guardia civil uco gabriel manuel sanchez

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Salamanca

Así es la investigación del ‘caso Gabriel’ bajo mando salmantino

15 marzo, 2018 07:16

Domingo 11 de marzo. 13:00 horas. Agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil interceptan con coches camuflados el vehículo en el que viaja Ana Julia Quezada, principal sospechosa de la desaparición del niño de ocho años Gabriel, hijo de su actual pareja. En el maletero encuentran al menor, pero su cadáver. Concluye así una búsqueda de doce días en los que la Benemérita esperaba un final feliz. Para esclarecer todos los detalles está al frente de la investigación un salmantino, el coronel Manuel Sánchez Corbí, jefe de la UCO, quien también estuvo al frente del ‘caso Diana Quer’ y recientemente ha publicado el libro ‘Sangre, sudor y paz. La Guardia Civil contra ETA’.

El niño desapareció el 27 de febrero en Las Hortichuelas de Níjar (Almería) cuando se dirigía a una finca cercana, un trayecto de unos cien metros que separa la casa de su abuela de la de sus primos. Es algo que habitualmente hacía, pero ese día no regresó. Al cabo de dos horas y de una búsqueda inicial por parte de la familia, se avisa a la Guardia Civil. Se pone en marcha una investigación en la que se llegaron a peinar decenas de kilómetros a la redonda, incluso las aguas de una depuradora. Mientras, la UCO tenía una sospechosa principal.

En este tipo de casos, explican desde la Benemérita, generalmente el desencadenante es emocional y hay que buscarlo en el entorno de la víctima. En este caso, Ana Julia Quezada estaba en el punto de mira, principalmente por una serie de detalles. El primero, la reiterada incapacidad de la mujer para facilitar a los investigadores su teléfono móvil. Dentro de las primeras y protocolarias tomas de declaraciones, aseguró que no encontraba su terminal y, poco después, informó de que había aparecido para nuevamente alegar que se había extraviado al ser reclamado por los agentes.

Al mismo tiempo, se detuvo y envió a prisión a un hombre con problemas de personalidad bipolar y brotes maníacos por acosar a la madre de Gabriel, rompiendo una orden de alejamiento que tenía. Estaba obsesionado con Patricia Ramírez, y llegó a pensar que se había enamorado de él por el mero hecho de animarlo al llegar a meta en las carreras populares que disputaba y en las que ella hacía de speaker para la Diputación de Almería. Pese a que desde los medios de comunicación rápidamente se puso el foco sobre este hombre, en la Guardia Civil mantenían a Ana Julia como sospechosa.

La camiseta fue la clave

La principal pista fue la camiseta que la propia Ana Julia dijo haber encontrado. Hasta su detención había participado en las numerosas batidas para buscar a Gabriel, publicó en su perfil de redes sociales varios mensajes de apoyo a la familia e incluso hizo declaraciones a los medios de comunicación que se desplazaron a la zona.

El 3 de marzo aseguró haber encontrado una camiseta interior del menor cerca de la depuradora de Las Negras en Níjar (Almería). La prenda apareció cuatro días después de que fuera visto por última vez el menor junto a unos cuatro kilómetros de las Hortichuelas y se trataba de la primera pista concreta sobre el niño. Pero los agentes no se explicaban que la camiseta encontrada por la pareja del padre hubiera aparecido en una zona que había sido inspeccionada por voluntarios y especialistas anteriormente. Además, no figuraba entre el listado pormenorizado de prendas que dieron los padres y la propia Ana Julia para ayudar en el rastreo y tampoco parecía haber sufrido especialmente el deterioro tras días de lluvias y mal tiempo en la zona.

Los investigadores de la Guardia Civil guardaron silencio sobre las dudas que rodeaban a este hallazgo al tiempo que recababan datos sobre la posible implicación de Ana Julia en la desaparición. El pasado viernes se le volvió a tomar declaración, aunque los portavoces de la familia insistían a preguntas de la prensa que estaban tranquilos, desvinculando a Ana Julia de la desaparición. Les habían dicho a los padres que mantuvieran el tipo mientras proseguía la investigación, recomendando a la madre del menor que no hiciera públicas sus sospechas hacia Ana Julia desde el primer momento.

La UCO intensificó la vigilancia sobre la mujer a la espera de que pudiera cometer un error y revelar donde tenía retenido al niño, pues la Guardia Civil esperaba un final feliz. “El desenlace no ha sido el que todos deseábamos. Nos unimos todos al intenso y profundo dolor de los padres y familia del pequeño Gabriel, al tiempo que admiramos su entereza y su bondad infinita en los que seguro son los peores momentos de su vida”, explica su director general.

La mañana del 11 de marzo, al detectar el movimiento sospechoso de Ana Julia hacia la finca tras dejar al padre de Gabriel, deciden seguirla al estar convencidos los agentes de que transportaba al niño. Al abrir su maletero, el guardia civil pronuncia la palabra ‘afirmativo’, pero el cuerpo estaba sin vida. Los agentes del operativo rompen a llorar e incluso uno golpe el coche con rabia. Pero todavía tienen trabajo por delante para llevar ante el juez todas las pruebas que permitan esclarecer cada detalle del caso.

Manuel Sánchez Corbí está al frente de la investigación que debe determinar cómo se produjo la muerte del pequeño Gabriel. La autopsia ha determinado que sufrió un golpe en la cabeza y después fue estrangulado, lo que le provocó la asfixia. Ana Julia Quezada ha confesado el crimen, pero asegura que fue un golpe con la parte roma de un hacha en respuesta a una agresión del niño. El coronel salmantino ha participado en los registros que se están llevando para reconstruir los hechos. Por el momento la instrucción del caso está bajo secreto de sumario, pero se prevé que se levante en breve. Entonces se conocerán más pormenores de una investigación que terminará una vez más con el autor de los hechos, en este caso autora, entre rejas.