Pablo Yáñez, exresponsable de comunicación de Ciudadanos Castilla y León, regresa del inframundo como Ulises o Perséfone, y su retorno inesperado al cielo de los vivos incendia los ánimos a diestra y siniestra entre la grey política vallisoletana y regional.
Jefe de facto de Ciudadanos Castilla y León durante los años dorados de esta formación, gracias al hábil manejo de su amistad con Albert Rivera, murió políticamente tras el ‘pucherazo’ en las primarias que Ciudadanos convocó en marzo de 2019 para nominar a un candidato a la Junta de Castilla y León.
Un pucherazo que, dicho sea de paso, ha quedado penalmente en nada, porque el juez no pudo identificar al votante golfo y compulsivo que emitió con nocturnidad 82 votos fantasmas desde uno o dos ordenadores sin usuario personalizado. Aunque, eso sí, permitió a Francisco Igea optar a la presidencia de la Junta y convertirse al poco en el vicepresidente poliédrico de Alfonso Fernández Mañueco (PP).
Aquella pugna chirriante entre Igea y Silvia Clemente atiborró telediarios y magazines nacionales durante semanas, y concluyó arrumbando la brillante carrera política de la expresidenta de las Cortes y exconsejera de Agricultura y Ganadería de la Junta.

A cuerno quemado

La imprevista resurrección de Yáñez llega de la mano del presidente del PP de Valladolid y de la Diputación de dicha provincia, Conrado Íscar, quien ha señalado que solo pretende que este, a través de su empresa de comunicación Aquilania, se encargue de velar por su imagen pública desde el partido.
La reaparición súbita de Yáñez ha causado sorpresa en ciertos ámbitos del PP y ha sentado a cuerno quemado en las dos familias en que se articula Ciudadanos Castilla y León: la de Francisco Igea y Carlota Amigo, y la de Luis Fuentes, David Castaño y otros.
En el caso de Igea, es comprensible. Al fin y al cabo, Yáñez fue el principal valedor de la ‘operación Silvia Clemente’, si bien, su labor fue solo la de mero intermediario, ya que la orden de que la expresidenta de las Cortes fuera la candidata a la Junta partió directamente de Albert Rivera.
Claro que, una vez más, Yáñez volvió a recurrir a sus habituales tejemanejes en busca del beneficio propio. Aún se desconoce quién fue el autor de aquella foto canalla filtrada a los medios de comunicación en la que se le veía sentado frente a Silvia Clemente en un modesto bar de barrio de Valladolid.

El boss de Ciudadanos CyL

Nadie se explicó entonces que la expresidenta de las Cortes regionales, política experimentada, hubiera caído en una trampa tan burda. ¿A quién beneficiaba la fotografía? Desde luego, no a Silvia Clemente. La foto daba a entender que el muñidor de la operación o casi, o sea, el boss de Ciudadanos CyL, era el propio Yáñez. Ahora sabemos ya que no, que la audaz operación política estaba auspiciada por el mismísimo Albert Rivera. Yáñez era solo un obediente ejecutor, pero, de cara a la galería, quizás trató de apuntarse un tanto que no le correspondía. Ergo, cada cual que saque sus conclusiones.
Por estas componendas y otras, Yáñez también se había convertido en personaje incómodo para la otra familia, la de Luis Fuentes, Miguel Ángel González, David Castaño, José Ignacio Delgado... Luis Fuentes figuraba como jefe del partido en Castilla y León, pero en realidad solo era un hombre de paja. El que hacía y deshacía por detrás era Pablo Yáñez, enarbolando siempre como arma su estrecha amistad con Rivera, que explotaba en beneficio propio con inusitada eficacia. O sea, era un personaje indigesto entre los suyos.
Algunos malician que Conrado Íscar ha fichado a Yáñez como veedor, igual que hacen las figuras del toreo con esas personas de confianza que van por las ganaderías seleccionándoles el mejor ganado para sus corridas.
Es decir, bajo el pretexto de la asesoría de imagen, se trataría sobre todo de captar a alguien que conoce bien las interioridades de Ciudadanos y puede resultar muy útil a la hora de facilitar el trasvase de militantes desencantados desde la formación naranja al PP en las próximas elecciones.

Sin relación con Hervías

Declara Íscar que el fichaje de Yáñez era conocido e incluso promovido por Génova, 13. Pero es algo que a uno no le cuadra. O sea, lo mismo para lo que Pablo Casado y Teodoro García Egea contrataron a Fran Hervías. Según algunas fuentes, la relación entre Hervías y Yáñez se rompió hace mucho tiempo, igual que quebraron los lazos con Silvia Clemente. Además, no parece que el PP de Valladolid necesite a Pablo Yáñez como muñidor de ninguna lista.
Así pues, de momento habrá que creer al presidente del PP vallisoletano. Porque, eso sí, según comentan, algunos de los vídeos de las campañas políticas de Cs que promovió Yáñez no estaban nada mal.