Una de las salas del Museo de Valladolid

Una de las salas del Museo de Valladolid

Valladolid

Un paseo por los tesoros que habitan en los museos de Valladolid: las piezas que no puedes perderte

Las pinacotecas de la ciudad albergan colecciones de todas las épocas y para todos los gustos, que no pasan desapercibidas entre los visitantes

26 septiembre, 2022 07:00

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Los museos de Valladolid albergan auténticos tesoros. Tesoros de todas las épocas de nuestra historia, desde el Paleolítico hasta la Edad Contemporánea. Tesoros para los amantes de las artes, pero también de las ciencias. Tesoros únicos, pero que algunos vallisoletanos desconocen que tienen a pocos pasos de su casa. Tesoros que, por otra parte, no dejan de ser un reclamo para los visitantes que llegan a la ciudad con ganas de enriquecerse culturalmente.

Valladolid es la sede de pinacotecas tan importantes como el Museo Nacional de Escultura, el Museo Patio Herreriano de Arte Contemporáneo, el propio Museo de Valladolid, el Museo de la Ciencia o el de la Universidad. Todos ellos acogen singulares colecciones entre las que se encuentran piezas de todo tipo, que destacan por su originalidad, por su autor o por su historia particular.

Los centros museísticos de la ciudad no solo atesoran destacadas colecciones pictóricas, sino también escultóricas o arqueológicas. La tecnología y las innovaciones de las últimas décadas no dejan de tener cabida en los museos vallisoletanos, de tal forma que estos son espacio para personas con todo tipo de intereses.

El Museo de Valladolid: arte dentro de una obra de arte

Un exponente de la arquitectura del siglo XVI en Valladolid alberga piezas de toda la historia de la ciudad y de la provincia. Hablamos del Museo de Valladolid, cuya sede, el Palacio de Fabio Nelli, ya es, en sí misma, una obra de arte.

Una de las piezas que más llama la atención de los visitantes en este museo es el Sillón del Diablo, que data de finales del siglo XVI, aunque la leyenda que lo envuelve se ambienta a comienzos de dicha centuria. Según el relato tradicional, que se publicó en un libro y a partir de ahí, la historia fue evolucionando, el sillón se encontraba en la antigua capilla de la Universidad de Valladolid, colgado de la pared y boca abajo, a la altura necesaria para que nadie pudiera sentarse sobre él. Se cuenta que el asiento perteneció a un médico que fue ajusticiado por realizar disecciones en vivo. Este habría afirmado que quien se sentara en él podría curar enfermedades, pero quien se sentara tres veces sin ser médico o tratara de destruirlo, moriría.

Sillón del Diablo en el Museo de Valladolid

Sillón del Diablo en el Museo de Valladolid

Entrar en el Museo de Valladolid es volver a los orígenes de la provincia y de la capital. En él se puede observar desde el cuerno de un mamut hasta el Neolítico, pasando por la Edad de Piedra y los primeros asentamientos descubiertos en los yacimientos hallados en diferentes zonas de Valladolid, como el de Villanueva de los Caballeros o el de Fuente Olmedo. De este último, destaca un rico ajuar relativo al enterramiento de un joven de 18 años, que ya nos habla de "un puesto social heredado, es una muestra de una sociedad ya compleja", tal como explica el conservador del museo, Fernando Pérez.

En esta pinacoteca también puede verse un casco romano de la época republicana, que tal vez "lo perdió un romano o pertenecía a la colección de algún vacceo", explica Pérez. De tiempos de los romanos también alberga otras destacadas piezas, como la Tabula de Montealegre de Campos, relativa a la renovación de un antiguo pacto. O un busto romano de gran calidad que probablemente fue creado por artistas itinerantes griegos formados en Asia Menor, que iban ofertando sus habilidades a las personas pudientes. De la herencia grecorromana también es muestra la estatua de Isis, que si bien no debió ser un culto muy extendido con la zona, probablemente perteneciera a alguna fuente de la época que fue trasladada a Valladolid.

A los vallisoletanos, además, les llamarán poderosamente la atención las dos diferentes maquetas de la ciudad que alberga el museo, entre ellas la de los siglos XI y XI, que nos traslada a los tiempos del conde Ansúrez. O el sarcófago donde fue enterrado el infante Alfonso, hijo de Sancho IV de Castilla y María de Molina, en 1291, y los ropajes que lo acompañaban. A modo de curiosidad, en el mismo sarcófago aparecieron los restos de un gato.

Sarcófago del infante Alfonso en el Museo de Valladolid

Sarcófago del infante Alfonso en el Museo de Valladolid

Otras piezas curiosas del Museo de Valladolid son una silla de manos que servía como medio de transporte y que, en el siglo XVIII se utilizó como confesionario; una espada que se atribuye al Pedro Ansúrez, a pesar de que sus características no coinciden con la época del conde; o el pico y la pala que, de modo simbólico, fueron utilizadas por el duque de Victoria en la inauguración del Ferrocarril en 1856.

