Marcos Paredes Hernández, junto a sus compañeros y vestido con el atuendo del obispillo

Marcos Paredes Hernández, junto a sus compañeros y vestido con el atuendo del obispillo Alfonso Gordón Escolanía de la Santa Cruz

Salamanca

El día que Marcos, un pequeño salmantino de 9 años, se convirtió en obispillo: "Me sentí muy cerca de Dios"

El alumno de la Escolanía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos fue elegido por sus compañeros en esta festividad medieval que ha sido recuperada por la comunidad educativa.

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"Me sentí muy cerca de Dios". El pasado 1 de mayo, Marcos Paredes Hernández (13-10-2015, Salamanca) fue el centro de todas las miradas en la Escolanía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. Este pequeño de 9 años había sido elegido obispillo en la fiesta de origen medieval que la comunidad educativa ha recuperado. Un tradicional evento que busca fomentar la implicación y el discernimiento de los niños.

Nacido en Salamanca, Marcos ha empezado este año 4º de Primaria en la Escolanía de la Santa Cruz. Es su primer curso aquí y el pequeño reconoce estar "muy contento". Aquí, según apunta en declaraciones a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León, ha tenido la oportunidad de hacer "muchos nuevos amigos", con los que se lo pasa "muy bien", asegura.

La Fiesta del Obispillo, como se conoce a esta tradición, combina la tradición, la participación de los niños y el reconocimiento del esfuerzo a lo largo del curso. Aunque novato en la Escolanía, los alumnos más veteranos eligieron a Marcos para que fuera el obispillo de este 2025. Para el salmantino fue "increíble", hasta el punto incluso de que al principio no se lo creía.

"Hay muchos compañeros que también son muy buenos y yo no pensaba que me fueran a elegir a mí", admite el pequeño salmantino, quien se puso "muy contento" al escuchar su nombre, además de sentirse "muy querido por todos y muy feliz de poder representar a la Escolanía".

Marcos proviene de una familia religiosa, donde en su casa siempre han rezado "juntos" y sus padres le han enseñado "a querer a Dios desde pequeño". "Ellos me hablan de Jesús, vamos siempre a misa en familia y me cuentan historias del Evangelio", explica. Una educación que le llevó a querer entrar en la Escolanía, asegura, ya que es un sitio "donde podía seguir aprendiendo y además hacer amigos, jugar al fútbol o al frontón". "¡Y cantar! Que es una de las cosas que más me gustan", resalta.

Su elección como obispillo fue una sorpresa para él. Estaba convencido de que sería uno de sus amigos. "Cuando dijeron mi nombre me puse muy nervioso y a la vez muy feliz. ¡No me lo podía creer, la verdad!", insiste el salmantino. Los días previos a la Fiesta del Obispillo estuvieron plagados de nervios también porque Marcos "no quería que nada saliese mal".

Ahora bien, tanto la obra como los cantos los estuvieron ensayando hasta llevarlos a la perfección. "Nos ayudábamos mucho entre todos. Los monjes me animaban y me decían que lo iba a hacer muy bien, y eso también me ayudó mucho", explica el obispillo de la Escolanía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos de este 2025.

Marcos Paredes Hernández fue elegido por sus compañeros de la Escolanía de la Santa Cruz

Marcos Paredes Hernández fue elegido por sus compañeros de la Escolanía de la Santa Cruz Alfonso Gordón Escolanía de la Santa Cruz

La noche del 1 de mayo, día en el que se celebraba la fiesta, Marcos recuerda que casi no pudo dormir por la "emoción". Madrugó y se puso la ropa especial que le identifica como el obispillo. Durante la misa estuvo sentado en el trono del abad, donde el pequeño se sintió "muy importante, pero también tranquilo, como si Dios estuviera conmigo".

"Después vino el besamanos, que me dio un poco de vergüenza, y la comida con todas las familias", recuerda de ese día. Acompañado por compañeros de la Escolanía y familiares, Marcos pudo celebrar de este convite con propuestas gastronómicas que estaban "muy ricas".

Con el estómago lleno se procedió a la entrega de los diplomas, para pasar luego a la representación de la obra de teatro y finalizar con un concierto, una de las "partes favoritas" del salmantino.

Aquel día el pequeño Marcos acabó "muy cansado", pero a su vez "contento". Lo que más alegría despertó en él fue "ver a todos felices y sentir que estaba haciendo algo bonito por los demás". "Aunque sea pequeño, creo que puedo hacer cosas buenas y ayudar a la gente, y creo que Dios también me quiere así, tal y como soy", apunta.

Entre todos los momentos, el obispillo se queda con el inicio de la misa y el instante de sentarse en el trono del abad. "Escuché los cantos, miré a todos los que estaban ahí y me sentí muy cerca de Dios", garantiza. Algo que fue "muy especial" para él y que se tornó en emoción cuando empezaron a cantar. "El canto es lo que más me gusta de la Escolanía", reitera.

El pequeño salmantino de 9 años se llevó todas las miradas en la Fiesta del Obispillo

El pequeño salmantino de 9 años se llevó todas las miradas en la Fiesta del Obispillo Alfonso Gordón Escolanía de la Santa Cruz

Durante el día, Marcos sintió "mucha emoción y alegría", pero también "un poco de vergüenza a veces" porque todos ponían su mirada en él. "Estaba feliz de estar con mi familia, mis amigos y los profesores. Me lo pasé muy bien y creo que fue un día muy especial para todos", añade.

Una experiencia que Marcos recomienda para otros pequeños que tengan ese interés por la liturgia y el evangelio. Hasta apunta que le encantaría poder repetir el día de la fiesta y todos los preparativos. "Me sentí más unido que nunca a los demás y a Dios, y me encantaría que todos mis compañeros pudieran vivirlo también", zanja.

Monjes benedictinos

Aquí, en la abadía de la Santa Cruz, es donde viven los monjes benedictinos, encargados de custodiar el Valle de los Caídos, o Valle de Cuelgamuros, como se conoce legalmente. Un complejo que también da pie a esta Escolanía, gestionada por estos propios religiosos, a modo de colegio-internado en la que varias decenas de niños cantores se forman, entre ellos Marcos.

Fue en octubre de 2024 cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, arrancó la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) de la función que desempeñan estos monjes benedictinos en el Valle.

Un movimiento de la 'popular' con el objetivo de ser un contrapeso al intento del Gobierno de España de impulsar una "resignificación" del espacio, de actualidad en estos últimos años por los múltiples intentos para tratar de borrar los rastros del dictador Francisco Franco en cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática, pero que ha sido tomado por una parte de la sociedad y política como un intento de acabar con el Valle de los Caídos y todo lo que le rodea.