Como una lista básica, se citan en favor de los toros nombres conocidos para sustentar argumentos y que, por ende, los que están en contra los omiten al mencionarlos para no dar pie ni apoyo a los contrarios. Esto ha sucedido recientemente con Pablo Picasso al rememorar el 50 aniversario de su muerte, ocultando que fue un apasionado aficionado a los toros y lo mismo ha ocurrido con otra persona a la que se ha homenajeado por su reciente muerte como es la gran escritora Almudena Grandes.

Almudena, nieta de un conocido sastre de toreros, iba con su abuelo a los toros y así se hizo no solo una gran aficionada, sino también una experta en la materia que ilustraba incluso al abuelo y comentaba con él, todo lo relativo a la previa y la posteriori corrida, ya que, durante esta permanecían en riguroso silencio, salvo alguna olé imposible de contener.

En su relato 'Tabaco y negro', lo cuenta con apasionado conocimiento cuando Antoñete visita la sastrería de su abuelo. Y más al describir su visión en la plaza, " Y entonces, por un instante, todo quedaba en suspenso, los alientos, los sonidos, la luz y el tiempo. La realidad colgada de un hilo, una cuerda tensa tensa e invisible tendida entre sus ojos y los ojos de mi abuelo, sus ojos rapaces que nunca envejecieron. Yo también contenía la respiración e intentaba presentir, adivinar la fórmula mágica, la ecuación exacta, los ingredientes gemelos del hechizo ". Y ya en la plaza continúa "vi la tercera de feria. No despegué los labios y tuve suerte. Aquella tarde significó mucho para mí, más que la confirmación de un presentimiento, más que la iniciación en un misterio al mismo tiempo oscuro y luminoso, más que la bienvenida a un mundo que hasta entonces me había esforzado en vano por descifrar mirando a través del ojo de una cerradura.

Aquella tarde aprendí que yo también tenía un don, un tesoro pequeño, inmerecido y autónomo, la capacidad de gozar, de brincar de gozo con el alma pendiente del vuelo de un capote, una inteligencia instintiva para entender lo incomprensible y un pozo de emoción cuya profundidad ni siquiera yo mismo sospechaba... Miraba al ruedo con los ojos muy abiertos y lo que sucedía sobre el albero entraba en mí, como si yo solamente hubiera vivido hasta entonces para recibirlo".

Y así sigue su relato con una pasión y un conocimiento que solo entendemos en toda su dimensión quienes hemos sentido y seguimos sintiendo semejantes sensaciones. Almudena, pues, es una de las grandes escritoras que amó y sintió la fiesta de los toros en toda su dimensión. Y fue lo que otro gran intelectual y escritor, Fernando Savater, nos explicó con ocasión de recibir el premio de la Asociación Taurina Parlamentaria: "El derecho a emocionarse " que es a mi juicio el fundamento y razón de ser de la Tauromaquia.

Descanse en Paz la gran escritora y aficionada Almudena Grandes.