Ramiro Ruiz Medrano, en las Cortes de Castilla y León ICAL
El espíritu de la Transición
"Si por los insultos fuera, el actual Congreso de los Diputados sería una morgue atestada de cadáveres ametrallados por frases lacerantes, con descalificaciones ‘ad hominem’, puro navajeo verbal que lesiona la dignidad como el delito de injurias".
Ramiro Ruiz Medrano acaba de anunciar su abandono de la política activa y lo ha hecho elogiando el ‘espíritu de la Transición’. Ruiz Medrano lo ha sido todo en la política de Castilla y León durante cuarenta años. Desde alcalde de la localidad de Renedo de Esgueva, diputado al Congreso, senador, presidente de la Diputación Provincial de Valladolid, vicepresidente de la Cortes regionales y delegado del gobierno de España en la Comunidad. Amén de presidente del Partido Popular en la provincia vallisoletana.
El ‘espíritu de la Transición’ no es un abstracto, sino un estilo de entender la política que nos acerca al concepto aristotélico de la ‘politeia’. Aristóteles sostenía que la felicidad completa del individuo solo era posible con una vida en sociedad, en la ‘polis’. El filósofo griego enfatizaba sobre la enorme importancia humana y cívica de la educación. Por falta notoria de elegancia civil de una no despreciable parte de la clase política, sangra la herida de la tumefacta democracia española.
Ruiz Medrano, en su despedida, abogó por el destierro del insulto como práctica del discurso político de los tiempos actuales. Todas las pedradas van a parar al ojo tuerto. No solo el insulto sino la descalificación personal, el navajeo parlamentario, incluso el lenguaje soez de gobernantes en las redes sociales son el pan nuestro de cada día. Sus señorías se acuchillan en el Congreso con la faca de la palabra. Algunos no habrán leído ni una cita del conde de Romanones; aunque deberían hacerlo. El ingenioso político de la monarquía alfonsina – que esculpió para mármol de Carrara frases célebres- afirmaba que la frase es el alcaloide del pensamiento ; y que con una frase se hiere y hasta se mata.
Si por los insultos fuera, el actual Congreso de los Diputados sería una morgue atestada de cadáveres ametrallados por frases lacerantes, con descalificaciones ‘ad hominem’, puro navajeo verbal que lesiona la dignidad como el delito de injurias. En cada sesión se prodigan falacias que difaman a las personas; en vez de construir un argumento para refutar otro, lo que sin duda requiere esfuerzo y dotes de inteligencia. Las Cortes españolas ya no son la sede de los padres de la patria, sino el cementerio al sol del desastre de Monte Arruit.
El ‘espíritu de la Transición’ fue enterrado sin pompa ni honor alguno por Rodríguez Zapatero, que sin remordimiento alguno disfruta su nirvana entre la dictadura venezolana que pisotea las libertades y como ‘primer introductor de embajadores’ de los intereses del gobierno comunista chino en España. Como tarde o temprano resplandecerá la verdad, esa que nos hace libres como decía San Pablo, veremos la luz sobre las artimañas de Zapatero tras su abandono de Moncloa. El otrora presidente del gobierno español sepultó el ‘espíritu de la Transición’ con menos honra que el entierro de la sardina en martes de carnaval.
Urge la reivindicación de la Transición española de la dictadura a la democracia con más razón que nunca, ahora que Pedro Sánchez perpetra un intento de cambio de régimen por la puerta de atrás, incluida la forma de Estado. La metáfora de la Transición fue el abrazo entre Carrillo y Fraga; o Pasionaria y Alberti en la mesa de edad de las Cortes Constituyentes.
Dolores Ibárruri ‘Pasionaria’ - el mito comunista del ‘No pasarán’ de la II República- regresó a su país, que dejó abierto en canal y ensangrentado por aquella terrible contienda incivil. Una gran memoria histórica es la recuperación del ‘espíritu de la Transición’, esos gestos de diálogo, perdón, reconciliación, generosidad y consenso entre españoles de ideologías contrapuestas que permitió el proceso de evolución de la dictadura de Franco a la democracia de la Constitución de 1978.
El actual régimen de monarquía parlamentaria, que ha logrado el mayor periodo de paz y libertad de nuestra historia, está siendo atacado con más ahínco que Fort Apache. La fractura histórica entre conciudadanos no puede repetirse. España lo requiere, señor Ruiz Medrano.