Como en los antiguos carteles de toros, también con Cataluña puede repetirse que hay dos. Dos pueblos, dos identidades, dos sensibilidades y dos sentimientos.

Y lo malo es que no solo no se oculta o ni siquiera se disimula, sino que se hace ostentación de ello. Cono se ha visto en la inauguración del Salón del automóvil en Barcelona, cuando el Rey, o sea, el Jefe del Estado, no ha sido recibido ni acompañado por su representante, esto es el presidente de la Generalitat, según proclama la Constitución que, según han dicho, estaba perdido en un debate.

Es no solo una descortesía, que lo es, sino una actitud totalmente desproporcionada y hasta ilegal. Por estar fuera y contra la ley de leyes como es nuestra Norma Suprema.

Se dirá que no es para tanto o incluso que lo mejor es no tenerlo en cuenta, pero con ello nos acostumbramos a una anomalía intolerable y en todo caso absurda y fuera de toda lógica.

El músico catalán Amadeo Vives, autor de renombradas zarzuelas como “Doña Francisquita”, decía que no hay nada más español que un catalán, y así es de acuerdo con la historia que nos une. Ahora, se quiere demostrar lo contrario con gestos tan fuera de lugar y, también, de tan mala educación como el que comentamos. Pero no por eso la historia se borra o se cambia, aunque se intente.

Cataluña es, y seguirá siendo, parte sustancial de España por mucho que se intente lo contrario. Prohibieron, también ilegalmente, los toros que no los correbous, o se quiere transformar en mezquita la monumental plaza de toros, verdadera aberración, y muchas más actuaciones antiespañolas, como si por ello Cataluña dejará de ser lo es, desde su nacimiento como condado, ya siempre ha sido

Sí duda que hay y seguirá habiendo dos sensibilidades en Cataluña, pero no por ello España dejará de ser la base y fundamento de su existencia como una nacionalidad integrada en una España plural, y si se quiere federal.