El investigador Nicholas Stroustrup. Centro de Regulación Genómica
Stroustrup, biólogo: "España puede ser el país más longevo. En Japón han comenzado a comer cheesburgers"
"Me enorgullece España, va camino de ser el país con mayor esperanza de vida" / "Todos tenemos la misma oportunidad de llegar a 100 años, la suerte cuenta más que la genética" / "Me enorgullece España, va camino de ser el país con mayor esperanza de vida".
Más información: Macip, experto en longevidad: "Una dieta sin grasas ni azúcar es tan mala como tomar aceite de oliva a cucharadas"
Nicholas 'Nick' Stroustrup investigaba en la Escuela de Medicina de Harvard cuando tuvo su momento eureka. ¿Y si pudiera registrar el ciclo completo vital de decenas de miles de individuos a la vez para determinar qué hace que algunos vivan mucho más viejos que otros? Así nació su lifespan machine, con 50 escáneres comprados en una tienda de ofimática que controlan 800 placas de Petri en la que 30.000 gusanos nematodos nacen, viven y mueren.
La 'máquina de la longevidad' de Stroustrup reside ahora en un sótano del Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona, en donde el estadounidense lidera el grupo de Sistemas y Biología Sintética. Su proyecto CAUSALAGING es uno de los doce impulsado por el Programa Fundamentos de la Fundación BBVA, con el objetivo de identificar las transformaciones a nivel molecular que determinan el proceso de envejecimiento en el organismo.
¿Por qué es tan importante identificar los cambios moleculares que causan el envejecimiento?
Cuando envejecemos, nos damos cuenta de que obviamente empeora más de una cosa en nuestro cuerpo a la vez: nuestra piel se arruga, perdemos fuelle al correr, dormimos peor... Y si queremos diseñar terapias que ayuden a las personas a envejecer de forma más saludable, necesitamos conocer las causas moleculares de todo ello. No podemos apuntar a un único receptor cuando las causas del envejecimiento son múltiples y simultáneas.
¿Es un proceso difícil de entender por los múltiples deterioros, grandes y pequeños, que se van produciendo en cadena?
Uno de los principios organizativos de la vida multicelular es que todas las partes dependen de todas las demás. Nuestro organismo es un gran sistema fisiológico interconectado. Si nuestro corazón empieza a funcionar mal, nuestro intestino se va a resentir. Y viceversa. Y cuando se produce un fallo, se propaga muy rápidamente al conjunto. Nos resulta difícil entonces discernir qué está causando el envejecimiento, y qué corresponde a los síntomas de dicho envejecimiento.
Para averiguarlo cuentan con su maravillosa creación, 'la máquina de la longevidad'. ¿Puede presentárnosla?
Por supuesto. Es muy difícil investigar la longevidad en humanos, porque envejecemos muy lentamente y se plantean obviamente conflictos éticos. Con los ratones pasa lo mismo. Pero tenemos a los nematodos, con los que Gary Ruvkun ganó el año pasado el Nobel. Estos gusanos comparten muchos de nuestros genes, células y órganos. Y crecen, envejecen y mueren en tres semanas. Si editas genéticamente a un individuo, los efectos sobre su longevidad se registran fácilmente. Es como diseñar un piloto automático: no lo harías con un jumbo lleno de gente en vuelo, sino con una maqueta en tu jardín.
Los investigadores explican que alterar un gen puede duplicar la longevidad de un nematodo, pero en nuestro organismo hay demasiada complejidad. ¿Es correcto?
Ahí está el reto. Tenemos las mismas moléculas que estos gusanos, los mismos receptores de insulina, sólo nos separan un par de cientos de millones de años de evolución. Y sin embargo, la regulación de su metabolismo funciona de forma muy diferente. Hemos conservado los mismos mecanismos, tenemos el mismo sistema celular, pero deben existir diferencias que todavía no entendemos. Por eso el C. elegans es un modelo tan bueno, nos permite interrogarnos sobre nosotros mismos.
Un descubrimiento reciente es la base genética de la longevidad: no todos vamos a poder ser supercentenarios aunque mantengamos los mejores hábitos de vida.
