Luis Rojas Marcos ha dicho, con su sabiduría habitual que, en España “El optimismo está mal visto, no estar contento es lo habitual. El que lo está parece tonto”. Y viene esto al caso de los toros, en los que los pronósticos son siempre o casi siempre pesimistas cuando no catastrofistas. Y, sin embargo, las plazas siguen abiertas y los festejos siguen en apogeo. Este domingo, por ejemplo, se ha celebrado una corrida en la plaza de San Sebastián de los Reyes, “la tercera” de Madrid, después de Las Ventas y Vista Alegre, y ha llamado la atención que el tercer espada, Uceda Leal, primero por antigüedad, ha realizado una extraordinaria faena que le ha valido las dos orejas y la salida a hombros, junto con Roca Rey, también triunfador. Me he alegrado mucho del éxito del madrileño Uceda que, con sus 25 años de alternativa y la calidad de su toreo, bien merece este triunfo y muchos más.

Conocí a Uceda de novillero principiante como concursante del Bolsín Taurino de Ciudad Rodrigo en el que le dimos triunfador, aunque por no asistir a la entrega de premios se entendió que renunciaba. Yo tuve sus más y sus menos como miembro del jurado, pero eso es ya agua pasada.

Ahora, el torero vuelve a estar ahí y con más fuerza que nunca. Lo veremos en la Feria de Otoño madrileña y, después del triunfo de Sanse, la expectación ha subido enteros. Y, aunque de acuerdo con Rojas Marcos, lo de optimista esté mal visto y uno parezca tonto, yo prefiero parecerlo.

En fin, esta afirmación de Rojas Marcos también podría trasladarse a muchos otros ámbitos. Pero, claro, con guerras, sequías, inflaciones, paro y como remate epidemias, el optimismo parece fuera de lugar, pero yo recomendaría que, aunque no esté de moda el asomarse por una plaza de toros puede servir de revulsivo ante tanta calamidad, ya que ver a un torero jugarse la vida realizando una estética que para muchos de nosotros es arte puede ayudar a superar tantos males y catástrofes.

Así lo entendieron, y lo siguen entendiendo, artistas e intelectuales de prestigio, aunque también haya otros que disfrutan diciendo lo contrario. Yo, no obstante, pienso, como José Bergamín, que “la música callada del toreo” es el mejor bálsamo para muchos males que nos aquejan. No obstante, allá cada uno o cada una, como ahora se dice, con sus preferencias, aunque la vida es demasiado corta para no querer ver lo mejor de ella.