No es ningún secreto que desde hace muchos meses Alvise y Javier Negre vienen haciendo un estrecho seguimiento de las actividades públicas, y no tan públicas, del alcalde Óscar Puente. Y no lo es porque unos y otros lo han hecho público a través de las redes sociales. Las acusaciones contra Óscar Puente se centran en sus lujosas vacaciones, la utilización de coches de súper lujo que "no sabe de quién son, la adquisición de su piso en el Paseo de Zorrilla y de determinadas decisiones administrativas que pudieran rayar en la prevaricación. El alcalde, primero les bloqueó en las redes sociales, algo que hace habitualmente con quienes no comparten su opinión, y a amenazar con recurrir a los Tribunales para denunciar a quienes le acusan de tales desmanes, cosa que al parecer, según afirman estos, no ha ocurrido todavía.

Como un paso más en esta batalla entre Alvise y Negre, de un lado, y el alcalde de otro, decidieron aquellos desplazarse a Valladolid para, en una ponencia, exponer públicamente sus acusaciones en un acto al que invitaron al propio Óscar Puente para que se defendiera de las mismas. Pero no, el alcalde no sólo no aceptó la invitación que se le hizo, sino que utilizó todos los resortes posibles para hacer imposible que tal acto se celebrara en Valladolid y a fe que estuvo a punto de conseguirlo: el primer local contratado en una sala de la iglesia de los Agustinos Filipinos canceló su autorización 48 horas antes, después de alguna llamada. ¿De quién? Pues de las mismas personas que llamaron a los responsables prácticamente de todos los locales capaces de acoger a un auditorio de entre 300 y 500 personas.

Y esto es lo que personalmente me indigna y me obliga a hacer pública mi opinión al respecto, pues como se ha recogido en algunos medios, yo estuve en la puerta del Hotel Felipe IV con el ánimo de asistir a aquel acto y por qué no, contestar a alguna de las preguntas que me pudieran realizar los organizadores en mi calidad de "perjudicado por Óscar Puente" y no porque me ganara las elecciones, algo que no se le logró en ningún caso, sino por intentar meterme en la cárcel a la par que arruinar a mi familia, algo que no supuso un solo euro de perjuicio económico al Ayuntamiento como reconoció el propio alcalde en el juicio, y que fue rechazado por unanimidad por los dos tribunales que me juzgaron y que además condenaron en costas al alcalde con lo que los honorarios de mi abogado los tuvo que abonar la acusación, algo que por supuesto no pagó el alcalde sino el Ayuntamiento, es decir, los vallisoletanos.

Y aclarada mi presencia en el acto que mantuve hasta la finalización del mismo en la Plaza Mayor con más de medio millar de asistentes de toda edad y condición, que no realizaron acto incívico o violento alguno, quiero significar que detrás del mismo no había ningún partido político, sino dos personas que defienden públicamente la democracia y la libertad por toda España, por mucho que a algunos les pese y hagan lo imposible por evitarlo.

Sólo me resta agradecer a Alvise y Negre su interés por desvelar ciertos secretos "municipales" y esperar que la próxima semana se pueda celebrar el acto sin presiones mafiosas. ¿Alguien se imagina qué hubiera pasado si esto lo hubiera hecho un alcalde como el anterior, que en 20 años de alcalde fue incapaz de descolgar el teléfono para este tipo de llamadas?... Claro, que como mis subvenciones eran mucho más escasas, el éxito no hubiera sido el mismo. Por cierto, ayer el dictador Maduro embargó el edificio del periódico venezolano El Nacional, por no ser adictos al régimen en su línea editorial. Es posible que esa noticia planeara sobre algunos de los que ayer se negaron a alquilar sus locales a esta pareja "libertaria". Como veis, el chavismo cada vez más cerca.

Esperemos que en aras de la transparencia que prometieron al acceder al gobierno municipal, hagan público el importe de las subvenciones municipales a los medios convencionales y algunos no tan convencionales del año 2021 y las comparen con las concedidas por mi gobierno en el 2.014. Y después, hablamos.