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    Un iceberg flota en un fiordo en Groenlandia.

    El cambio climático puede tener consecuencias para la vida en la Tierra que tan solo se han comenzado a presenciar. El deshielo de los polos, el aumento del nivel del mar, la desertificación y todos los problemas que estos cambios suponen para la flora y fauna del todo el planeta son asuntos sobre los que la comunidad científica lleva años alertando. La solución, o al menos la atenuación de sus efectos, es compleja y requiere de decisiones contundentes.

    La COP25 es la más importante desde la COP21, puesto que en aquella ocasión se firmó el Acuerdo de París, que estableció el marco global de lucha contra el cambio climático a partir de 2020. Entre los objetivos principales, se marcó el de evitar que el incremento de la temperatura media global supere los 2ºC respecto a los niveles preindustriales, y todo parece indicar que dicho compromiso no se va a conseguir.

    Por su parte, España aprobó a comienzos de año el anteproyecto de la Ley del Cambio Climático, y de lograrse formalizar un Gobierno la ley podría hacerse realidad en unos meses. 

    La cumbre que acogerá Madrid esta semana intentará abrir caminos en esa dirección y quizás en esta ocasión sí se alcance el compromiso definitivo. 

    Lucas Jackson (Reuters)
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    Piscinas formadas por el deshielo en la cima del glaciar Helheim, en Groenlandia.

    El deshielo en los polos es una de las consecuencias del cambio climático y uno de lo de los problemas que ha disparado el aumento del nivel del mar, según recogen los científicos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) en un informe hecho público en septiembre, que bajo el paraguas de la ONU analizan el impacto del cambio climático generado por la acción de los seres humanos.

    Sin embargo, los científicos que elaboran el informe no son optimistas con el pronóstico para los próximos años y tal y como recogen en su texto, el problema se agravará incluso si se cumpliera con el Acuerdo de París, que establece que el incremento medio de la temperatura del planeta no debe superar los dos grados respecto a los niveles preindustriales.

    Un informe publicado en la revista Nature Communications cifra en más de 300 millones la población mundial que se verá afectada por inundaciones costeras en 2050. Los países asiáticos como Bangladesh, India, Vietnam, Indonesia y Tailandia serán los peor parados. En España, señalan que las zonas bajo mayor riesgo serán el delta del Ebro, el parque Nacional de Doñana y la albufera de Valencia, donde los afectados superarían las 200.000 personas.

    Lucas Jackson (Reuters)
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    Inundaciones en las inmediaciones del río Rin, en Alemania.

    El cambio climático también provocará fenómenos meteorológicos más bruscos y cambiantes. Por ejemplo, sequías más intensas o inundaciones. Son numerosos los estudios que apuntan cambios notables en el fenómeno de las inundaciones como consecuencia de la influencia del cambio climático, según señalan desde el Ministerio de Transición Ecológica. La comunidad científica ya ha predicho que, a causa de los gases de efecto invernadero y al calentamiento que se ha generado en consecuencia, es probable que las zonas húmedas del mundo lo sean aún más. 

    Las lluvias intensas pueden provocar el desbordamiento de ríos y embalses, con consecuencias a menudo catastróficas para las poblaciones que se encuentran en las proximidades. 

    Según el citado estudio publicado en la revista Nature Communications más de 200.000 personas estarán en España en 2050 expuestas de forma periódica a las inundaciones costeras causadas por el cambio climático. Además, si las emisiones no disminuyen, el número de personas que vivirían en España por debajo del nivel de la marea alta del mar rondaría las 200.000 personas al final del siglo.

    R. Wittek (Efe)
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    El hidrólogo Gideon Groenewald toca las grietas en la arcilla de la presa municipal

    En la otra cara de las inundaciones se encuentran las sequías. Según el IPCC, las emisiones de gases de efecto invernadero aumentarán el calentamiento global y producirán cambios duraderos en el sistema climático, aumentando la probabilidad de eventos extremos. En ese escenario, las sequías podrían volverse más frecuentes en todo el mundo, con un impacto cada vez mayor sobre los recursos hídricos. 

    “Los efectos del cambio climático conducen a un escenario de aumento general de la severidad de las sequías tanto meteorológicas como hidrológicas, debido a los efectos combinados de la reducción de las precipitaciones y el incremento de la evapotranspiración”, apuntan investigadores del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universitat Politècnica de València (IIAMA-UPV).

    Esas sequías ya se han dejado notar en algunos países. Por ejemplo, en Sudáfrica hay regiones donde hace más de tres años que no llueve, con el consecuente desabastecimiento de agua que ello conlleva para los pueblos, las cosechas y los animales. 

    Según el Instituto de Ingeniería de Agua y del Medio Ambiente, en España la región del Mediterráneo será una de las zonas más afectadas por el cambio climático.

    Reuters
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    Donald Trump y Barack Obama, tras la reunión del traspaso de poderes en EEUU.

    En los cuatros años que han pasado desde la cumbre de París, EEUU cambió de presidente. El entonces presidente, Barack Obama, acordó en 2015 cumplir los objetivos, sin embargo, en 2019 Donald Trump ha confirmado que no lo hará.

