
Presentacion de la memoria anual de Caritas Valladolid en el Arzobispado
La radiografía de la pobreza en Valladolid: el precio del alquiler de la vivienda lastra a los más vulnerables
Cáritas Valladolid celebra este domingo 22 de junio el Corpus Christi rindiendo cuentas y renovando su compromiso con los más vulnerables.
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“Mientras haya personas, hay esperanza”: este es el lema que guiará la labor de Cáritas Valladolid durante los próximos doce meses, una afirmación que cobra todo su sentido este domingo 22 de junio, cuando la Iglesia celebra la solemnidad del Corpus Christi y, con ella, el Día de la Caridad.
Cáritas aprovechará esta jornada para rendir cuentas ante la sociedad y agradecer la implicación de todas las personas que hacen posible su misión de acompañar a quienes más sufren.
Durante el año 2024, Cáritas Diocesana de Valladolid ha acompañado a 9.058 personas directamente, y su acción ha tenido un impacto positivo en otras 2.468, alcanzando así un total de 11.526 personas beneficiadas.
“Estas cifras reflejan el compromiso continuo de la organización con las personas en situación de vulnerabilidad, muchas de ellas afectadas por carencias múltiples que requieren procesos de acompañamiento cada vez más largos y complejos”, aseguran en su nota de prensa.
Un dato significativo: el 35% de las personas han sido atendidas a través de dos o más programas de la entidad, lo que evidencia la interdependencia de las problemáticas que enfrentan.
Cáritas ha querido poner el acento este año en el papel esencial de las personas voluntarias: 466 personas que, junto con 71 profesionales, han hecho posible la puesta en marcha de 115 proyectos en toda la provincia.
Gracias también a las aportaciones de 1.696 socios y donantes, que han permitido cubrir el 71% del gasto anual, un 6% más que en 2023.
En 2024, Cáritas Valladolid ha centrado su mirada en dos realidades especialmente preocupantes. Por un lado, la transmisión intergeneracional de la pobreza, abordada a través del Congreso Nacional de Infancia, Juventud y Familia celebrado en noviembre.
“Ya se acompaña a terceras generaciones de familias en situación de exclusión, lo que ha llevado a aumentar los proyectos con infancia en más parroquias”, explica.
Por otro lado, la entidad ha alertado sobre la vulneración del derecho a una vivienda digna. Un estudio interno revela que el 51% de las familias dedican más del 30% de sus ingresos solo al alquiler, viéndose forzadas a cambiar de hogar cada tres años.
En este ámbito, se ha reforzado la acción del Programa de Personas Sin Hogar, que ha acompañado a casi 600 personas y estrenado una nueva ubicación con servicios mejorados.
Uno de cada tres desempleados está en exclusión social severa. Frente a esta realidad, Cáritas ha atendido a 1.648 personas desde su Programa de Empleo y Economía Solidaria, logrando que el 36,8% de quienes han seguido un itinerario personalizado consiguieran un empleo.
Además, se ha reforzado la animación comunitaria en parroquias, fomentando la participación y el voluntariado entre las propias personas acompañadas.
Mujeres, mayores, infancia y salud mental
En cuanto a los colectivos más vulnerables, Cáritas ha dado pasos significativos:
Mayores: consolidación de actividades para combatir la soledad.
Infancia y juventud: más parroquias implicadas para frenar la pobreza heredada.
Mujeres: aumento de plazas residenciales para mujeres gestantes y víctimas de violencia machista.
Salud mental: 392 personas han recibido atención psicológica, y los agentes de Cáritas han sido formados en acompañamiento emocional.
La solidaridad internacional sigue presente en la acción de Cáritas, que ha respondido a emergencias como la DANA o las crisis en Tierra Santa y Myanmar. Además, continúa su colaboración con el Vicariato de Puyo (Ecuador) y ha iniciado un proyecto junto a Cáritas Nador (Marruecos).
Cáritas ha querido agradecer especialmente el apoyo de los medios de comunicación, y muy en particular el de la Delegación Diocesana de Medios, por su labor de sensibilización. Porque, como recuerda su lema, “Mientras haya personas, hay esperanza”. Y esa esperanza vive en los gestos cotidianos de miles de personas que siguen apostando por un mundo más justo y fraterno.