitual en España?

A día de hoy, la inmunoterapia en el cáncer de mama se emplea en el subtipo triple negativo. Durante muchos años solamente hemos podido utilizar 'quimio'. Y en la enfermedad HER2 tenemos los nuevos anticuerpos conjugados que también ha supuesto una revolución.

¿Y qué aspectos están pendientes de mejora?

No se debería hacer guerra con el tema de la medicina pública y la privada. Todos hemos sido médicos en la pública, y en el ámbito de la oncología tenemos muy buenas relaciones trabajando para ayudar a la paciente.

Cuando se avanza en el cáncer, se hace tanto por la parte pública como por la privada. Hay ensayos clínicos en ambos lados. No obstante, hay que mejorar los registros de tumores, eso creo que hay que trabajarlo. Y debe existir el acceso a todo tipo de fármacos, ya sea por lo público o lo privado.