El estudio sobre Maria Branyas es un trabajo científico excepcional sobre una mujer maravillosa. Pero mi interpretación sobre los resultados es crítica. Si miramos a nivel poblacional qué fracción de la esperanza de vida se puede atribuir a la genética, la variancia se estima en un 20%, y hay quien lo reduce al 10%. Se han hecho estudios con gemelos idénticos, con el mismo ADN, y cuando deberían estar ambos predispuestos a vivir muy viejos, no siempre es así. Creo que todos partimos con las mismas oportunidades, pero tampoco diré que hay una dieta que te hará vivir 117 años. Creo que la suerte tiene mucho que ver. Y desde luego, si comes fatal y fumas, no llegarás a los 110.
¿Prevenir el envejecimiento es también una manera de evitar o retrasar las enfermedades crónicas y degenerativas?
Bueno, sabemos que hay genes relacionados con el riesgo de cáncer, como BRAK01, o ApoE, con la probabilidad de sufrir alzhéimer. Pero en conjunto, la genética supone una contribución pequeña. Estadísticamente, pesan poco en un proceso con mucha aleatoriedad. Si estuviera todo en los genes, sabríamos cuánto vamos a vivir desde nuestro nacimiento. Pero no es así. El objetivo de este proyecto es localizar los biomarcadores fisiológicos que medir y analizar en la mediana edad para determinar si el individuo ha tenido suerte o no en cuanto a esperanza de vida.
La máquina de la longevidad
¿Cómo se relaciona esto con el reloj epigenético, la posibilidad de ralentizar nuestro reloj biológico mediante los hábitos de vida?
El reloj epigenético se usa para dos cosas: primero, las marcas de metilación en el genoma nos dicen si el individuo envejece aceleradamente o no. Y segundo, se usa de forma genérica para medir las intervenciones dirigidas a frenar el envejecimiento. Hemos determinado que la rapamicina es efectiva, aunque no de momento en humanos. Una vez que entendamos los mecanismos, podremos saber cómo beneficiar a la población en general. En nematodos, mi laboratorio ya ha conseguido equipararlos en un máximo de esperanza de vida.
¿Veremos a alguien alcanzar los 125 años de vida en breve como estima la estadística? El aumento de la longevidad parece haberse frenado.
La pregunta es, ¿habrá medicinas que nos permitan elevar el tope? En modelos animales, la respuesta es que sí. Y nadie lo ha probado realmente aún en seres humanos, apenas estamos comenzando los ensayos clínicos. No podemos saber cuál va a ser el límite máximo para la longevidad con los nuevos fármacos. Porque las mejoras en el sistema sanitario, en la atención a los mayores, en la alimentación, los cuidados, etc... nos van a permitir pequeñas ganancias, de uno o dos años más por década. Pero el campo de estudio de la longevidad tiene mayores ambiciones.
La realidad es que, en comparación con el progreso en el siglo XX, la esperanza de vida parece estar tocando techo.
Sí, en Europa y EEUU se lograron progresos mucho mayores en la primera mitad del siglo XX que en la segunda y en todo lo que llevamos del XXI. La oncología y la medicina molecular no ha sido tan efectivas de cara a aumentar la esperanza de vida como lo fueron la introducción de los antibióticos, la eliminación de la tuberculosis y la higiene sanitaria moderna. Nos hemos saturado de avances.
¿Es posible, sin embargo, que la medicina molecular abra un nuevo paradigma por el que podamos aspirar a vivir 150 años?
Yo lo comparo con la gente que miraba la Luna antes de la llegada de la física moderna: no sabían si se podría llegar a ella o no, era algo enteramente especulativo. Ahora mismo, no conocemos las bases elementales de la restricción a la longevidad humana. Nadie puede decir hoy en día que viviremos 150 años, y si lo hace, probablemente quiera venderte algo. Pero tampoco podemos decir que sea imposible. Creo que merece la pena intentarlo, trabajar en esa línea, y quizás venga quien nos demuestre que realmente era posible.
El envejecimiento poblacional presenta retos de sostenibilidad en España. ¿Cuál es su opinión como experto en longevidad?
Yo estoy muy orgulloso de trabajar en España, va camino de convertirse en el país más longevo del mundo. Tenemos buenas dietas, buenos hábitos de vida... Y mientras, en Japón ha comenzado a comer más cheeseburgers, están perdiendo competitividad. Yo no soy economista, soy biólogo, por lo que considero que lo correcto es permitir que la gente alcance el máximo de su vida biológica. Eso también está ligado a preservar la salud en la tercera edad. Y no son medidas caras: vigilar el sobrepeso, tener actividad física, mantener relaciones sociales, tener una buena dieta y no fumar. ¡Y creo que todas estas cosas se hacen muy bien en España!