Hablemos de quien hablemos, a nadie le gusta sentirse ser parte de una moda pasajera, olvidada antes de llegar la siguiente. El tiempo de vida de un concursante de un reality show es breve, al menos televisivamente hablando. Es por ello que, para resistir el paso del tiempo, estos han intentado seguir reinventándose.

Sin duda, el modelo más rentable para rentabilizar una participación en un reality show es participar en los eventos conocidos como "bolos". No son pocas las salas de ocio que están dispuestas a pagar jugosas cantidades de dinero solo por contar con la presencia del rostro conocido de turno, atrayente suficiente para cientos de jóvenes que acuden a las discotecas para fotografiarse con sus ídolos.

Pese a ello, parece que de hace un tiempo a esta parte, la simple asistencia de un "viceverso" o un "hermanito" a este tipo de fiestas para posar en un photocall no renta tanto a las discotecas como llevar a alguien capaz de dar la nota. Por este motivo, estas estrellas de usar y tirar han encontrado una nueva e innovadora manera de mantenerse en el candelero: la música.

Ya lo afirmaban compositores de la talla de Mozart, Beethoven o Schubert: dejar un legado musical es el camino más corto a la eternidad. Es por ello por lo que todos y todas quieren ser Ylenia. No importa si son rubios o morenos, si han salido de Gran Hermano, la factoría Shore o de Mujeres y hombres y viceversa: todos quieren ser la ambición rubia, con permiso de Madonna.

No se premia al esfuerzo ni al talento, sino al carisma y la personalidad

Y es que, pese a que muchos lo intentaron antes que ella, Ylenia ha sido el único de estos productos fast food que ha logrado lo que otros artistas consagrados sueñan y quizá no llegan a conseguir jamás: estar en boca de todos, despachar cientos de singles y hablar de su música durante horas en programas de máxima audiencia. 

Ylenia no era una broma. Pese a contar con un solo sencillo a la venta, lanzado de la mano de Warner Music hace poco más de un año, a su proyecto tan solo le fueron necesarias 24 horas para que la artista se "pegara" a los primeros puestos de las listas de ventas en España y consiguiera más de un millón de reproducciones en YouTube.

La cosa no quedó ahí. La "cantante máxima", como muchos la conocen, consiguió rozar el número 1 en la lista española de iTunes y, pese a las duras críticas recibidas desde la publicación del tema, logró alcanzar el puesto número 7 en la lista oficial de ventas españolas (PROMUSICAE) y ser certificado disco de oro por sus más de 4 millones de reproducciones vía streaming. ¿No son méritos suficientes como para coronarla como la reina del reggaetón ibérico?

Nuria "Fresita", ganadora de Gran Hermano 5, se convertía la pasada semana en ser la última concursante de un reality show en incursionar en el mundo de la canción al ritmo de Eo. Pese a su intentona y su gran acogida en las redes sociales, el tema de la de Salou no llega ni a 2.000 reproducciones en Spotify y tampoco hay rastro del mismo en las listas de "los más vendidos" de las plataformas digitales. Un juego de niños, si la comparamos con la todopoderosa Ylenia.

Algo parecido ha ocurrido con los últimos temas publicados por Amor Romeira (GH 9), Karime y Potro de MTV Super Shore, María del Amor (Pekín Express), Santana (Mujeres y hombres y viceversa), Rafa Mora (Mujeres y hombres y viceversa) o Aguasantas (GH VIP 4), que pasaron sin pena ni gloria por una era viral donde parece ser que no se premia al esfuerzo ni al talento, sino al carisma y la personalidad.