
El actual papa León XIV, cuando aún era superior general de los agustinos, junto a Alejandro Moral, prior de la comunidad de Salamanca. Archivo
“Lo veíamos por el pasillo y ahora en el balcón del Vaticano”: los agustinos de Salamanca celebran a Papa León XIV
Vivieron de cerca al nuevo Papa mucho antes de que lo fuera, compartiendo con él momentos sencillos que hoy cobran un sentido especial.
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En el Colegio San Agustín de Salamanca todavía cuesta creérselo. El que fue durante años su visitante habitual, su referente cercano, su “padre Prevost”, ha salido al balcón del Vaticano como nuevo Papa.
Y no es una frase hecha. Literalmente, lo veían pasear por los pasillos del colegio, y ahora lo ven, emocionados, como León XIV, sucesor de Pedro y cabeza de la Iglesia católica.
“Es un hermano, un agustino como nosotros. Lo conocimos de verdad, y por eso esto es algo que nos toca el alma”, resume con emoción el padre Jesús Torres, prior de la comunidad agustiniana en Salamanca.
Durante doce años, Robert Francis Prevost fue superior general de la orden. Por ello, visitó varias veces la ciudad, convivió con los religiosos salmantinos y presidió capítulos, encuentros juveniles y celebraciones en el propio colegio.
“Era sencillo, discreto, nada de aspavientos. Escuchaba, observaba, preguntaba con interés. Y cuando hablaba, sabías que lo hacía desde la fe vivida, no desde un cargo”, recuerda también Fernando Martín, director general del centro.
“Ahora lo vemos ahí arriba, pero sigue siendo el mismo: el que saludaba uno a uno, el que conectaba con los jóvenes, el que tenía ese aire pastoral tan natural”
Del patio escolar al corazón de la Iglesia
No es habitual que un Papa haya estado tantas veces en el mismo edificio donde hoy se le aplaude como líder espiritual. En Salamanca, la huella de León XIV es literal: conoce las aulas, los patios, la capilla.
“Ha presidido capítulos aquí, hemos paseado juntos por esta ciudad, ha compartido mesa con nosotros. Para muchos jóvenes agustinos, fue una referencia directa”, explica el padre Torres.
Por eso, en esta comunidad, la elección no es solo histórica: es profundamente personal. “Tener a un hermano como papa es algo impensable hasta que ocurre”, comenta. “Y cuando sabes quién es, cómo es, solo puedes dar gracias”.
León XIV no es ajeno a la realidad del sur global: misionero durante años en Perú, obispo en una de las diócesis más humildes del país, ha compaginado ese contacto directo con la gente con altas responsabilidades en el Vaticano. Aun así, aseguran, nunca ha perdido su cercanía ni su estilo de vida sencillo.
Un gesto que dice mucho
Las primeras palabras de su pontificado fueron una declaración en sí mismas. “Con vosotros soy cristiano, para vosotros soy obispo”, citando a San Agustín.
Un guiño que en Salamanca no pasó desapercibido. “Es una forma de decir: no vengo a mandar, vengo a servir. Es el sello agustiniano, y él lo lleva en la piel”, comenta Jesús Torres. Lo tienen claro: “Es uno de los nuestros”.