Terraza exterior de El Caracol del Bierzo, restaurante premiado con un Solete Repsol

Terraza exterior de El Caracol del Bierzo, restaurante premiado con un Solete Repsol

Salamanca

El restaurante salmantino que nació de una granja de caracoles y ahora tiene un Solete Repsol: "Nos daban por locos"

Cocina casera, el espacio único, su comedor para 260 personas, una plantilla joven y una historia que empezó con una granja de caracoles.

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Sentarse a la mesa en El Caracol del Bierzo no es simplemente comer: es sumergirse en un viaje entre Salamanca y el Bierzo, entre la tradición castellana y la frescura catalana.

El restaurante, ubicado en la avenida de Lasalle, 91, muy cerca del acceso sur a Salamanca, y distinguido recientemente con un Solete Repsol, ha sido reconocido no solo por su cocina auténtica, sino por el carácter singular de su espacio, su filosofía de trabajo y su historia.

Detrás de este proyecto están Begoña Iglesias y Mario Castells, un matrimonio que apostó por levantar desde cero un restaurante diferente.

Y lo hicieron desde los cimientos, literalmente: antes de abrir El Caracol del Bierzo en la capital charra, iniciaron su camino con una granja de caracoles en Carracedelo (León), entre viñedos y valles.

De aquel pequeño chiringuito en el Bierzo, en el que ofrecían sus caracoles al natural, pasaron a este gran restaurante salmantino con capacidad para más de 260 comensales, 6 personas en cocina y 10 en sala.

Caracoles, calçots y personalidad

La carta del Caracol respira producto y personalidad. Los calçots, típicos de Cataluña, y los caracoles son sus grandes emblemas, aunque cada plato está marcado por la filosofía de cocina casera y atención cercana.

Los calçots, de hecho, los cultivan ellos mismos en Salamanca, como una forma de mantener viva su esencia en una tierra que ya sienten como suya.

“Lo que nos diferencia es el espacio, el servicio, el producto… pero sobre todo el ambiente que se crea aquí”, cuentan.

El Solete como impulso

Alcanzar la Guía Repsol es un hito. “Es un orgullo, una satisfacción que reconozcan tantos años de trabajo”, explican.

Aunque su local ya era muy popular, confían en que este reconocimiento atraiga a nuevos clientes y sirva de impulso para seguir creciendo sin perder la esencia.

Begoña Iglesias y Mario Castells, propietarios de El Caracol del Bierzo, en una entrevista para EL ESPAÑOL de Castilla y León

Begoña Iglesias y Mario Castells, propietarios de El Caracol del Bierzo, en una entrevista para EL ESPAÑOL de Castilla y León Luis Cotobal

Una historia de dos

El alma del Caracol del Bierzo está hecha a dos manos. “Yo le agradecería este reconocimiento a mi mujer, porque es quien lo da todo cada día”, dice Mario. “Y yo a él”, responde Begoña, “porque sin él esto no sería posible. Somos un equipo”.

Una escuela en marcha

Uno de los elementos más bonitos de la propuesta, y que a menudo pasa desapercibido, es su compromiso con el talento joven.

“Intentamos coger gente joven y formarlos aquí. Que este restaurante sea también su escuela, además de su trabajo”, explica Mario con emoción.

El Caracol del Bierzo, por ello, no solo sirve platos: crea profesionales. Y eso, en estos tiempos para la hostelería, es oro.

Qué es un Solete y por qué lo han conseguido

La Guía Repsol otorga los “Soletes a bares, restaurantes, cafeterías y heladerías que no suelen figurar en las grandes guías gastronómicas, pero que destacan por su autenticidad, regularidad, buen ambiente y buena comida.

En el caso de El Caracol del Bierzo, la guía ha valorado especialmente la honestidad del proyecto, el esfuerzo de todo el equipo y el cuidado con el que se atiende al cliente.

Esa mezcla de cercanía, calidad y constancia que muchas veces se premia más con la fidelidad del público que con los galardones, pero que en esta ocasión ha conseguido ambas cosas.