Jesús Ángel de la Fuente Rico en el cementerio de El Carmen de Valladolid

Jesús Ángel de la Fuente Rico en el cementerio de El Carmen de Valladolid

Valladolid

De militar en la Base Cid Campeador a enterrador: “Se nos saltan las lágrimas porque somos humanos”

  • Jesús Ángel de la Fuente Rico suma 12 años como trabajador de Nevasa en Valladolid, después de haber ejercido otras profesiones muy distintas
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1 noviembre, 2022 07:00

La Iglesia católica celebra, cada 1 de noviembre, la festividad de Todos los Santos, es decir, de todas las personas anónimas que pasan por ser ya santas y a las que sus familiares más cercanos ponen flores sobre sus nichos y tumbas, o visitan el lugar en el que han esparcido las cenizas de su difunto.

Una fiesta que está consagrada a todas las personas que han pasado a mejor. Fue el Papa Gregorio III el que trasladó la fiesta al 1 de noviembre en respuesta a la celebración pagana del Año Nuevo Celta, que se produce el 31 de octubre.

De ritos fúnebres y de cementerios sabe mucho Jesús Ángel de la Fuente Rico. Vallisoletano de nacimiento y de 48 años, acumula 12 como enterrador en la ciudad del Pisuerga y hoy vive otro Día de Todos los Santos como uno más. Él acompaña al dolor de las personas que lloran por la pérdida de un ser querido, lo hace día a día.

De militar al cementerio

“Antes de empezar a trabajar en Nevasa fui militar profesional en la Base Cid Campeador, en el Regimiento de Artillería de Campaña 11. También trabajé en un laboratorio de revelado de fotografía industrial y en una fábrica de asientos para vehículos. Después me centré en formarme para cambiar de sector. Realicé un curso de jardinería, fitosanitarios y carretillas y surgió la oportunidad de Nevasa”, explica Jesús Ángel en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

Comenzó en la funeraria municipal en el año 2010. Suma ya casi 13, por tanto, en la misma. Después de unos cursos con contratos temporales, firmó el indefinido y se le ve feliz. Cada día ha adquirido más conocimientos y ahora es capaz de cumplir con cualquiera de las funciones que se le exijan, dentro de su profesión.

Para él, su trabajo, es algo “altamente gratificante” aunque “tenga un componente de estrés que se hace duro”. El proceso en el que intervienen para acompañar a las familias en el luto y ver la gratitud que les muestran los familiares “nos hace sentir bien”, explica y es que hacen una labor de gran importancia

Su labor es mantener los cementerios en buen estado, conseguir los certificados médicos, las licencias en registro y/o en juzgados, incineraciones, enterramientos, reducciones, traslados, recogida de fallecidos o traslado a iglesias y cementerios. Nuestro entrevistado hace un poco de todo, dependiendo de cada día.

Jesús Ángel de la Fuente Rico en el cementerio de Las Contiendas

Jesús Ángel de la Fuente Rico en el cementerio de Las Contiendas

La incógnita de no saber cuántas personas van a fallecer

El jefe de mantenimiento es el que se ocupa, cada día, de distribuir los trabajos al comenzar la jornada, siempre con cierta flexibilidad porque, sobre la marcha siempre aparecen eventualidades que hay que solventar.

A la hora de enterrar, en los tres cementerios municipales: el del Carmen, Las Contiendas y Puente Duero, Jesús Ángel nos explica que el primero cuenta con sepultura de tierra, en las que hay que hacer el hoyo hasta llegar al último cuerpo, adentrando el féretro en la tierra con cuerdas mientras que en el segundo no se utiliza ya este sistema.

En un trabajo como este, apunta, que el mayor problema con el que se pueden encontrar es el de “no poder dedicar el tiempo que cada familia merece”. “No sabes cuántas personas van a fallecer cada día y cuantos entierros vas a tener que cubrir”, añade el vallisoletano.

En cuanto a la emoción de la profesión y al hecho de tener que acompañar a muchos en el momento más duro explica que “es difícil no pensar que podríamos ser nosotros” y añade que “a muchos se nos saltan las lágrimas en el oficio porque somos humanos”.

Jesús Ángel con su coche fúnebre

Jesús Ángel con su coche fúnebre

Un día especial

Este enterrador pucelano con más de una decena de años en Nevasa es feliz en su oficio y quiere seguir creciendo en la empresa. Unos días en un cementerio, otros días en otro. Eso sí, más en Las Contiendas, apunta. Cada día es un reto para él y afronta cada jornada como si fuera la primera.

El Día de Todos Los Santos es especial en muchos sentidos. Personalmente, en esta jornada culmina un año duro de mantenimiento de sepulturas, limpieza, jardinería… que se realiza durante todo el curso. Este día se aprecia mucho más el esfuerzo y el trabajo. La labor que hacemos. Vemos un cementerio muy colorido y lleno de personas que vienen a ofrecer las flores a sus difuntos. Es muy emotivo”, añade.

Un día especial, de recuerdo y luto para muchos por cualquier ser querido. Un día en el que nuestro entrevistado volverá a apoyar al que lo necesite en el trago más duro de la vida, a base de empatía y sentimiento.

Jesús Ángel

Jesús Ángel