Miki interpretando 'La Venda' en Eurovisión 2019

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Televisión

¿Coros grabados en Eurovisión?: Pros y contras de esta nueva norma

La UER permitirá que los coros vayan grabados en la edición de 2021

7 septiembre, 2020 09:24

La crisis sanitaria del coronavirus provocó que este 2020 el Festival de Eurovisión, al igual que otros tantos eventos, no se pudiese celebrar. Con la carrera hacia el 2021 recién empezada esta misma semana, la UER está tomando varias decisiones sobre su futuro, como por ejemplo, desarrollar un plan B en el que el certamen se celebrase a puerta cerrada. Además, han modificado una de sus normas clásicas: los coros podrán ser pregrabados y no necesariamente en directo, como hasta ahora.

“La idea detrás de este cambio es permitir a las cadenas la posibilidad de explorar nuevas ideas creativas, viajar con una delegación más pequeña y reducir la carga técnica que ha de asumir el país anfitrión”, asegura Martin Österdahl, nuevo supervisor ejecutivo de Eurovisión.

Así, defiende que esta nueva norma “permitirá a los compositores y productores que el trabajo que presenten sea lo más cercano a la composición original, y sobre todo, asegura que el festival avance con el tiempo”.

El corista en la sombra

En el Festival de Eurovisión cada país puede trabajar en el escenario con un máximo de seis artistas, entre cantantes, bailarines y coristas. En muchas ocasiones nos hemos encontrado con coristas que doblan la voz del cantante principal, con su mismo tono y timbre, y que en ocasiones están escondidos detrás del escenario.

Es llamativo, por ejemplo, el caso de la ganadora Dana International, que llevó tres coristas y un apoyo vocal; las coristas sí aparecían a su lado, interactuaban con la hebrea durante la canción ‘Diva’; sin embargo, la que le doblaba su voz aparecía a oscuras en el escenario, y ni un solo plano nos mostraba su cara. Su nombre, por cierto, es Galit Dahan.

Si analizamos la historia del Festival, nos encontraremos coristas tan llamativos como Al Bano y su hija Ylenia Carrisi, David Bisbal, Bustamante o Chenoa, y otros más bien anecdóticos como Silvia Abril con el 'Chiki Chiki'.

¿Se podría hacer playback de la voz de un corista?

Se permite que haya coros pregrabados, de acuerdo, pero ¿qué sería exactamente un coro? ¿Una voz de apoyo contaría como coro? ¿O solo hablamos de voces que hagan armonías al cantante?

El coro forma parte del arreglo musical, lo que viste la canción, la melodía. Hay veces en los que un coro es más famoso que la canción, por ejemplo, 'Mammy Blues' de los Pop Tops, que era la parte que todo el mundo se sabía”, nos explica Sol Pilas, corista profesional y que acompañó en Eurovisión a Anabel Conde y Mikel Herzog. “Me duele en el alma, es mi profesión y la veo en peligro”, señala sobre esta decisión de la UER. “Empezaron quitando los músicos en directo, y con los coros va a pasar lo mismo si ya se ha dado ese paso difícilmente se retroceda”.

El coro es un seguro de vida a la hora de la interpretación, sobre todo si hay coreografía, dice Joaquín Hurtado

“Hace mucho tiempo que Eurovisión dejó de ser un festival de canciones para convertirse en otra cosa, que los coros vayan también grabados ya es mera anécdota, a pesar de su importancia”, apunta por su parte el periodista musical Joaquín Hurtado. “La inmensa mayoría de las canciones que acuden al Festival llevan armonías y segundas voces. El coro es, en todos los casos, el arrope de la voz principal siempre que lo necesita, un seguro de vida a la hora de la interpretación, especialmente si la puesta en escena lleva una coreografía que complique los tiempos de respiración”.

Para Anabel Conde, representante de España en 1995 con el tema ‘Vuelve Conmigo’ y corista de Andorra en 2005, Eurovisión “poco a poco se ha convertido en algo más audiovisual que estrictamente musical, y lo que se está perdiendo es lo que realmente era importante, la música”. Para ella también es negativo que los coros puedan ir grabados, y hasta pide la vuelta de la música en directo.

