Imagen del vídeo difundido por Juan Carlos I.
A España le da lo mismo España
"Pedro, es el hijo de una España a la que le da lo mismo España, Sólo mira por lo suyo, que es Begoña, y su hermano, Ábalos y Cerdán".
Van a deshacerse de Pedro Sánchez por lo mismo que testaron todos antes que él. Hoy que es el día de la Constitución y la reivindican, a izquierda y a derecha, como si no la hubiesen tratado como un frontón desde el 78... Mañana será domingo e importará lo mismo que el resto del año, es decir nada. Cada Gobierno de la democracia ha intentado que la Constitución se pareciese a ellos en vez de que el Gobierno se pareciese a España. Que la Casa Real tuviera su aspecto en vez de el de una institución que les precede a todas. Como si Zarzuela fuese una discoteca de cada movida, que es lo que pasa desde que la monarquía renunció al Palacio Real. Unos y otros le han buscado las costuras a la Carta Magna con más ahínco que a un modelito "prêt-à-porter". Y ahora se llevan las manos a la cabeza alarmados. Como si ninguno hubiera pactado con los nacionalismos antes, como si ninguno le hubiera metido mano a RTVE, al Constitucional, a la Fiscalía General... Lo único que ocurre es que ninguno de ellos había ensanchado tanto los límites como lo ha hecho el sanchismo. Porque generalmente lo que se necesita para saltar los muros que nadie se imaginaba que se podían saltar es desesperación, no audacia y como todo el Gobierno de Pedro Sánchez es una huida hacia delante, ha llegado más lejos que ninguno. No es que los otros tuvieran una idea inmaculada de España, vieran el solar de manera más genuina, la respetaran mucho más, es tan sólo que no tenían tantas vergüenzas que esconder. Felipe y Aznar llegaron con España casi a estrenar. Zapatero y Rajoy son dos adolescentes díscolos de la Constitución, cada uno a su estilo: uno que quiso volarla desde dentro y el otro que prefirió que la volaran a hacer lo que el país le exigía.
Pedro, es el hijo de una España a la que le da lo mismo España. Sólo mira por lo suyo, que es Begoña, y su hermano, Ábalos y Cerdán. La familia y los amigos. "¡La famiglia a fin de cuentas! Porque España ya es sólo una cosa lejana y etérea de la que uno se puede aprovechar. Le han ensanchado tanto las costuras que se nos ha quedado un país amorfo del que ya apenas nadie recuerda su fisonomía original. Es decir: que los nacionalismos son un reducto irrisorio de gente cabreada porque quiere sentirse especial. Una minoría a la que le hemos dado demasiada importancia electoral. Que el común de los españoles no tenía afrentas porque sus padres y sus abuelos las cicatrizaron en su propia carne, que aquí sólo había ganas de prosperar.
Don Juan Carlos, artífice de la Transición porque es el único que pudo facilitarla o desbaratarla, hoy sólo quiere lo suyo: reconocimiento. Y este país de tertulianos desmemoriados se lo niega por cometer la mitad de errores que todos los políticos que nos gobiernan. Tenía las mismas ansias de hacer fortuna -porque era una Casa Real en ruinas– que todos los políticos que nos han gobernado desde entonces, sólo que el Rey hizo más por España dentro y fuera de lo que han hecho todos los presidentes desde el 78. A la política, como a la Corona, hay que llegar con ahorros. Y si queréis votar perroflautas en un Peugeot o a tipos de Vallecas que en cuanto pueden dar su primer golpe se van a vivir a Galapagar, entonces esta es la España que nos queda.
Un país con la autoestima de un indigente y la cultura más zafia que hubo nunca. Dispuesto a someterse al miedo y a la desesperanza. Hoy –que es cuando se escriben los artículos, aunque se lean mañana–, día de la Constitución, digo que hasta que no traigamos a Juan Carlos I, Rey, a vivir de nuevo a España, este no será un país que se toma en serio.