El idioma de la solidaridad es el lenguaje universal, y en los tiempos que corren es más vital que nunca. Lo que se está viviendo en Ucrania está conmoviendo a toda la población, y, más aún, sí como Yulia eres rusa y trabajas con una compañera ucraniana Tatiana. Por este motivo, “y sin ser nada especial, simplemente una ayuda como está haciendo todo el mundo”, ha decidido que su academia de idiomas ofrezca un curso de español gratuito para los refugiados ucranianos que están llegando durante estos días a la ciudad. “La mejor manera de romper la barrera del idioma y de poner nuestro granito de arena”, afirma.

“Se intenta ayudar con lo que se puede, y nosotros son los idiomas”, reconoce la dueña del centro de idioma Soyuz situado en la calle Cardenal Mendoza. El llamamiento realizado a través de las redes sociales ha sido un éxito y el cupo de alumnos está cubierto. En un principio iba a ser de 10, pero finalmente se ha decidido que sean 12. Y podrían ser más, pero la academia se queda pequeña, por lo que Yulia hace un requerimiento para que alguien pueda ceder una instalación más grande.

Aula más grande y ayudas para material

Otro “problema” con el que se ha encontrado es el gasto del material. En estas clases se usa fotocopias y material de papelería que tiene un coste, por eso está manteniendo reuniones con la Universidad de Valladolid y con tiendas de reprografía para que  “pueden echar una mano”, y que como reconoce “la solidaridad está bien, pero no es gratis”.

El perfil de la persona que comenzará este lunes las clases, con profesora nativa ucraniana, es de madres y abuelas de entre 30 y 50 años, aunque también han recibido llamadas preguntando por cursos para niños y niñas pero de momento no es posible. De momento hay lista de espera para un curso de 30 horas y que Yulia define como “de supervivencia” para poder desenvolverse bien en un país nuevo y con un idioma totalmente diferente que se convierte en una de las principales barreras para amoldarse a la nueva vida.

“Quizás en medio año puedan ya hablar bien”, asegura la dueña de una academia que pertenece a la Unión de Profesores Rusoparlantes de España y que lleva en marcha desde hace ochos años en Valladolid, y donde también se pueden aprendes otras lenguas como japonés, inglés, ruso y ucraniano.

Tristeza

En la entrada a la academia se puede ver un cartel con las banderas rusa y ucraniana donde reivindica un 'no a la guerra'. “Lo estoy viviendo con mucha tristeza, todos los problemas se solucionan desde la palabra, nunca con las armas”, lamenta Yuri.