Fidel Rodríguez.

Fidel Rodríguez. 'Y ahora Sonsoles'.

Ciencia

Fidel (28), rotundo tras sufrir apnea desde pequeño: "Duermo con una máquina que me ayuda a respirar, es una condena"

Fidel dormía mal, se despertaba agotado y no sabía por qué. 25 años después, le diagnosticaron apnea del sueño.

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Dormir bien debería ser sinónimo de descanso, pero para quienes sufren apnea del sueño, las noches se convierten en un campo de batalla

Este trastorno, que afecta a entre el 5 y 10 % de la población adulta en España, según datos del Ministerio de Sanidad, se caracteriza por interrupciones repetidas de la respiración, que pueden durar hasta 20 segundos, durante el sueño.

Aunque muchas personas lo asocian únicamente con ronquidos, las consecuencias van mucho más allá: fatiga crónica, problemas cardiovasculares e incluso deterioro de la calidad de vida.

Fidel Rodríguez, un joven de 28 años, lo sabe de primera mano. "Duermo con una máquina que me ayuda a respirar", confesó ante los micrófonos de Y ahora Sonsoles, programa de Antena 3.

Desde niño arrastra noches de mal descanso, días sin energía y una vida condicionada por un problema invisible a simple vista.

La apnea del sueño no es solo un ronquido fuerte, así lo asegura Fidel. "Las personas que padecemos apnea del sueño cuando dormimos tenemos varios episodios en los que dejamos de respirar", explica.

Estas pausas respiratorias, que pueden llegar a ser decenas en una sola noche, impiden que el cuerpo entre en las fases profundas del sueño.

El resultado es devastador: "Me he pasado 25 años levantándome como si me hubieran dado una paliza", asegura.

Los ronquidos, más que una molestia, son el síntoma más evidente. "El hecho de que se te cierren las vías respiratorias de la nariz hace que tengas que respirar por la boca... eso es lo que produce el sonido del ronquido", describe Fidel.

Este sonido, lejos de ser inofensivo, ha mermado su vida social. "Cuando tienes pareja, se harta de dormir contigo. Me he tenido que ir de la habitación por esto mismo", reconoce.

Tras años de descanso interrumpido, viajes con amigos frustrados y una energía por los suelos, Fidel decidió hacerse una prueba de sueño.

El diagnóstico arrojó que sufría apnea severa. Desde hace ocho meses duerme con una CPAP, un dispositivo que mantiene abiertas las vías respiratorias mediante una presión de aire constante. "Desde el día dos he notado la diferencia", señala.

Aunque el tratamiento ha mejorado su calidad de vida, no deja de tener un precio. "Al final es una especie de condena. Lo mismo, que la máquina te está salvando la vida, a que tienes que dormir enchufado a esto. No puedes no hacerlo porque puedes tener un problema muy grave de salud", detalla el joven.

Fidel explicando cómo funciona la máquina.

Fidel explicando cómo funciona la máquina. 'Y ahora Sonsoles'.

La mascarilla, conectada a un tubo y una máquina que cuesta en torno a los 600 euros, cubiertos por la Seguridad Social, se ha convertido en parte de su rutina diaria

Aunque le ofrecieron la uvulopalatofaringoplastia (UPFP), una alternativa quirúrgica, la descartó por sus riesgos. "Es una cirugía muy invasiva, te cambia la voz y te tiras mucho tiempo recuperándote", confiesa.

Hoy, Fidel puede decir que duerme bien, pero con condiciones. La apnea del sueño sigue siendo un trastorno que no se diagnostica con regularidad

La Sociedad Española del Sueño estima que hasta el 80% de los casos están sin diagnosticar. Para quienes la sufren, la detección precoz y el tratamiento adecuado pueden cambiarlo todo.

Como concluye Fidel, "esto no es un problema que padecen solo las personas con apnea, sino también las de su alrededor".