Volver a la Edad Moderna a través de la escultura

No es posible dar un paseo por las pinacotecas vallisoletanas sin pasar por el Museo Nacional de Escultura, único en el continente europeo. Entre su colección, predominan obras del Renacimiento y del Barroco, la etapa dorada de la escultura en España. Pero a pesar de que la especialidad de este museo es esta disciplina artística, no solo contiene una rica colección escultórica, sino que también almacena piezas pictóricas, dibujos, mobiliario o un valioso fondo documental que incluye textos o fotografías.

Visitar el Museo Nacional de Escultura es visitar la España de la Edad Moderna. Entre la gran muestra de la pinacoteca, se encuentran retablos, sillerías o su gran belén napolitano, y se dan cita autores tan importantes como Alonso Berruguete, Juan de Juni, Gregorio Fernández, Felipe Bigarny, Alonso Cano, Luisa Roldán, e incluso pintores como Rubens o Zurbarán.

Pero si hay una pieza que sobresale en este museo es su belén napolitano, el más grande de España y uno de los más importantes de Europa, dotado de 620 figuras del siglo XVIII. A pesar de tratarse de una gran obra de arte, está compuesta, a su vez, por pequeñas obras de gran calidad artística.

Belén napolitano en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid

Belén napolitano en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid Miriam Chacón Ical

Arte contemporáneo

Valladolid también es espacio para el arte contemporáneo, que encuentra un hueco en el Museo Patio Herreriano, que alberga "una de las colecciones de arte español más importantes de nuestro país", en palabras de su director, Javier Hontoria. Si un artista destaca en esta pinacoteca es Ángel Ferrant, considerado uno de los artistas más relevantes del país en las décadas centrales del siglo XX. Ferrant es el protagonista de una gran exposición en la que "el artista entra en diálogo con creadores coetáneos", señala.

Es singular en este museo su gran colección de la vanguardia española entre los años 1915 y 1956, con "obras de altísimo nivel", tal como define Hontoria. El museo acoge las obras de artistas "cruciales para entender el modo en el que se fraguó la vanguardia en nuestro país", como Julio González, Maruja Mallo, Remedios Varo, Alberto Sánchez, Ángeles Santos o Benjamín Palencia. Actualmente, el centro se encuentra inmerso en la preparación de una muestra centrada en los años 80, que se inaugurará a finales de noviembre de este año.

El arte contemporáneo también tiene una importante presencia en el Museo de la Universidad de Valladolid (MUVa), centrado en "artistas que viven, trabajan o han nacido en el ámbito geográfico de la UVa", señala el director, Fernando Díaz-Pinés. Esta pinacoteca abrió sus puertas en el año 2000, y desde entonces, no ha dejado de ampliar su colección, entre la que se incluyen obras de artistas como Gonzalo Martín-Calero o Pablo Sarabia.

Arte contemporáneo en el Museo de la Universidad de Valladolid

Arte contemporáneo en el Museo de la Universidad de Valladolid

Pero el MUVa también contiene una importante muestra de obras de siglos anteriores, entre las que destaca el cuadro 'Entrada de Jesús en Jerusalén', del pintor barroco Claudio Coello en 1660. Como museo universitario, el centro es una buena representación de la historia de la Universidad de Valladolid, y en él se pueden ver antiguas orlas, objetos religiosos vinculados al Colegio de anta Cruz, escudos, retratos de catedráticos y elementos ceremoniales. Esta variedad de piezas artísticas puede verse en la colección de Historia y Arte del museo, que también alberga una interesante colección de ciencias biomédicas y de ciencias naturales.

La UVa también presta su espacio para la colección de arte africano de la Fundación Arellano Alonso, que no pertenece al MUVa, pero actualmente ocupa un espacio en el Palacio de Santa Cruz.

Para amantes de la ciencia

Los amantes de la ciencia y la tecnología también tienen en Valladolid un rincón donde descubrir la historia de estas disciplinas: el Museo de la Ciencia. Este centro, situado en la avenida de Salamanca, alberga el único coche de España declarado Bien de Interés Cultural (BIC): el primer Renault 4 CV fabricado en la factoría vallisoletana FASA, en el año 1953.

El Museo de la Ciencia traspasa las fronteras terrestres. Y es que la pinacoteca también alberga varios fragmentos del meteorito originado entre Marte y Júpiter que cayó en Villalbeto de la Peña (Palencia), el 4 de enero de 2004. Este no es un meteorito cualquiera. Gracias a él se ha descubierto la presencia de agua líquida en partes más lejanas del Sistema Solar de lo que hasta hace poco se creía.

Y de vuelta a la Tierra, y concretamente a Valladolid, su Museo de la Ciencia también permite a sus visitantes conocer algo más sobre la historia de la informática y las nuevas tecnologías. Una de sus piezas más llamativas es el supercomputador Cray 1-S/2000, uno de aquellos ordenadores que podían ocupar salas enteras. Este, en concreto, fue puesto en funcionamiento por la empresa casa en el año 1988, y su velocidad superaba en cien veces a la de cualquier otro ordenador del momento.