Felipe Segovia, prominente matemático e impulsor de la educación en España

El pasado 2 de enero se cumplieron diez años del fallecimiento de Felipe Segovia Olmo. Hoy quiero enviar unas líneas en memoria de una figura tan importante para la Educación en España, para la Institución Educativa SEK y para nuestra Universidad Camilo José Cela, de la que fue fundador y primer rector.

Todos aquellos que hemos tratado a Felipe recordamos a este prominente científico y humanista como un hombre de todos y para todos, a quien no importaban las ideas o las categorías. Siempre estuvo limpio de prejuicios y lleno de buena fe, con ganas de perseguir y acertar una noble misión de vida encomendada a la promoción de la excelencia educativa. 

Felipe Segovia nació en Madrid el 29 de septiembre de 1936, y desde su misma infancia estuvo inmerso en el precioso y complicado mundo de la educación, que conoció de primera mano a través de su familia, que constituyó el primer colegio de la Institución Educativa SEK a finales del siglo XIX en Madrid. 

Tras licenciarse en la carrera de Ciencias Matemáticas, completar su formación en Psicología y doctorarse en Filosofía y Ciencias de la Educación, Felipe Segovia se lanzó a poner en marcha una nueva forma de entender la educación, basada en un modelo más flexible, dinámico y libre, plasmado a través del concepto del "aula inteligente". El marco pedagógico que impulsó Felipe Segovia sigue vigente en pleno siglo XXI por su impacto diferencial en procesos como la atención, la participación, la motivación, la creatividad, el pensamiento crítico y el desarrollo emocional de los estudiantes. Siempre se jactó de haber consolidado un modelo antropológico que ponía a la persona en el centro del proceso formativo. 

Firme creyente en la modernización de España, se involucró en numerosos proyectos renovadores. En los años 60 preside la Federación Europea de Centros de Enseñanza y en los 70 trae a España el programa de Bachillerato Internacional, que se implanta por primera vez en los colegios de la Institución Educativa SEK.

A lo largo de los 80, apoya el desarrollo de la educación privada a través de la Asociación de Centros Autónomos de Enseñanza. Y, en los años 90, se sumerge en la creación de la Universidad Camilo José Cela, que poco después saldría a la luz y se convertiría en la primera de educación superior constituida en España en el siglo XXI. Y, en el siglo XXI, preside la Sociedad Cervantina e impulsa la creación de la Real Academia de la Mar. Recibió en vida la Medalla al Mérito Europeo y la Medalla de la Comunidad de Madrid y, de manera póstuma, la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X El Sabio. 

Sin duda, su brillante y vibrante trayectoria pone de manifiesto los férreos valores y principios que le hicieron merecedor del cariño, el reconocimiento, el respeto y la admiración de tantas y tantas personas. En este sentido, quisiera destacar también el brillante papel que jugó siempre a su lado su esposa María Rosa Bonet, quien no solo fue una gran compañera de vida para nuestro fundador, sino que además acompañó a Felipe Segovia en todos sus proyectos profesionales, a quien apoyó y ayudó en cada paso del camino. 

Diez años después, la obra de Felipe está en buenas manos. Su hija, Nieves Segovia, ha sabido recoger el testigo y mantener el pulso innovador que siempre imprimió su padre a todos los proyectos en los que se involucró. El avance continuado de la Institución Educativa SEK y de la Universidad Camilo José Cela que ha comandado Nieves Segovia a lo largo de la última década es el mejor tributo posible a la figura de su padre. 

Para todas las personas que formamos parte de esta comunidad de conocimiento, recordar a Felipe Segovia es casi una obligación. El fundador de la Institución Educativa SEK y de nuestra universidad soñó con una institución como la que hoy tenemos: volcada en la innovación, el emprendimiento, la digitalización y el compromiso social, y centrada en la excelencia y en cultivar el talento y el esfuerzo de todo aquel que pasa por nuestras aulas. 

Sirvan estas líneas como homenaje y muestra de gratitud a un profesional excelente y, sobre todo, un buen hombre.

Decía Felipe Segovia que un buen profesor es aquel que hunde la raíz de todo lo que hace en el amor y el amor. Pues bien, su obra de vida es testimonio del profundo amor que sentía por la enseñanza, que entendió siempre como un proceso vital para la mejora y el embellecimiento de la sociedad. 

Diez años después, te recordamos, te extrañamos y te celebramos. Sigue descansando en Paz, Felipe. Tu magna obra está en buenas manos.