Judit Mascó. Kike Rincón / Europa

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Ciencia

Judit Mascó, 55 años, sin rodeos sobre cómo mantiene su figura: "El truco está en olvidarte de estos únicos dos alimentos"

A partir de los 50 años es más importante si cabe focalizarse en un estilo de vida saludable y un patrón alimentario óptimo.

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El consumo de determinados aderezos y salsas puede dar un toque de textura y sabor a nuestros platos, pero también añadir un exceso calórico no deseado. Y si el patrón alimentario se basa en exceso en este tipo de acompañamientos, será un problema a medio y largo plazo.

La modelo Judit Mascó, a sus 55 años, lo tiene claro. "Hay que sentirse saludable, tanto física como mentalmente", sostiene. Y eso se consigue mediante un buen estilo de vida, manteniendo la actividad y el nivel de ejercicio físico adecuado, pero también con un patrón alimentario óptimo.

La modelo ha dado una entrevista a la revista Telva, en la que ha hablado sobre su rutina de ejercicio basada en la práctica de yoga, pilates, ejercicios cardiovasculares y Total Barre. Mascó pronuncia una frase en la que deberíamos hacer hincapié: "El truco está en que la forma de cocinar sea lo más sencilla posible, es decir, olvidarse de los fritos y las grandes salsas".

La forma de cocinar importa tanto, o incluso más, que los ingredientes que usamos. Si una dieta es rica en fritos y salsas pesadas, a medio y largo plazo acabaremos incorporando calorías vacías, grasas poco saludables y un exceso de sodio. En definitiva, un empeoramiento del control metabólico, a lo que cabe sumar la falta de sencillez que también menciona la modelo.

Respecto a los alimentos fritos, sus problemas son sobradamente conocidos: un alimento frito puede llegar a triplicar el contenido calórico respecto a su versión al horno o a la plancha. Además, la calidad de las grasas de las frituras suelen ser peores en muchos aspectos.

Tanto su textura como su aporte nutricional quedan empobrecidos respecto a sus versiones más saludables. Además se suelen acompañar de aceites reutilizados, los cuales a su vez liberan compuestos tóxicos como acrilamidas y aldehídos.

En definitiva, los alimentos fritos se asocian con un aumento de la inflamación crónica de bajo grado y un aumento del riesgo cardiovascular, con factores de riesgo como la hipertensión, la hipercolesterolemia y la obesidad.

En la misma entrevista, Marta Massip-Salcedo, de la Universitat Oberta de Catalunya, advierte a las mujeres: "Durante la menopausia, los niveles de estrógenos en el cuerpo de la mujer disminuyen de manera significativa, y este cambio hormonal tiene un impacto importante en el metabolismo y la salud cardiovascular. Los estrógenos, entre muchas funciones, ayudan a mantener la sensibilidad a la insulina y un perfil lipídico favorable".

"Al disminuir su concentración, el cuerpo tiende a volverse más resistente a la insulina, lo que significa que las células responden menos eficazmente a esta hormona, dificultando el control de los niveles de glucosa en sangre y aumentando el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2", prosigue la experta. "Por eso, durante la menopausia, es sumamente importante adoptar hábitos de vida saludables que ayuden a mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir el riesgo cardiovascular".

Por su parte, las salsas suelen estar saturadas de sodio y grasas saturadas, incluso las caseras, basadas en el uso de nata, mantequilla, quesos y embutidos. Además, las dietas altas en grasa basadas en salsas se han relacionado con alteraciones del microbioma intestinal, favoreciendo la disbiosis y un empeoramiento de la regulación metabólica.

En resumen, como explica la modelo, la forma ideal de cocinar suele ser la más sencilla y ligera, evitando excesos y añadidos innecesarios, y priorizando técnicas culinarias que respeten los alimentos y sus texturas y sabores reales.