cristo humildad 25

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Región

La otra procesión: a la cola pesicola

25 marzo, 2018 15:02

Había expectación por ver la primera salida en procesión del Cristo de la Humildad de la Hermandad Franciscana. Un aporte más a la variedad de la Semana Santa de Salamanca, declarada de Interés Turístico Internacional, con desfiles con la sobriedad y sencilles del carácter castellano, pero también con la alegría y ornamentación de los aires sureños. Esta procesión fue más de lo primero, y fue un éxito por su puesta en escena y por el público congregado durante todo el recorrido.

Largas colas había ya desde media hora antes junto a la iglesia de San Martín, como también lo fue la comitiva pese a contar con apenas medio centenar de hermanos en esta primera salida en procesión. Eso sí, de uno en uno en fila, ofreciendo bellas estampas al adentrarse en el entorno de la Clerecía y la Catedral de Salamanca. Porque si algo tiene la Pasión charra es arte capaz de alimentar los sentidos incluso de quienes se acercan no movidos por la fe, sino por el ánimo de disfrutar de las esculturas y la escenografía que también suponen las procesiones.

Larga cola también la que formaban los reporteros gráficos de los medios de comunicación para captar las mejores imágenes del Cristo de la Humildad. Este año la Junta de Semana Santa y el Ayuntamiento de Salamanca han habilitado un espacio para poder ubicarse y hacer su trabajo sin entorpecerse y sin molestar al público. También para personas con movilidad reducida y discapacidad, con la ayuda de Protección Civil, para que puedan ver en primera fila la procesión.

Pero hay quienes continúan sin entender el trabajo de la prensa y quieren, por un lado, meter su teléfono móvil hasta la misma cara del Cristo o la Virgen para hacer una foto, o se molestan por el paso durante ínfimos segundos de los reporteros gráficos por delante. "A la cola, pesicola", espetó una señora a un servidor junto a la plaza de San Benito. Sin comentarios.

Como sin acompañamiento musical salió la procesión del Cristo de la Humildad, tan sólo al ritmo de dos tambores. La última de la cola, por orden de llegada a la Semana Santa de Salamanca, pero con un futuro halagüeño que a buen seguro dará mucho que hablar, para bien, en el futuro.