Residencias de estudiantes de la UPSA

Residencias de estudiantes de la UPSA Jesús Formigo Ical

Salamanca

La burbuja económica de las residencias universitarias en Salamanca

Empresas y fondos de inversión apuestan por Salamanca para construir nuevas residencias en una ciudad caracterizada por la vida universitaria

9 octubre, 2022 12:45

Alba Familiar / Ical.- Durante las últimas semanas, un goteo intenso de estudiantes ha vuelto a llenar las calles de Salamanca. Como cada año, llegan a la ciudad para dotarla de esa vida que tanto la caracteriza. Recibidos en sus universidades, comienza un nuevo curso y, con él, llega también la toma de decisiones para los próximos dos cuatrimestres. Una de las más determinantes es el alojamiento. ¿Residencia o piso de alquiler? Los jóvenes y sus familias se enfrentan a esta pregunta cada año, en un momento en el que la oferta crece y cada vez son más las opciones para su estancia en la ciudad.

La oferta de residencias universitarias se ha visto incrementada en los últimos años en Salamanca. Las empresas y los fondos de inversión apuestan por una ciudad que recibe alrededor de 32.500 estudiantes al año en la que construir nuevos modelos residenciales para los jóvenes. El último de ellos es el anunciado por el fondo belga LIFE, que ha adjudicado a ACR la construcción de una nueva residencia que promete ser “una de las más grandes de España”. Según describe la constructora, se trata de un proyecto industrializado, un sistema de construcción poco popular en el país, que dotará a Salamanca con 915 nuevas habitaciones.

Entre los jóvenes que cursan sus estudios en la capital del Tormes, casi el 60 por ciento provienen de otras provincias o países. “Creemos que unos 19.000 estudiantes necesitan alojamiento”, explica a la Agencia Ical el mánager de LIFE, Juan Laiseca. Asimismo, señala que en una ciudad en la que hay 4.000 camas de residencias de estudiantes, la oferta es mucho menor a la demanda, y tres de cada cuatro estudiantes eligen piso porque no hay producto.

Por su parte, el director del Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe, de la Universidad Pontificia de Salamanca, Javier Mérida, observa que, en los últimos años, “hay una burbuja en el ambiente del alojamiento universitario”, ya que, según matiza, “no corresponde el crecimiento de residencias con el crecimiento de alumnos de ninguna de las dos universidades”. Aunque afirma que sí es cierto que haya habido un aumento de estudiantes en los últimos años, “pero no es tan significativo”.

El mapa de Salamanca perfila más de 30 residencias en la capital charra, destinadas tanto a los estudiantes de grado, másteres o posgrados durante el curso como a quienes deciden matricularse en otro tipo de estudios o enseñanzas de idiomas durante los períodos vacacionales. Las cifras de la Usal estiman, aún con las listas sin cerrar, que acogerán durante este curso 2022-2023 a más de 5.500 estudiantes, lo que supone un incremento de 1.000 personas en las primeras matrículas. Por su parte, la Universidad Pontificia contabilizó 4.500 para este curso.

Las cifras reflejan este aumento de estudiantes en la ciudad. Aun así, Mérida insiste en que están barajando que, entre todas las últimas residencias anunciadas, están creando una oferta de 2.000 nuevas camas. “Es una barbaridad, no hay 2.000 nuevos alumnos en Salamanca”, indica el director del Colegio Mayor. Una visión que se contrapone con la del promotor belga, que ve un nicho de mercado interesante en la ciudad y considera que los estudiantes, si encuentran más oferta, apostarán antes por una residencia que por un piso de alquiler.

Elegir entre la oferta

En la misma línea, desde LIFE, Juan Laiseca asegura que este tipo de alojamientos “es un producto que piden los estudiantes, en un entorno en el que cada vez es más común saltar de universidad en universidad, erasmus, becas nacionales o internacionales”. Así, considera que el estudiante “es móvil”, y la tendencia es cada vez mayor a cambiar de centro de estudios durante el período que dure su grado formativo.

Con ello, incide en que estos centros nacen para dar alojamiento en una época muy específica, en la que “necesitan un ambiente de seguridad y comodidad, porque lo que tienen que hacer es socializar y estudiar”. En este sentido, crear comunidad es uno de los pilares que, según Javier Mérida, propulsan en los Colegios Mayores. Allí, explica que buscan que los alumnos vayan un paso más allá, y se involucren en la vida del centro. Esta característica de proximidad es lo que, asegura, les diferencia del resto de la oferta.

Mérida considera que la creación de nuevas residencias universitarias principalmente va a afectar al resto de residencias privadas de la ciudad, “porque es un modelo que compite entre ellos mismos”, y que también lo hará frente a los pisos de alquiler, “porque los modelos nuevos son todos con cocina, minipisos”. Por ello, entiende que lo que ofertan desde un Colegio Mayor es diferente al de este tipo de alojamientos, por lo que no ve una competencia directa con las nuevas residencias, un modelo que considera “diferente” pero “válido”.

Por su parte, desde LIFE consideran que la propuesta que estará terminada a principios de 2024 en Salamanca “va a poder convertirse en una buena comunidad dentro del campus de la universidad por el tamaño que tiene”. Además, aseguran que se va a realizar con las máximas certificaciones de bienestar, y que su precio va a ser competitivo con los de los Colegios Mayores y los pisos de alquiler.

Mirada al futuro

Paola y Juan son dos estudiantes de Medicina y Periodismo y Comunicación Audiovisual, respectivamente. En su tercer año consecutivo, han decidido volver a apostar por vivir en un Colegio Mayor, animados por la convivencia, la cercanía, las instalaciones y el “ambiente familiar”, rompiendo la tendencia que tienen muchos estudiantes de buscar un piso de alquiler a partir del segundo o tercer año de carrera.

Para este curso, 300 jóvenes como Juan y Paola han querido entrar en el Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe, que cuenta con 156 plazas. Las solicitudes han duplicado las plazas ofertadas y, según Mérida, quienes se han quedado fuera “acaban diluyéndose en colegios de la ciudad”. Pese a este exceso de demanda, considera que la oferta siempre acaba cubierta y que no son necesarios nuevos alojamientos. “Conozco residencias que se han abierto nuevas que están al 20 o 25 por ciento de ocupación. Lo sobrante lo venden a extranjeros que vienen en períodos más cortos a hacer estancias de investigación. Se ve que hay una dificultad”, asegura Javier Mérida.

Asimismo, el director del Colegio Mayor cree que en los próximos años en Salamanca, “la competencia tan exacerbada que ha habido va a llevar a una guerra de precios y de servicios”. Echando la vista al futuro, considera que estos modelos se acabarán convirtiendo en “otro tipo de cosas”, debido a que las dos universidades han creado “un número de alumnos nuevos sostenidos en el tiempo”, debido a que el plano de la Comunidad complica la creación de nuevas titulaciones. “Yo estoy seguro que después de estos años de adaptación del mercado habrá gente que tenga que salir del mismo. No digo que tengan que ser los nuevos, será quien no se adapte a las circunstancias que el mercado vaya imponiendo”.

Del otro lado, los fondos de inversión continúan viendo un nicho para seguir creando alojamientos que faciliten la vida de los estudiantes en su etapa en la ciudad del Tormes. “Salamanca es una de las ciudades con más estudiantes en España”, asegura Juan Laiseca. En ella, un mercado abierto en el que este ‘boom’ ofrece cada vez opciones más modernas para un colectivo que aporta la vida tan característica a la capital charra.