Pirámides de Guiza.

Pirámides de Guiza.

Ciencia

¿Existen 'megaestructuras' de 610 metros de profundidad bajo las pirámides de Egipto?: el polémico hallazgo científico

Las pruebas realizadas revelaron la presencia de hasta ocho tubos huecos que parten de la base de la pirámide de Kefrén.

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Las claves

Un equipo afirma haber detectado megaestructuras de hasta 610 metros de profundidad bajo la pirámide de Kefrén, incluyendo pozos gigantes y canales en espiral.

La investigación se basa en tomografía Doppler por radar de apertura sintética, cuyos datos de cuatro satélites distintos coincidirían en mostrar estas formaciones.

Expertos en geofísica y egiptología cuestionan la validez de los hallazgos, señalando que la tecnología empleada no debería captar detalles tan profundos y que falta evidencia científica sólida.

El grupo italiano sugiere que estructuras similares estarían presentes bajo otras pirámides y la Esfinge, lo que apunta a un posible sistema subterráneo en la meseta de Guiza.

Las pirámides de Guiza tienen una cualidad rara: cuanto más las miramos con tecnología moderna, más alimentan tanto la ciencia como los titulares. Una de las últimas noticias sobre esta colosal construcción plantea un giro de guion de los que enganchan.

Bajo la pirámide de Kefrén (Khafre) habría ocho "pozos" o ejes verticales gigantes, estructuras con forma de escalera en espiral, canales que recordarían a tuberías y, por debajo de todo, una especie de "mundo" arquitectónico que se hundiría a más de 2.000 pies (unos 610 metros) de profundidad.

En esa lectura, lo subterráneo no sería un detalle menor, sino el verdadero "cuerpo" del monumento, con la pirámide como una punta visible.

Es, además, el tipo de historia que conecta rápido con lo mítico: algunos titulares han mezclado el asunto con ideas como el "Hall of Records" o las "Halls of Amenti", conceptos más cercanos al folclore moderno que a la egiptología académica. Ese enfoque es el que también empuja el propio equipo que impulsa estas afirmaciones.

En una entrevista reciente en el podcast American Alchemy, el ingeniero de radar Filippo Biondi defendió que su grupo ha cruzado resultados con cuatro operadores distintos de satélites —Umbra, Capella Space, ICEYE y el sistema italiano COSMO-SkyMed— y que todos les devolvieron "exactamente lo mismo".

En esa conversación, insiste en que "las pirámides son la punta del iceberg" y que lo importante estaría "debajo".

¿En qué se basan? En una técnica que él fue pionero, tomografía Doppler por radar de apertura sintética, para medir microvibraciones en la superficie (por ejemplo, por ondas sísmicas de fondo), y a partir de ahí reconstruir una imagen tomográfica del interior y el subsuelo.

Esto reveló ocho enormes cilindros huecos que van desde la base de la pirámide de Kefrén, la del medio de las tres grandes pirámides.

Cada pozo tiene una columna central envuelta en bobinas helicoidales perfectas y termina a más de 3.500 pies por debajo de la meseta en cámaras cúbicas de 260 × 260 × 260 pies, más grandes que la mayoría de los estadios actuales.

Además, en el podcast, Biondi reveló que cuatro operadores de satélites independientes, Umbra, Capella Space, ICEYE y Cosmo-SkyMed de Italia, devolvieron datos tomográficos brutos idénticos que mostraban las mismas estructuras.

"Los cuatro satélites arrojaron exactamente los mismos resultados", insistió. "Son artificiales. No se encuentran espirales tan perfectas como esta en geología", añadió.

El punto clave es que la tecnología de radar utilizada, por sí sola, no "ve" dentro de sólidos como si fuera una radiografía convencional; por eso proponen explotar el dominio de esos micro-movimientos para inferir estructuras.

Aquí es donde empieza el choque con otros especialistas. Para empezar, la afirmación de una "ciudad" o de grandes volúmenes a centenares de metros es justo lo que varios geofísicos consideran un salto injustificado.

