Santiago Abascal, en una de sus mejores intervenciones parlamentarias, se arrancó tirando de ironía y le dijo a Su Sanchidad: "Es verdad, señor Sánchez, cuidado con los curanderos, son los falsos doctores..." en alusión al comentario hecho por el Presimiente sobre el "curandero" Nuñez Feijóo y a la plagiada tesis de SuperSanchez, para a continuación recordarle que había dedicado la mitad de su intervención a la guerra de Ucrania.

Criticó su alianza con quienes no creen en el estado y con los que prometió no pactar nunca; también criticó la agenda 20-30 y el indulto a los golpistas. "Recordó el asesinato de Calvo Sotelo y el de Miguel Ángel Blanco y censuró la obsesión de Pedro Sánchez por blanquear a ETA. Censuró la agenda energética del Gobierno que por razones ideológicas nos está llevando a la ruina, con una deuda pública del 117% y una inflación superior al 10% aunque exhibiera unas tablas manipuladas. Le recordó que mientras anunciaba nuevos impuestos a las energéticas y al mundo financiero, el Ibex perdía más de 6.500 millones de euros. Criticó las leyes ideológicas y en especial la Ley Trans que se comprometió a derogar. También habló de la Ley del Suicidio Climático, de la Rapiña Fiscal, de la Promoción Brutal del aborto, la de eutanasia, la de Reforma Educativa, y de la ley de la Memoria Histórica, que quieren convertir en Ley de la Memoria Democrática. Le recordó su política errática respecto de Marruecos y Argelia y del efecto llamada que las subvenciones concedidas a quienes entran ilegalmente en España produce, lo que relacionó con el incremento de las violaciones en manada. Habló de los Estados de excepción inconstitucionales con los que nos confinó con ocasión de la pandemia y terminó pidiéndole que se fuera.

Los portavoces podemitas expresaron su satisfacción por el viraje que tomó el discurso del Presimiente al entregarse en brazos del programa de sus socios de gobierno y con el que las relaciones estaban bastante deterioradas a raíz del incremento de los gastos en defensa y los compromisos contraídos con la OTAN. Ambos se felicitaron por el "cambio de timón progresista" y criticaron el incremento del presupuesto en el Ministerio de Defensa. Rufián aprovechó para criticar la política de la vicepresidenta Yolanda Díaz.

El portavoz de ERC, como siempre, recordó a Sánchez de quien depende y solicitó abiertamente una Ley contra la contaminación mediática, en un claro anuncio de acabar con la libertad de prensa. Fue quien creó mayor tensión en el hemiciclo al colocar sobre el atril tres balas que extrajo de su bolsillo para recriminar al Gobierno lo ocurrido en la frontera con Melilla. Sólo faltó la navajita de la ministra...

El Portavoz del PNV, como es habitual en él tuvo una intervención prudente, pero recordando a Sánchez que con el número de escaños que tiene no debe provocar a sus aliados, pues gobierna como si tuviera mayoría absoluta llegando a invadir competencias autonómicas. Ciertamente se detecta su preocupación por la aproximación del PSOE con EH Bildu, preocupación que a buen seguro habrá aumentado ayer al conocerse la promoción política de Pachi López en el Partido, de cara a las próximas elecciones vascas.

Inés Arrimadas, con ese tono de colegiala que utiliza en sus intervenciones parlamentarias, calificó de desastre total la gestión de Sánchez y le pidió que se fuera a casa, algo que debía aplicarse a sí misma, después de tener que abrazarse con su íntimo enemigo Igea para refundar el partido, y de hacerse público el abandono de la política por parte de Garicano, sin duda uno de los mejores valores de Cs.

En fin, renuncio a referirme al resto de las 21 intervenciones que con las réplicas y dúplicas correspondientes que llenaron un tedioso Pleno que perdía interés con cada nueva intervención.

En definitiva, un debate ausente durante más de siete años, en el que el Presimiente se mostró triunfalmente glorioso, con muchas promesas en las que no cree ni él y que quizá olvidó explicar de dónde esperaba obtener financiación para hacer frente a tanto despilfarro.

Ni siquiera la nueva remodelación de la cúpula del PSOE que filtraron ayer, le vas permitir salvar los muebles. Y si no, tiempo al tiempo. Y una vez más, Super Sánchez se carga a los más próximos, pues él no tiene la culpa de nada.
Hasta la semana que viene.