El neurobiólogo Rafael Yuste, en su laboratorio de la Universidad de Columbia, Nueva York.

El neurobiólogo Rafael Yuste, en su laboratorio de la Universidad de Columbia, Nueva York. UC

Ciencia

Rafael Yuste (62), catedrático de neurociencia, sobre la felicidad: "El cerebro es un santuario y 5 'neuroderechos' lo protegen"

El neurocientífico defiende la necesidad de 5 'neuroderechos' para garantizar la individualidad y el bienestar frente a la tecnología.

Más información: Valentín Fuster (82), cardiólogo: "La felicidad se alcanza con las 4 'aes': actitud, aceptación, autenticidad y altruismo"

P. Fava
Publicada

Las claves

Rafael Yuste, neurocientífico y director en Columbia, defiende que el cerebro es el santuario de la identidad humana y debe protegerse.

Propone cinco 'neuroderechos' para salvaguardar la mente ante el avance de la neurotecnología, como el derecho a la privacidad mental y a la identidad personal.

Yuste sostiene que entender el cerebro permitirá responder científicamente la gran pregunta: ¿quiénes somos?

Advierte sobre la necesidad de protección legal frente a posibles riesgos como la manipulación de la personalidad o la discriminación a través de tecnologías cerebrales.

Preguntado por 'su idea de la felicidad plena', Rafael Yuste -médico, neurobiólogo, catedrático y director del Centro de Neurotecnología de la Universidad de Columbia- ofrecía una respuesta engañosamente sencilla: "Hacer felices a los demás".

La simplicidad de la máxima es en realidad la punta del iceberg del trabajo de Yuste, impulsor del proyecto BRAIN para trazar el mapa completo y en detalle del cerebro humano. Un trabajo que trasciende la investigación científica en la búsqueda de conocernos a nosotros mismos.

Así, se debe "proteger el cerebro como el santuario de nuestra mente porque ahí se genera la identidad humana", sostenía Yuste. Esta llamada a la acción cristaliza en su último libro: Neuroderechos, un viaje hacia la protección de lo que nos hace humanos.

El cerebro, subraya Yuste, no se debe entender como "un órgano más del cuerpo", sino como el origen de "toda la actividad mental y cognitiva de los seres humanos". Y en última instancia, "los seres humanos nos definimos a nosotros mismos por nuestras propiedades mentales".

Así, el cerebro genera la maraña de factores que acaban conformando nuestra identidad y determinan tanto nuestro bienestar como infelicidad. "Pensamientos, memorias, conciencia, emociones, intenciones…".

La tecnología que ha permitido escanear los múltiples agrupamientos de neuronas y sus funciones particulares no se limita a describir el funcionamiento del cerebro, concluye. Permite aspirar a "encontrar por primera vez una explicación científica a la gran pregunta: ¿Quiénes somos?".

"Muchos de nosotros creemos que, cuando miremos atrás al siglo XXI, estaremos orgullosos y lo consideraremos el siglo de la neurociencia, cuando por fin se entendió el cerebro, cuando los científicos pusimos la bandera de la humanidad en la cima", escribe.

"Somos una especie que nos definimos por nuestras capacidades mentales", prosigue. "La mente es la esencia de nuestro ser. Los humanos pensamos, hablamos e interactuamos entre nosotros y creamos una cultura, una civilización, basada en la ayuda mutua y siguiendo unas reglas".

"El núcleo de todo eso es nuestra mente, y entenderla es el objetivo central del humanismo. La pregunta fundamental de las humanidades y las artes es: ¿Qué es un ser humano?". Es ahí donde las nuevas tecnologías permiten abordar la cuestión por una tercera vía, la ciencia.

"Creo sinceramente que la neurociencia, aupada por la neurotecnología, nos permitirá acercarnos más a la respuesta, al entendernos más a nosotros mismos por dentro", valora Yuste. "Podrá responder científicamente a qué es la mente humana, algo que nos permitirá conocernos a nosotros mismos por dentro por primera vez".

Los cinco neuroderechos

Aunque Yuste se muestra "absolutamente optimista" de cara al "progreso científico, médico, económico y social" que van a brindar los avances en la tecnología, hay "problemáticas" que se plantearán de forma inevitable. Para anticiparse, propone los cinco neuroderechos:

- Derecho a la privacidad mental: "Para que el contenido de la actividad cerebral no pueda ser descifrado sin el consentimiento explícito del ciudadano". Los datos cerebrales, explica, no están aún protegidos por la legislación como los digitales o biométricos.

- Derecho a la identidad personal: "Es la identidad mental, la continuidad psicológica de la persona, el que tú sepas quién eres". La necesidad de garantizar este derecho viene de la posibilidad de que los neuroimplantes influyan en la personalidad.

- Derecho al libre albedrío: "Aunque no tengamos constancia por ahora de casos con pacientes humanos que hayan tenido alteraciones en su libre albedrío, como consecuencia de la utilización de neurotecnología, es un problema que vemos venir".

- Derecho a la neuroaumentación: "Dando por seguro que la neuroaumentación [incrementar la percepción sensorial o la memoria] ocurrirá, proponemos que sea introducida en la sociedad bajo el principio universal de justicia".

- Protección contra sesgos y discriminaciones: "Tenemos que dotar a la actividad cerebral de protecciones especiales que prevengan la introducción de información que pueda tener algún sesgo, que influya en el comportamiento de las personas o que invoque tendencias o ideas discriminatorias".