Según recoge Euronews, el experto en radar Lawrence Conyers (Universidad de Denver) lo califica como una "gran exageración" y subraya que pulsos de radar desde satélite no deberían lograr ese nivel de detalle a tal profundidad bajo una meseta de caliza.

Eso no significa que "no haya nada" bajo Guiza —hay cavidades, tumbas, pozos, canteras antiguas—, sino que el tamaño, la geometría propuesta y la profundidad reclamada son precisamente lo que exige pruebas mucho más fuertes.

Incluso Zahi Hawass, una de las voces más mediáticas (y también más influyentes) del área, ha rechazado frontalmente la interpretación.

En declaraciones recogidas por distintos medios, sostiene que esas conclusiones "no tienen base científica" y recuerda algo muy básico: en Kefrén, la base se talló directamente en la roca madre y, en su criterio, no hay evidencias de "columnas" bajo esa zona.

Los datos reales

Para entender por qué la discusión se enciende tanto, ayuda mirar qué tipo de "descubrimiento subterráneo" sí ha cambiado el tablero en Guiza durante la última década… y cómo se verificó.

Por ejemplo, el ScanPyramids Big Void en la Gran Pirámide (Keops/Khufu): en 2017, un equipo internacional reportó con muografía (radiografía con muones de rayos cósmicos) un vacío grande, con una sección comparable a la Gran Galería y una longitud mínima de 30 metros, situado sobre esa galería.

Aquello se publicó en Nature y fue un hito precisamente porque el método, la señal y la interpretación se presentaron con el estándar de la literatura científica.

Después llegó otro descubrimiento: en 2023 se anunció un corredor en la cara norte de la Gran Pirámide, de unos nueve metros de largo y sección cercana a 2×2 metros, detectado con técnicas no destructivas y finalmente observado con un endoscopio.

El resultado se publicó en Nature Communications y, además, se presentó públicamente con autoridades egipcias y el propio equipo de ScanPyramids, asumiendo desde el minuto uno que su función podía ser estructural (alivio de cargas) o la antesala de algo aún no accesible.

Ese mismo corredor ha seguido generando trabajos de confirmación por vías distintas. Por ejemplo, recientemente se ha publicado un estudio que explora el uso de Electrical Resistivity Tomography (ERT) en la Gran Pirámide para detectar la presencia de ese corredor (SP-NFC), una forma de insistir en lo que la ciencia suele pedir a los hallazgos difíciles: triangulación con metodologías independientes y modelos de inversión transparentes.

En el relato que empuja el equipo italiano, esos "tubos" (los ejes verticales con espiral) todavía no tienen una finalidad demostrada, y el propio Biondi admite que, hoy por hoy, solo puede moverse en el terreno de las hipótesis.

Habla de espirales que podrían funcionar como escaleras o como cables/bobinas enrollados alrededor de un núcleo central, y llega a sugerir que la estructura "parece estar relacionada con la información" (con guiños a energía, vibraciones y al papel del agua), más que con una cámara funeraria convencional.

A partir de ahí, los investigadores italianos amplían el foco y sostienen que lo de Kefrén sería solo el comienzo: en esa misma entrevista se menciona que han detectado patrones similares —aunque de menor escala— bajo Micerinos y bajo la Esfinge, lo que, según su interpretación, apuntaría a un sistema subterráneo más extenso en distintos puntos de la meseta.

También se atribuye al grupo la afirmación de que una geometría parecida aparecería en Hawara (asociada por autores clásicos a un "laberinto"), lo que, si se confirmara por vías independientes, elevaría mucho la apuesta.

Si lo que se afirma bajo Kefrén es real, debería poder sostenerse con pasos relativamente claros: publicación revisada por pares, acceso a datos y código y verificación con técnicas terrestres. Mientras, el consenso académico se queda esperando evidencias del mismo calibre que las que ya han demostrado en Guiza.