Ulises quiso hacerse el orejas. Frente a las sirenas, claro. Como es sabido, estos seres mitológicos enredaban con su canto, y cuando los navegantes se sentían atraídos por sus melodías, al acercarse el barco a la costa, zas: los arrecifes hacían su tarea, y la tripulación resultaba devorada. Apunto esto, acordándome de Carlos Martínez, el nuevo secretario general del PSOE en Castilla y León. Pasado el proceso de primarias (vistosas y disputadas primarias en las que no ha existido lista alternativa alguna), todo el pescado ya está vendido, y los torreznos de Soria… también.
He repasado su entrevista en este medio (El Español, 10-1-2025), y decía Martínez: “Hay que evitar que esos municipios pequeños escuchen los cantos de sirena de la extrema derecha, de los populismos, como estamos viendo en Europa y en Estados Unidos”. Muy bien. El argumentario oficial se lo sabe. Con eso ya puede seguir haciendo carrera dentro de su partido. Pero pensando en algo más que su trayectoria personal y partidista, pensando en encarar con autenticidad esos “desequilibrios” territoriales que al parecer le preocupan, quizá convendría ensanchar un pelín la perspectiva. Si alude a “cantos”, no sea monocorde; y si contempla criaturas acuáticas, advierta que “sirenas” extremistas y populistas las hay a lo largo de todo el espectro ideológico.
Ciertas “sirenas” no sólo existen en la mitología, sino que acostumbran a firmar en el BOE. Puede preguntarle a su compi Cerdán, que se reúne en Suiza con sirenitos como Puigdemont. Cerdán es ya un experto oceanógrafo, que deja pequeño a Jacques Cousteau, y podrá explicarle con detalle. ¿Cree Martínez que Puigdemont está preocupado por las mismas “desigualdades” territoriales que a él le desvelan? Cuando Martínez percibe a su partido rindiendo pleitesía a un prófugo golpista, y cuando Martínez percibe al Gobierno prestándose al permanente chantaje de su tocayo Carles, ¿nada le inquieta? ¿Creerá Martínez que el `sirenismo´ de los Junts, Esquerra, Bildu y compañía está pensando en el interés general del conjunto de la ciudadanía?
Apelando a la “cohesión territorial”, Martínez ha invocado el modelo “Territorio 30 minutos”. Estupendo. Pero frente a ese “claim”, que diría el lenguaje publicitario, los Puigdemont de turno enarbolan otro: “Mis narices morenas 7 escaños”. Y ante eso, por parte del PSOE y por parte del Gobierno de Sánchez, no se observa otra cosa que sumisión. Sumisión y reverencia, porque lo primero es lo primero (seguir en La Moncloa), y lo segundo va después. Por todo ello, cuando Martínez se rasga las vestiduras frente a quienes vienen “a cargarse la democracia, a cargarse las instituciones y a deteriorar el Estado de Derecho” (eldiario.es, 18-1-2025), comprenderá que tal rasgamiento suene sesgado y reduccionista.
La semana pasada, Lambán ponía fin a la política institucional. Era una de esas voces dentro del PSOE (con cargo, cada vez quedan menos) que no mostraba tragaderas ante cualquier cambalache con los nacionalistas. Por ejemplo, en septiembre, y ante el propio Sánchez, criticó dentro del comité federal el pacto fiscal con ERC: “(…) he considerado siempre que la lealtad a Aragón y a España, las comunidades políticas a las que uno pertenece y a las que uno sirve, debe prevalecer siempre sobre la del partido, cuando existan contradicciones entre ambas”. ¿Martínez nos brindará algún mensaje parecido, y alguna acción consecuente con esa premisa?
Ulises se tapó los oídos para evitar la tentación. Martínez se los tapa para caer en ella con disimulo. ¿No escucha esos “cantos de sirena” del independentismo y de sus cómplices? ¿Esa berrea la considera “progresista”? En ocasiones, la forma más rápida de estrellarse contra los arrecifes es hacer oídos sordos.