    Desde un punto de vista ambiental las consecuencias de que el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero abandone sus actuales objetivos de reducción de emisiones son imprevisibles. El director del departamento de investigación atmosférica de la Organización Meteorológica Mundial, Deon Terblanche, calculó en 2017 que la decisión de Trump podría sumar 0,3ºC a la temperatura media global para el año 2100, pero alertó de que sólo era una estimación.

    Otro de los gobernantes que ha hecho declaraciones polémicas en torno al cambio climático ha sido el brasileño Jair Bolsonaro, quien aseguró que no iba a proteger el Amazonas y tenía la intención de salir también del Acuerdo de París, aunque finalmente no fue así. 

    Reuters
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    Greta Thunberg a bordo del catamarán 'La Vagabonde' con el que viaja hasta España.

    Aunque no ha sido vox populi, como ocurre todos los años, en 2018 también hubo COP. Fue en Katowice, Polonia. Allí habló la que entonces era una desconocida Greta Thunberg. En el casi un año que ha transcurrido desde entonces su fama ha crecido exponencialmente. En aquellas, era una niña que sólo faltaba al colegio los viernes. Este curso se lo ha cogido sabático y el planeta entero está pendiente de ella. Su discurso en la cumbre de la ONU ha sido uno de los momentos del año, y su activismo ha logrado movilizar a miles de personas en todo el mundo. 

    Ahora, Thunberg viaja hasta España para acudir a la cumbre y la travesía ha sido todo un periplo. Como Thunberg evita viajar en avión para crear conciencia sobre el impacto de este medio de transporte en la crisis climática, la activista pidió ayuda para llegar a Madrid. Finalmente, una pareja de youtubers la acogió en su barco y en estos momentos viaja desde Hampton, en la costa de Virgina en Estados Unidos, hasta Lisboa, en Portugal. 

    Se prevé que el barco atraque en Lisboa a mediados de semana, donde la activista tratará de llegar hasta Madrid en coche eléctrico. Para ello, la Junta de Extremadura le ha ofrecido un vehículo eco para llegar a la cumbre del clima, pero las infraestructuras españolas prometen complicar el viaje. 

    Reuters
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    Manifestantes contra el cambio climático en Atenas (Grecia).

    La presión en las calles también ha ido en aumento en todo el mundo. El movimiento "Fridays for Future" inspirado en lucha de la la activista Greta Thunberg ha sacado a miles y miles de personas a las calles de todo el mundo para pedir un compromiso real y urgente de los estados en la protección del medioambiente y la lucha contra el cambio climático. 

    Las protestas se han sucedido en muchas ciudades, y el pasado 27 de septiembre se produjo una huelga mundial por el clima que llevó a miles de personas a concentrarse en las calles en más de 150 países. 

    Esta semana también hay convocadas grandes manifestaciones en el marco de la COP25. En Madrid y Santiago de Chile, cuyos gobiernos centrales son coanfitriones de la cumbre, las movilizaciones por el clima serán el viernes 6 de diciembre. 

    Reuters
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    Un niño recoge vasos de plástico de un río contaminado en Yakarta.

    Otra de las facetas de la contaminación del medioambiente tiene que ver con los plásticos de los millones de productos que se consumen en todo el mundo y, en concreto, los microplásticos, que terminan formando parte de los ecosistemas. 

    Los microplásticos son piezas muy pequeñas de material plástico que contaminan el medioambiente. Debido a que no se biodegradan, los microplásticos terminan siendo absorbidos o ingeridos por muchos organismos, alojándose en sus cuerpos y tejidos, también en los seres humanos. 

    La ONU declaró en 2017 que hay hasta 51.000 millones de partículas microplásticas en el mar. Estas pueden ser ingeridas por animales marinos y terminar en los humanos a través de la cadena alimenticia. También están presentes en alimentos y bebidas, incluso en el agua del grifo. Además, se han descubierto partículas de plástico en heces humanas.

    Estos plásticos y microplásticos forman parte también de los ecosistemas, acumulándose en mayor medida en los océanos donde podría suponer hasta el 90% de toda la basura que se encuentra en las aguas, donde crece sin parar, a un ritmo de ocho millones de toneladas al año. 

    Reuters
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    Montones de peces muertos yacen junto a desperdicios en la presa municipal

    Todas las consecuencias del cambio climático tendrán repercusiones impredecibles para la vida en la tierra, no solo para los seres humanos, sino para todas las formas de vida animales y vegetales. Los cambios de temperatura, las inundaciones, las sequías y la contaminación terminarán con la vida de muchas especies y las que sobrevivan tendrán que adaptarse a las nuevas circunstancias. Surgirán nuevas enfermedades y otras tantas podrían alcanzar zonas donde se creían erradicadas. Por ello, la comunidad científica alerta de la necesidad de poner en marcha cuanto antes medidas que palien esas consecuencias y protejan el medioambiente. Y eso solo será posible con el compromiso real de todos los estados. 

    Reuters