Alba Galán durante su estancia en Noruega

Alba Galán durante su estancia en Noruega Cedida

Soria

La enfermera soriana que regresó de Noruega ganando 3.000€ al mes: “No está bien visto estar estresada. Te animan a parar”

Alba Galán destaca la gran diferencia entre el sistema sanitario noruego y el español. “En Noruega, el cuidado es mucho más individualizado. Los tiempos los marca el paciente. Hay menos carga laboral".

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Alba Galán es una joven enfermera de El Burgo de Osma (Soria). Hace unos años decidió dar un giro a su carrera profesional y personal al mudarse a Noruega, 2.850 kilómetros de distancia, poco después de terminar la universidad.

Hace años arrancó la experiencia de emigrar, aprender un idioma desde cero y enfrentarse a un sistema sanitario muy diferente al que se tiene en España. Y lo hizo en un país que para muchos es la meca de la sanidad. "Siempre me ha gustado viajar y conocer otras culturas", así arranca su historia.

Tras graduarse en Enfermería por la Universidad de Salamanca en 2022, en el campus de Ávila, comenzó a plantearse la posibilidad de trabajar en el extranjero. Las primeras sensaciones de esa idea de marchar llegaron durante la carrera, aunque no fue hasta que conoció a la agencia Global Working que esa posibilidad tomó forma real.

"Me transmitieron mucha tranquilidad por lo implicados que están en todo el proceso", explica. A través de ellos, realizó un curso intensivo de noruego en Alicante y se formó en aspectos específicos del sistema sanitario noruego, incluyendo terminología y prácticas clínicas.

“Además, las clases nos las daban profesores noruegos, y teníamos actividades para practicar el idioma también fuera del aula”, explica a EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León.

En marzo de 2023, tras meses de preparación y entrevistas, Alba hizo las maletas y se mudó a Andøy, una pequeña isla en el norte de Noruega, donde empezó trabajando en una residencia de mayores.

Más tarde fue trasladada a Husnes, en la zona de Vestlandet, donde trabajó en una unidad de corta estancia hasta el otoño. Tras una breve pausa en España, regresó a Noruega con un contrato fijo en la misma isla de Andøy, esta vez directamente contratada por la kommune, es decir, el ayuntamiento local.

"Estuve unos nueve meses más trabajando allí. Al final, decidí volver a España. No sé si para siempre, pero por una temporada", dice. Pero lo que tiene claro es que la experiencia le ha marcado profundamente.

Una sanidad diferente

Vamos a los datos clave. Alba destaca la gran diferencia cultural y estructural entre el sistema sanitario noruego y el español. “En Noruega, el cuidado es mucho más individualizado. Los tiempos los marca el paciente. Hay menos carga laboral y más personal, lo que mejora tanto la atención como la calidad de vida del profesional”.

Allí también vivió una relación menos jerarquizada entre el personal sanitario: “Las enfermeras a veces hacen tareas de auxiliares y viceversa. Incluso los auxiliares pueden hacer cursos para asumir tareas más técnicas, como administrar medicación”.

Uno de los aspectos que más le llamó la atención fue la actitud hacia el estrés l. "No está bien visto estar estresado. Te animan a parar, a tomarte un café, y hay una cultura muy fuerte de apoyo entre compañeros. Se valora mucho el bienestar del trabajador".

Además, resalta que se fomenta el trabajo en equipo mediante reuniones semanales informales con café para revisar cómo va el día a día. "Ese tipo de dinámicas hacen que te sientas cuidada también como profesional".

También se llevó muchos recuerdos bonitos y "muchas experiencias", así como unos compañeros de trabajo maravillosos.

Condiciones laborales

Aunque el coste de vida en Noruega es más alto, el salario permite una buena calidad de vida. Alba detalla que una enfermera cobra unos 30.000 coronas noruegas al mes, aproximadamente 3.000 euros, según el cambio.

“Todo lo que hagas extra se paga muy bien, especialmente si te llaman con poca antelación. Y en verano te dan incentivos adicionales”, unas condiciones que poco o nada tienen que ver ccon la situación que muchas enfermeras viven en España, y en Castilla y León.

Las bajas laborales y las ausencias están bien cubiertas, y se facilita la conciliación de la vida personal y profesional, algo que Alba considera fundamental.

Más allá del salario o las condiciones laborales, Alba recalca el impacto personal de haber vivido fuera. “Me ayudó a desenvolverme, a ganar confianza, a valorar cosas que echas de menos cuando estás lejos”.

También se trajo nuevas ideas para aplicar en su trabajo en España, como el enfoque holístico del cuidado. “Intento interesarme por cómo han dormido, si necesitan ayuda con la comida, sentarme a hablar un rato… Pero reconozco que aquí, con la carga laboral, es complicado encontrar ese tiempo”.

La gran pregunta es si esta soriana recomendaría la experiencia. “Sin duda, aunque no es para todo el mundo”, reconoce. Emigrar requiere adaptarse a otras culturas.

“Si no tienes interés por vivir fuera o por conocer otras formas de hacer las cosas, no lo recomendaría. Pero para quienes estén abiertos, puede ser una experiencia transformadora”.

Alba ha regresado a España, pero no cierra la puerta a regresar. “No sé si volveré a Noruega, pero todo lo vivido allí me acompañará siempre. Aprendí, crecí y sobre todo, me sentí valorada”.