“El año que yo participé, el violín de la canción estaba grabado, a pesar de ser lo que más peso tenía en la canción (‘Nocturna’, de Secret Garden). Si se puede grabar por ejemplo una voz apoyando la voz principal no se pueden hacer, entre comillas, más trampas”, valora la artista malagueña. “A veces hemos escuchado más los coros que al artista principal, porque está bailando mucho o porque no llega. Igual no hay que bailar tanto”, señala.

Eurovisión se ha convertido en algo más audiovisual que estrictamente musical, dice Anabel Conde

Que Eurovisión se ha alejado de su idea primigenia es algo claro. Y por ello, hay profesionales de la música que sí ven bien que los coros puedan ir grabados. “Para mí siempre ha sido el Festival de la Canción, y creo que la canción es lo que debe prevalecer. Si para que esa canción suene lo mejor posible, es necesario usar playbacks musicales en detrimento de una orquesta (gracias, Señor) o un apoyo de coros o voz de refuerzo para alguien cuya presencia escénica se basa en el baile, por ejemplo, bienvenido sea”, apunta el productor Ánder Pérez, autor de ‘Dime’ de Beth y responsable de candidaturas como ‘Perfecta’ de Venus o ‘Contigo’ de Mirela, entre otras.

Dudo que permitan las voces principales pregrabadas, dice Ánder Pérez

Prefiero una canción divertida bien defendida con la puesta en escena que algo aburrido cantado por una voz privilegiada. Y dudo mucho que la organización permita participar a alguien con voces principales grabadas”, comenta, en referencia a la posibilidad de ver a artistas que canten poco o nada, apoyándose en la pista grabada.

¿Pueden unos malos coros destrozar una canción?

A veces es complicado adaptar a un máximo de seis personas una candidatura eurovisiva. “Tuve una experiencia en una preselección, como productor y como parte de la banda de Electric Nana, y no nos permitían llevar coros pregrabados”, recuerda el productor y cantante Guille Mostaza, en referencia al tema ‘Now’, del año 2016. “En la canción de estudio metí como unas 20 voces, y yo sugerí ponerlas de fondo para lograr el mismo efecto que le directo, pero se negaron. Nos pusieron un micro a todos, unos cantaban mejor que otros y fue un poco cutre”.

Eurovisión ya es un espectáculo visual, la música es casi un añadido, dice Guille Mostaza

Para Mostaza, la idea de llevar los coros pregrabados también es positiva. “Desde el momento que Eurovisión deja de ser con orquesta, si la base va pregrabada ¿por qué no los coros? ¿Quién rige esto? ¿Qué es cierto y qué no? Eurovisión es un espectáculo meramente visual, y la música es casi un añadido. Hay algunos que preparan grandes números pero cantan casi de forma anecdótica”, valora.

Un coro desafinado o mal nivelado en la mezcla final puede resultar catastrófico. Unas segundas voces potentes podrían haber ayudado mucho a Raquel de El Sueño de Morfeo en ‘Contigo hasta el final’ o, por el contrario, podrían haber hundido en la miseria a Pastora Soler o a Ruth Lorenzo al restarles su protagonismo como intérpretes solistas”, añade en ese sentido Joaquín Hurtado.

Si los coros estropean la canción, que hubiesen llamado a profesionales, dice Sol Pilas

Y es que a menudo se mencionan canciones que no quedaron del todo bien en directo por cómo había resultado el trabajo de los coristas. “No hay conocimiento de lo dificilísimo que es hacer unos buenos coros”, admite resignada Sol Pilas. “No todos tienen la capacidad, el oído, la métrica, parece que la puede hacer cualquiera. Necesitas tener una buena concentración para no irte con la voz de al lado, tener conocimientos de música… A veces hablamos de que un coro ha destrozado una canción en Eurovisión. ¡Pues les está muy bien empleado, por no llamar a profesionales! Los coros no han destrozado nada, porque los que has llamado no eran coristas de verdad, e igual ni se tenían claro los arreglos ni se les ha sabido dirigir”.

“Hemos tenido propuestas como Las Ketchup que fueron un desastre, o El Sueño de Morfeo que fue otro horror. Para eso casi hubiesen hecho un playback”, analiza Guille Mostaza. “Lo que no hay que hacer es llevar a artistas que no puedan cantar bien en directo”, sentencia por su parte Anabel Conde.