
Inés Criado, guía turística de Salamanca
Inés, guía turística en el casco antiguo: “En Semana Santa me han preguntado si esto tenía que ver con el Ku Klux Klan”
Con las procesiones en la calle, ella guía grupos entre empujones, rodeos imposibles y extranjeros que no entienden nada, pero lo preguntan todo.
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A Inés Criado, más que guía turística, habría que darle un mapa del Tesoro con túnicas en movimiento. Porque guiar grupos por el casco histórico de Salamanca durante la Semana Santa es como jugar una partida a contrarreloj donde los pasos te cambian la ruta sin avisar.
“Sales de la Universidad para ir a la Catedral y acabas rodeando medio casco antiguo. A veces, para cruzar, casi tienes que bajar al puente romano y volver por San Pablo”, dice mientras se ríe.
Porque lo suyo no es sólo contar la historia, sino conseguir que el grupo no se pierda en una ciudad tomada por las cofradías, los fotógrafos y los turistas con cara de no saber dónde están.
Y entre empujón y rodeo, llega la pregunta estrella. “Me han llegado a preguntar si esto tenía algo que ver con el Ku Klux Klan”, confiesa. Sobre todo los extranjeros, claro.
Cuenta para EL ESPAÑOL de Castilla y León que les impresiona mucho el aspecto de los cofrades, con el capirote, el silencio… Y luego, cuando ven cómo llevan el paso, todos al mismo ritmo, algunos le preguntan si son militares. "Uno me dijo que parecía un desfile de instrucción".
Perder al grupo y la paciencia
Inés no lo dice con hartazgo, sino con tablas. Porque lleva muchas Semanas Santas a la espalda y sabe que estos días no hay visita que no incluya una carrera, un despiste o una pregunta que parece sacada del Club de la Comedia.
“He perdido grupos enteros. Aunque lleves los whispers y un paraguas para que te sigan, entre la música y el barullo, se quedan mirando el paso y se te van. Y lo peor es que muchos no saben ni dónde están”.
En Semana Santa, la ciudad cambia. Y con ella, el trabajo. “La calle Libreros, por ejemplo, a ciertas horas es un infierno. Hay ocho o nueve grupos parados en el mismo sitio explicando lo mismo. Y todos hablando por el micro. Es de locos”.
A eso se suma la dificultad para cruzar procesiones “yo intento evitarlas siempre por respeto” y la sensación constante de que la ciudad va por un lado y tú por otro.
Fotos, religión y “la catedral tan lejos”
Aunque el plan sea cultural, la cámara siempre gana. “Cada vez más te piden tiempo para hacer fotos. No sé si es para Instagram o para la familia, pero ya lo tienes que meter en el guion”.
Y si el grupo no viene con muchas ganas, la cosa se nota. “En cinco minutos ves quién te escucha y quién está pensando en las tapas. Una vez un turista me preguntó que por qué teníamos la catedral tan lejos. Yo sólo le pude pedir perdón por no haber tenido tiempo de traérsela a la Plaza Mayor”.
Viernes Santo sin orden ni concierto
El día que más desconcierta a los turistas, cuenta Inés, es el Viernes Santo. “Te encuentras primero el paso de la crucifixión, luego el del huerto… y te miran como diciendo que no van en orden. Me toca explicar que no es una serie de Netflix: esto es la calle”.
A pesar del caos, ella no ha perdido la emoción. “Me siguen poniendo los pelos de punta los pasos, la música, las imágenes… Me gusta contarles por qué visten así, de dónde vienen las tradiciones. Y ellos lo notan. Cuando tú lo vives, lo transmites”.
Y si hay que caminar hacia atrás para que no se despisten, se camina. “He aprendido a hacerlo. Dicen que si aprendes a andar hacia atrás, vives más. Así que mira, igual por eso sigo viva después de tantas Semanas Santas”.