La corrupción en España ciertamente es sistémica desde años, pero se ha disparado con creces bajo el Gobierno social comunista de Pedro Sánchez, afectando de lleno al propio Pedro Sánchez y sus ministros, porque no es el caso ‘Koldo’, es más que eso. Y tampoco es el primer escándalo de este ejecutivo radical, porque en estos más de cinco años de sanchismo, el Gobierno se ha visto envuelto en numerosos escándalos que van desde el ‘Tito Berni’ al Delcy Gate, caso en el que también está implicado José Luis Ábalos y el Gobierno. De hecho, que la corrupción ha aumentado lo confirman también varios estudios fiables publicados en los últimos años por la ONG Transparencia Internacional que colocan a España en la misma puntuación que Botswana o Cabo Verde.

Los datos son abrumadores y nos deberían preocupar seriamente a todos los españoles, desde castellanos y leoneses hasta catalanes, ya que son una gran vergüenza política y social, no sólo nacional sino también Internacional. Y provocan además un gran desastre económico para la nación.

Cabe recordar, que la política es vocación, servicio público al pueblo, no una forma para enriquecerse y menos aún de manera ilícita. Todavía peor incluso cuando una parte de la clase dirigente se corrompe incluso mientras se obliga a un encierro a la mayoría de los españoles por una orden sanitaria, como ocurrió en la pandemia. Y no vale decir excusas como que la prioridad era salvar vidas, porque no, ya que había diputados que para nada hacían semejante acto de buena fe. Para ser más concretos, algunos llevaban prostitutas a pisos en las que también había drogas duras, eso sólo durante el toque de queda y todo ello, pagado con grandes cantidades dinero. Deleznable, por no decir algo peor.

Pero la pregunta que se debe hacer realmente la sociedad española, es como se ha llegado a esta situación infame de corrupción, yo les digo mi opinión: un excesivo poder sobre la élite política, el control político sobre medios de comunicación e instituciones públicas, incluyendo el manoseo a la justicia y pasando por la desprotección de los denunciantes de corrupción y la alta de medios para combatir este problema, han dado lugar a que se haya permitido que se alcance una situación tan sumamente grave como la actual.

Por ello, es fundamental un pacto contra la corrupción y unas medidas claras y contundentes para atajarla, porque nos hemos convertido en un país bananero. Los corruptos no pueden salirse con la suya, deben ser investigados hasta el fondo y rendir cuentas con la justicia, como dice la Constitución española de 1978, la justicia debe ser igual para todos.