Entre el tráfico de gallos y la cancelación de las monjas está la semana tan entretenida que hasta es difícil sacar tiempo para buscar las siete diferencias en lo de la vivienda.
Por un lado, anda el Seprona recuperando gallos robados, no vaya a ser el demonio. En una operación exprés, localizaba los primeros en Soria y los devolvía a sus propietarios. Esos hombres de Valladolid que crían a los animales "para llevarlos a certámenes de belleza" y conjuran insistentemente la memoria de varias generaciones para recuperarlos. El tema de las amenazas gitanas vía video viral ha sido "lo mejor del mes" para Pérez-Reverte: "Spanish Gomorra"; pero yo sólo lo he visto con un ojo porque no daba abasto con tanto sainete local: las redes ardían con la noticia de que las monjas de Belorado reaparecerían en Madrid Fusión, donde ya habían estado en su vida anterior al follón inmobiliario.
Para cuando Capel (crítico preeminente y presidente del congreso gastronómico) las descubrió en 2015, ellas ya se codeaban con las altas esferas (y las esferificaciones también) del sibaritismo patrio. Torreblanca y Subijana las habían tratado y enseñado. La suya no era una repostería de convento al uso; trabajaban la alta gama y vendían en el Club del Gourmet.
El próximo 27 de enero iban a dar una ponencia para explicar cómo habían hecho su chocolate 'RQR' (léase "erre que erre"), que ellas anunciaron como "símbolo de resistencia" y algunos han bautizado como "bombones protesta".
Sin embargo, algo se torció al día siguiente del anuncio, que nunca llegó a ser del todo oficial. Ni rastro de las clarisas díscolas en el programa de Madrid Fusión -que, dicho sea de paso, adolece de una falta de paridad que clama al cielo. Entre los ponentes, 68 hombres y 14 mujeres, varias de ellas como mitad de una pareja. Aunque en este caso está justificado porque las mujeres en la cocina no pintan nada-. En este ambiente hiperbólico en el que vivimos, los titulares se lanzaron al verbo estrella en las redes: "Las monjas de Belorado, ¡canceladas!" Por si eran poco famosas ya.
Entretanto El Intermedio hizo el otro día una sección llamada "La sacristía del coleccionista" parodiando la tienda del monasterio en liza, donde está a la venta por 40 euros el libro-CD que las religiosas han sacado para"aliviar su situación económica" (su jefe de prensa dixit). Ya está tardando alguno de esos productores visionarios de Los Ángeles en meterlas en un avión para grabar en su estudio: los Grammy Latinos tienen una categoría reservada al mejor álbum cristiano y estas mujeres, por mucho que las hayan excomulgado, entre que las desahucian y no, a algo están llamadas seguro.