El Ayuntamiento de Las Casas del Conde y una imagen del pequeño Miguel Ángel y sus padres

El Ayuntamiento de Las Casas del Conde y una imagen del pequeño Miguel Ángel y sus padres EL ESPAÑOL de Castilla y León

Salamanca

Cincuenta años de silencio y por fin un llanto: nace un niño en el pueblo más pequeño de Castilla y León

Un bebé rompe medio siglo de silencio en un municipio salmantino de solo 64 vecinos, devolviendo vida a un libro de nacimientos casi olvidado desde 1973.

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En Las Casas del Conde, todo está cerca. No porque abunden los servicios, ni las calles, ni los niños. Está cerca porque el tiempo aquí va más despacio.

Porque los 1,2 kilómetros cuadrados que lo convierten en el pueblo más pequeño de Castilla y León contienen la historia, la memoria y ahora, por fin, la esperanza.

Esa esperanza tiene nombre: Miguel Ángel. Nació en el Hospital Clínico de Salamanca el 29 de abril a las 00:10 horas. Pesó 4,2 kilos. Pero no son las cifras las que conmueven: es lo que representa. Es el primer nacimiento en Las Casas del Conde en 52 años, desde 1973. Es también el primer niño nacido en democracia en este rincón de la Sierra de Francia. Y sí, también es el hijo del alcalde.

Un libro que vuelve a escribirse

Juan José Acera, padre del recién nacido y alcalde del municipio desde 2023, sabe que este momento trasciende lo personal. Por eso, aunque el registro electrónico no funcionaba este martes por la mañana, esperó a la única franja de atención de secretaría para inscribir a su hijo como se hacía antes: en papel, en el libro de nacimientos del Ayuntamiento, justo después del último registro de hace medio siglo. “El simbolismo de este nacimiento es brutal, es algo histórico”, confiesa.

Y no lo dice por orgullo político, sino por sentido del deber. “Le correspondía asumir esa responsabilidad, ahora doble, porque su nuevo convecino es su propio hijo”, cuenta para EL ESPAÑOL de Castilla y León con una mezcla de emoción y serenidad.

Miguel Ángel no es solamente su hijo. Es también el hijo de un pueblo que llevaba medio siglo esperando volver a latir.

Un bebé, un pueblo y una raíz 

En Las Casas del Conde viven 64 personas. La mayoría, mayores. Por eso todos han seguido el embarazo como si fuera suyo. Porque, de algún modo, lo era. La abuela paterna de Miguel Ángel es originaria del pueblo, la materna de La Alberca. Las raíces estaban ahí. Solo faltaba que la rama floreciera. 

El parto fue largo, y el bebé permanece en observación en Neonatología. Pero tanto él como su madre se encuentran bien. Y eso, en un lugar donde todo se valora de forma distinta, se celebra como una fiesta íntima.

Criar en un pueblo sin niños

Criar a un hijo en un pueblo sin niños parece una contradicción. Pero para Juan José Acera, puede ser una ventaja. “Todo lo necesario está muy cerca”, explica. Será esencial que socialice con otros pequeños de pueblos cercanos, sí. Pero crecer sin ruido también puede ser un privilegio.

Desde su posición, Acera representa también una nueva generación de rurales que ha aprendido a ver oportunidad donde otros solo ven distancia. “Cuando tienes seguridad laboral de que podrás trabajar viviendo allí es diferente, pero una vez en el pueblo ves que hay muchas oportunidades”, asegura. Habla de la hostelería, de la construcción, del sector cárnico, de los cuidados. De todo lo que sigue funcionando, y necesitando manos, en esta tierra silenciosa.

Nacer en 2025 en la España olvidada

Miguel Ángel nace en un pueblo que no olvidó cómo se cuida la vida, aunque la vida se ausentara. No tendrá colegio ni parque infantil al cruzar la calle. Pero tendrá una historia que contar. Un lugar que lo esperaba. Un libro abierto. Unos padres que no solo lo trajeron al mundo, sino que ya están trabajando por él.

En tiempos de cifras, de despoblación, de titulares repetidos, un nacimiento puede ser también una noticia de país, de humanidad y de futuro. Y hoy, en Las Casas del Conde, la historia ha vuelto a empezar.