Samy Barba en una entrevista para EL ESPAÑOL de Castilla y León

Samy Barba en una entrevista para EL ESPAÑOL de Castilla y León Luis Cotobal

Salamanca

Samy Barba, de la exclusión al ejemplo: “Quiero ser educador para ayudar a otros como me ayudaron a mí”

Criado en Salamanca tras llegar de Etiopía con solo tres años, lucha por devolver con su vocación de educador la oportunidad que un día le cambió la vida.

Más información: La esperanza toma la palabra en Salamanca: jóvenes y escuelas de segunda oportunidad marcan el rumbo

Salamanca
Publicada

Noticias relacionadas

Llegó a Salamanca desde Etiopía con apenas tres años, en busca de una vida mejor. Hoy, Samy Barba no solo ha encontrado su sitio en el mundo, sino también un propósito: ser educador para tender la mano a otros jóvenes que, como él, un día se sintieron solos y sin rumbo.

Su infancia no fue sencilla. Creció en un entorno familiar inestable y sufrió las consecuencias de un sistema educativo que no supo acompañarlo. “No tenía familia estructurada, y en clase me decían que no servía para estudiar. Me expulsaban una y otra vez”, recuerda.

Una historia de exclusión que, lejos de hundirlo, terminó llevándolo hasta la Casa Escuela Santiago I de Salamanca, donde empezó a reconstruirse.

En este centro, especializado en acompañar a jóvenes en situación de vulnerabilidad, Samy encontró algo más que educación: encontró confianza, apoyo y un modelo en el que mirarse.

“Desde el primer momento te animan a moverte, a estudiar, a creer en ti. Te sacan del aburrimiento y te activan”, explica. Esa nueva visión cambió su vida por completo.

Actualmente, cursa un grado medio de jardinería, demostrando que sí puede alcanzar metas académicas. “Antes pensaba que estudiar no era para mí, pero me he dado cuenta de que todos servimos para algo si nos lo proponemos”, afirma.

Su sueño a corto plazo es terminar estos estudios, pero su verdadera ambición va mucho más allá: quiere formarse en integración social y convertirse en educador.

“Quiero llegar a los chavales de la misma manera que los educadores llegaron a mí”

No busca solamente ser un profesor, sino una referencia, un apoyo real para quienes atraviesan momentos difíciles. “Lo importante no es no caer, sino tener quien te levante una y otra vez. Yo quiero ser esa mano para otros”, añade.

Samy no oculta que aún queda camino por recorrer. Reconoce que a veces flaquea, pero también sabe que siempre habrá alguien dispuesto a ofrecerle una nueva oportunidad.

“Sigo abierto a aprender, a recibir orientación, porque todavía no estamos del todo preparados para salir solos. Primero hay que educarse uno mismo para luego poder ayudar a los demás”, reflexiona con madurez.

A los jóvenes que hoy atraviesan situaciones similares a la suya, Samy les lanza un mensaje claro: “Aunque creas que estás solo, no lo estás. Todos tenemos algo que aportar. Si tienes un sueño, es porque puedes cumplirlo”.

Samy Barba demuestra que una vida marcada por la exclusión puede convertirse en un ejemplo de superación. Y que, a veces, quienes más han caído son quienes tienen más fuerza para levantar a otros.