Las primeras hipótesis del incendio de Méntrida, en Toledo, señalan que las llamas podrían haberse debido a una colilla.

Las primeras hipótesis del incendio de Méntrida, en Toledo, señalan que las llamas podrían haberse debido a una colilla. Ángeles Visdómine EFE

Ciencia

El trágico vínculo entre el fuego y el tabaquismo: las hectáreas quemadas en incendios por colillas se cuadruplican este año

El abandono de colillas de cigarrillos mal apagados es responsable de aproximadamente el 3,25% de los incendios forestales en España.

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Pablo García Santos
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La primera hipótesis de la investigación del incendio de Méntrida (Toledo) apunta a una colilla lanzada desde un coche como origen del fuego, ocurrido a finales del pasado mes.

En aquellos días, la Guardia Civil detuvo a un sospechoso de haber iniciado el fuego que afectó al paraje de la Pineta de Xixona, en Alicante, al tirar una colilla.

Este 'simple gesto' no está detrás de la mayoría de los incendios forestales en España. Aunque, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO), más del 3% tienen su origen en el abandono de colillas en el medio natural.

Aplicando este porcentaje histórico, se calcula que anualmente más de 1.000 hectáreas quemadas podrían ser atribuibles a cigarrillos mal apagados.

La cifra de este año podría ser mayor, ya que en nuestro país se ha batido el récord de hectáreas quemadas desde 1994. Desde Nofumadores.org estiman que los cigarrillos mal apagados habrían arrasado más de 4.000 hectáreas en lo que llevamos de verano.

La asociación considera que este número viene a confirmar la magnitud de un desastre del que se lleva avisando dos décadas.

Hay algunas organizaciones que calculan que entre 1999 y 2019 los cigarrillos mal apagados han quemado más de 40.000 hectáreas de bosque en España, una superficie equivalente a toda la ciudad de Madrid.

Fumadores y no fumadores

La presidenta de Nofumadores.org, Raquel Fernández Megina, asegura a EL ESPAÑOL que este año la situación se ha agravado por otros motivos, aunque el de las colillas también se encuentra entre ellos.

Y es que las colillas arrojadas al suelo pueden suponer un peligro real de incendio incluso si parecen estar apagadas, puesto que contienen materiales inflamables como celulosa o arsénico.

Las razones por las que la ciudadanía aún no es consciente de los peligros que puede tener arrojar cigarrillos mal apagados en el monte no solo apuntan a los fumadores, quienes "han normalizado este gesto, convirtiéndolo en un acto reflejo".

Confiar en la responsabilidad individual de los fumadores ha sido "un error mayúsculo". Aunque los que no lo son también tienen parte de culpa al ser "muy tolerantes" ante este tipo de actuaciones.

En España, arrojar una colilla y provocar un incendio forestal es considerado delito. La pena puede ir desde una cuantiosa multa hasta varios años de prisión, en función de la gravedad de los daños.

Esta tolerancia de los no fumadores responde a "una falta de leyes que sancionen y prohíban estas conductas, especialmente en entornos naturales".

"Cada colilla lanzada desde un coche en nuestras carreteras es una cerilla encendida contra nuestros bosques", dice Fernández Megina. "No hablamos de accidentes inevitables, sino de actos negligentes que provocan la pérdida de vidas humanas y tragedias ambientales".

Desde la asociación han logrado reunir cerca de 80.000 firmas para una petición en la que reclaman que los parques naturales sean declarados espacios sin tabaco. No sólo limitándose a evitar que se tiren colillas, sino directamente prohibiendo fumar.

De prohibición a concienciación

Además de parques nacionales y zonas forestales, entienden que también es "imprescindible" prohibir fumar en vehículos para que desaparezca la posibilidad de tirar una colilla encendida por la ventana del coche.

Fernández Megina es consciente de que llevar a cabo un seguimiento de este incumplimiento de la ley podría llegar a ser "muy difícil". Aunque sí que serviría a otras personas para poder afear la conducta, lo cual también podrían hacer los propios guardas forestales.

La prohibición del tabaco en los parajes naturales "nos llevaría a una mayor concienciación", y sería "una medida preventiva esencial para proteger tanto la biodiversidad como la seguridad forestal".

Y es que aunque en los últimos años las campañas televisivas contra el fuego han desaparecido, ya en la década de los años 60 había anuncios en España que advertían que arrojar cerillas encendidas, colillas sin apagar o encender fuego en el monte era "peligroso".

El objetivo no es otro que aplicar en España una serie de medidas que ya se están llevando a cabo en otros países.

En México, está prohibido desde 2023 fumar en espacios naturales protegidos, al igual que sucede en Australia. En Europa, Francia ha prohibido fumar en bosques con riesgo de incendio.

La "determinación" de estos países contrasta con "la falta de campañas contundentes y la permisividad de la legislación española".

Desde Nofumadores.org, de hecho, consideran que la prohibición de fumar en todos los parques nacionales y espacios naturales protegidos podría incluirse en la tan ansiada reforma de la Ley del Tabaco.

"Las consecuencias del tabaco no sólo se miden en salud pública, sino que también conllevan pérdidas medioambientales y económicas por los incendios. Lo vamos a pagar todos", concluye Fernández Megina.