Dispositivo de seguridad en Ciudad Rodrigo Luis Cotobal

Salamanca

Bajo la piel del Campanazo: así es el importante despliegue de la Guardia Civil en Ciudad Rodrigo

Desde el cielo, en las carreteras y entre la multitud, el dispositivo garantiza que la fiesta más multitudinaria del año transcurra sin incidentes.

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Cuando la Plaza Mayor de Ciudad Rodrigo estalla en un grito unánime y los primeros cánticos hacen temblar el casco histórico, nadie se detiene a pensar en lo que ocurre al otro lado de la fiesta.

Entre la marea naranja y miles de globos que se alzan al cielo, hay miradas entrenadas que no pestañean, sombras que se mueven con precisión, unidades especializadas que hacen posible que el Campanazo sea una celebración y no una posible catástrofe.

Mientras la música retumba en las calles, en el Parque de Bomberos de la ciudad mirobriguense el helicóptero de la Guardia Civil enciende motores. En pocos minutos, surcará el cielo de Ciudad Rodrigo, convirtiéndose en el vigía absoluto de una ciudad desbordada por la fiesta.

Desde su cabina, las calles parecen arterias palpitantes de vida, pero la mirada de sus pilotos busca algo más: cualquier aglomeración sospechosa o cualquier movimiento inusual.

Las piezas clave del operativo

Bajo ese ojo inquebrantable, la Unidad de Seguridad Ciudadana (USECIC) patrulla con un objetivo claro: anticiparse al problema antes de que ocurra. Con controles en los accesos y registros en los puntos calientes del casco urbano, buscan armas, drogas y cualquier elemento que pueda convertir la fiesta en un peligro. No es una vigilancia al azar. Cada puesto está calculado, cada revisión responde a un patrón diseñado para detectar lo indetectable.

A ellos se suma la unidad canina en los registros del casco urbano como en los controles de carretera. Para ellos, la fiesta huele diferente. Detectan al instante cualquier indicio de sustancias ilícitas, convirtiéndose en un filtro infalible en la seguridad del Campanazo.

En los accesos a la localidad, la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil filtra la entrada y salida de vehículos. Miles de personas llegan a Ciudad Rodrigo con la euforia por bandera, pero ellos están ahí para evitar que la carretera se convierta en un riesgo. Controles de alcoholemia, regulaciones de tráfico e inspecciones estratégicas.

En los tejados y murallas centenarias, los drones del equipo PEGASSO trazan una vigilancia silenciosa. Desde lo alto, cada callejuela se convierte en un mapa de posibles riesgos, cada imagen en una pieza clave del puzle que conforma la seguridad del evento.

No todo sucede en el aire

Sobre el empedrado de Ciudad Rodrigo, la sección de caballería patrulla con una ventaja evidente: desde la altura de sus monturas, los agentes pueden leer la multitud con un segundo de anticipación. Pueden moverse con agilidad entre las callejuelas y actuar con rapidez si la situación lo exige. Su presencia impone y su eficacia es innegable.

Dentro del dispositivo de seguridad, también juega un papel clave la Unidad de Seguridad Ciudadana de la Compañía de Ciudad Rodrigo, cuyos agentes refuerzan la vigilancia en distintos puntos estratégicos del municipio. Con patrullas a pie y controles en los accesos, trabajan en la prevención de incidentes, el mantenimiento del orden público y la rápida intervención ante cualquier situación que lo requiera.

El Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) completa el dispositivo. Son la última barrera, el recurso de respuesta ante cualquier incidente de mayor envergadura. No buscan protagonismo, pero están listos para actuar en segundos si la jornada se complica.

A medida que el Campanazo avanzaba y la adrenalina se ponía en alza, la Guardia Civil seguía en su puesto. La música y el ruido disfrazan su presencia, pero ellos siguen ahí. En cada esquina, en cada calle y en cada punto de control.

Unidad de Caballería de la Guardia Civil

Unidad de Caballería de la Guardia Civil Fotografía: Miriam de la Torre

Cuando el último vaso caiga al suelo y el confeti deje de volar, su trabajo continuará ya que la fiesta no descansa, pero la seguridad tampoco.

El Carnaval del Toro es pasión, historia y desenfreno. Pero sin este operativo impecable, sin duda, sería todo muy diferente.