Luisma y su hijo Álvaro entrenando en una montaña para el reto del Mont Blanc

Luisma y su hijo Álvaro entrenando en una montaña para el reto del Mont Blanc Álvaro Guerra

Valladolid

Álvaro y su reto "más bestia" subiendo el Mont Blanc junto a su padre: "Mi conexión con la montaña es por él"

Una aventura que tendrá como resultado un documental en el que proyectará este recuerdo y todo el proceso con el fin de que pueda "servir de inspiración".

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Dicen que nada se compara al amor que puede sentir un padre por su hijo, y viceversa. Ellos hacen de guía, de faro de luz, te enseñan a valorar lo realmente importante y, con el paso de los años, hasta logras compartir pasiones. 

Esta es la historia de Álvaro Guerra y su padre Luisma, dos vallisoletanos que se han propuesto hacer el reto de sus vidas: subir al Mont Blanc.

"Desde pequeño he tenido una conexión con la montaña gracias a él. Siempre quiso que lo hicieramos juntos porque él fue e hizo cima en 2006", explica en declaraciones a EL ESPAÑOL- Noticias de Castilla y León.

Un reto que lleva rondando por sus cabezas mucho tiempo. Tal es así que Álvaro, un año, le regaló a su padre por Reyes un vale para que subieran al Mont Blanc, pero nunca llegaba. Ahora es el momento perfecto y será el 7 de julio cuando se embarquen en esta aventura.

La preparación está requiriendo un gran esfuerzo físico y mental. Están corriendo unos nueve o diez kilómetros tres veces por semana con un desnivel de 250 metros. Otros días se enfocan en fortalecer tronco y muslos. 

Álvaro junto a su padre en una montaña cuando él era pequeño

Álvaro junto a su padre en una montaña cuando él era pequeño

En ocasiones, suben unos 100 pisos de escaleras, de dos en dos, y con una mochila de cinco kilos. A mayores, cada fin de semana realizan una ruta larga, de hasta 20 kilómetros por la montaña con más de 1.000 metros de desnivel.

"A medida que vayamos avanzando y se acerque el momento, incrementaremos la actividad. Es importante entrenar en altitud, cuanto más alto, mejor", sostiene. 

Desde que comenzaron a plantearse la aventura, para Álvaro está siendo un proceso de cambios, sobre todo mental. "Había cosas que me parecían imposibles y ahora veo que puedo, que no está tan lejos", asegura. 

La idea es que estén por allí unos días antes para ir completando otros pequeños retos e ir familiarizándose con el entorno. Subirán una montaña de 4.000 metros llamada Breithorn, luego irán al Valle de Aosta en Italia y subirán otra cima llamada Gran Paradiso para rematar con el Mont Blanc.

Un reto que no harán solos, ya que irán acompañados de dos guías durante todo el camino para prevenir cualquier riesgo dado que "hay grietas, que están tapadas por la nieve, zonas peligrosas" y estos especialistas saben cuáles son los caminos seguros.

"Es lo más bestia que he hecho", asegura. Pero en todos los sentidos porque su mentalidad ha cambiado. Recuerda que de pequeño siempre le han considerado "débil porque era delgado, sin resistencia" y esta aventura le está permitiendo descubrir que puede hacer muchas más cosas de las que creía.

Pero es que el subir la montaña granítica culminante de los Alpes no le parecía suficiente y, además, va a grabar un documental sobre todo el proceso que está viviendo y los escenarios a los que se enfrentan y enfrentarán durante su andadura.

Álvaro tiene experiencia en el sector y ha grabado documentales bajo el agua, pero este es especial, diferente -y no solo porque vaya con su mejor compañero, que también- sino por el esfuerzo físico y la planificación que requiere.

A 5.000 metros de altitud, con el peso de las cámaras y a bajo cero. Estos serán los tres factores que deberá manejar el vallisoletano cuando intente llegar a la cima. Pero lo hace con la ilusión y el amor de lograr que llegue a muchas personas.

"Me gusta contar historias largas que puedan marcar. Es un recuerdo para recordar que estamos vivos y que también sirva de inspiración para los que se animen a verlo", asegura.

Lo que está claro es que padre e hijo se unirán en el proyecto más emocionante de sus vidas. Y lo harán de la mano. Ese será el mejor regalo que guardarán en su memoria para siempre.