
El hostelero Miguel Trejo detrás de la barra de la Bodega Paco, en el barrio vallisoletano de Las Delicias, durante la entrevista con EL ESPAÑOL de Castilla y León
Miguel Trejo, hostelero de Las Delicias: "Gracias a las chapas los días de Semana Santa son de los más fuertes del año"
Este vallisoletano asegura que las jornadas de la Pasión son días "de trabajo intenso" y que acude a su bar "incluso gente de fuera" para conocer este juego de azar milenario.
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La Semana Santa de Valladolid cuenta con reconocimiento en toda España por ser la que con mayor fidelidad y detalle representa la Pasión pero también por la belleza y relevancia histórica de las impresionantes tallas barrocas que desfilan en las procesiones.
Se trata del principal acontecimiento cultural y turístico de la ciudad y va mucho más allá de lo religioso, ya que congrega a decenas de miles de visitantes deseosos de contemplar el auténtico museo al aire libre en el que se convierte Valladolid durante estas jornadas.
Un evento que fue reconocido como de Interés Turístico Internacional en 1981 y que se encuentra estrechamente vinculado a la escuela barroca castellana en cuyo seno vieron la luz algunas de las más importantes tallas de la ciudad.
Gregorio Fernández, Juan de Juni, Andrés de Solanes, Francisco del Rincón y Pedro de Ávila fueron algunos de los genios que alumbraron la actual Semana de la Pasión vallisoletana.
Pero la Semana Santa de Valladolid va más allá de las procesiones y no se puede entender sin tradiciones populares como el juego de las chapas, que es un auténtico distintivo de las jornadas de la Pasión tanto en la ciudad del Pisuerga como en Castilla y León.
Un mítico bar de barrio
El hostelero Miguel Trejo, de 51 años, es el propietario del mítico bar Bodega Paco en el barrio vallisoletano de Las Delicias, un histórico local que ha protagonizado la vida de esta zona obrera desde su apertura en 1980 ya que en su interior han compartido alegrías, emociones y momentos únicos tres generaciones de vallisoletanos.
Conocido por sus míticos cachis, por su peña de la Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo −una de las más multitudinarias de la ciudad− y por las múltiples actividades que organizan, desde los dardos hasta las motos, este icónico bar de barrio sigue manteniendo hasta hoy la esencia de una taberna de toda la vida.
Durante la Semana Santa, la Bodega Paco centra prácticamente toda su actividad en el icónico juego de las chapas, que lleva organizando más de 40 años, desde poco después de la apertura del establecimiento, y que dota de una gran afluencia al local entre el Jueves y el Sábado Santo.
"Nosotros en Semana Santa tenemos más clientes sobre todo por el tema de las chapas y son de los días más fuertes del año", asegura Trejo en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León. Una actividad que permite al bar una afluencia con la que no cuentan la mayor parte de establecimientos de barrio durante esas jornadas.

El hostelero vallisoletano Miguel Trejo durante la entrevista con EL ESPAÑOL de Castilla y León
Con todo, Trejo puntualiza ese aspecto. "Es verdad que las procesiones afectan en el sentido opuesto porque la gente se va al centro pero siempre que la gente sale en algún momento vuelve o si va a ir a las procesiones pues se toma un café antes de irse, entonces ese movimiento de gente siempre te influye para bien", asegura.
Una tradición milenaria
El juego de las chapas tiene varios protagonistas. Un organizador, que en el caso de que sea en un local cerrado deberá ser el titular del establecimiento público, un baratero, el que dirige el juego en cada corro y que tirará las monedas al aire y un ayudante del baratero, quien le auxilia en sus labores de control y dirección del juego.
El tradicional juego de las chapas en Castilla y León se viene celebrando desde tiempos inmemoriales y tiene su origen en rememorar el sorteo que hicieron los soldados romanos de la túnica de Jesucristo antes de su crucifixión.
Se juega con monedas antiguas de dos 'perras gordas', que era la moneda de 10 céntimos del reinado de Alfonso XIII. En el reverso se pinta una cruz o aspa para que los que están presentes puedan ver con más claridad si ha caído cara o cruz (también conocida como lis).
El juego consiste en lanzar dos monedas al aire con la posibilidad de que salgan dos caras o dos cruces, que es lo que genera las apuestas ya que si salen cara y cruz no gana nadie, se deberá repetir la jugada. El lugar en el que se desarrolla el juego es el corro alrededor del baratero.
Las chapas, estando cruz con cruz, se lanzan al aire lo más vertical posible. Cuando es en un local cerrado y ha dado en el techo hay que repetir el lanzamiento y si al caer al suelo salen caras ganan los que hayan apostado a caras mientras que si salen cruces los que hayan apostado a esta posibilidad.
Días de trabajo "intenso"
Trejo asegura que se trata de un juego que actualmente está "totalmente controlado y legalizado". "Es un juego de azar que se permite en esas fechas bajo una serie de requisitos y viene tradicionalmente de los soldados romanos que se jugaban la túnica de Cristo para ver quien se la quedaba", apunta.
Este hostelero comenta que el baratero es "la figura que gestiona y controla el juego" y que "hay una persona que apuesta contra el resto de los usuarios".
"Lanzan las monedas y si las monedas caen como él ha dicho, ya sea caras o lises, pues dobla su apuesta y sino pierde su apuesta y gana el resto del público. En el momento en que una persona pierde pasa al siguiente", añade.
En lo que se refiere a las procesiones, Trejo asegura que no afectan a su negocio, ya que la procesión del Viernes de Dolores por la noche en el barrio de Las Delicias, el Vía Crucis de la Exaltación de la Santa Cruz y Nuestra Señora de los Dolores, "a veces pasa cerca del bar pero no afecta en ningún sentido".
En la Bodega Paco, el trepidante juego de las chapas se iniciará el Miércoles Santo a las 0:00 horas de la noche, es decir, al inicio del Jueves Santo, ya que cuentan con el permiso para jueves, viernes y sábado, dando por finalizado el juego el sábado por la noche.
"Son días de los más fuertes del año y viene mucha gente de fuera que no lo conoce aunque no jueguen, solo por verlo", señala.
Este hostelero asegura que vive las jornadas de la Pasión vallisoletana de forma "muy intensa" y con "mucho trabajo" ya que las chapas permiten poco tiempo para el descanso y, al tradicional juego, se suma la afluencia de un mayor número de clientes al bar debido a las vacaciones.
Trejo lamenta que cada vez queden menos corros tradicionales de chapas en la ciudad de Valladolid, ya sea por falta de baratero o por pérdida de tradición, pero los aficionados de este milenario juego siempre tendrán en la Bodega Paco del barrio de Las Delicias un lugar para disfrutar y dar rienda suelta a su pasión.