Opinión

El silencio del Rey

Felipe VI

Felipe VI Europa Press

El titular parece señalar a Felipe VI. Tal vez, pero lo transciende. Explico por qué.

El célebre "venceréis pero no convenceréis", dicen que de Unamuno, no cesa de ser refutado por los hechos. Los hechos muestran que quien bien miente, mejor convence y no tarda en llegar al poder.

La derecha española no cesa de acusar al presidente Pedro Sánchez de mentir. No comprende que la verdad es un asunto de la filosofía, la religión o la teología en su escala metafísica. No es asunto de la ideología, aunque las ideologías se anudan con la verdad mediante nexos muy precisos. La verdad, la moral, la ética para un político son simples herramientas de uso. Las utiliza casi siempre sin reparos. Incluso para procurar el bien, la prosperidad de la nación. 

Lo siniestro, en Pedro Sánchez, no es ni fue la mentira, aunque le traiga consecuencias. Por lo pronto, no las esperadas por la oposición. La realidad es más terrible: se trata de un presidente que se ha alineado con quienes mataron a sus compañeros socialistas. Jamás se ha visto algo así en la historia del PSOE. Este es un hecho de sangre que no logrará blanquear el periodismo pandillero, Soros, ni las nieves perpetuas del Kilimanjaro. Tampoco la distraída sonrisa de sus cómplices colaboradores. Los marcará para siempre, como a Caín.

Nuestra situación española es alimentada por los enemigos de la unidad de España. La UE hizo senador a Puigdemont  e intocable a Pujol. Bien puede explicarlo, como nadie, Alejo Vidal-Quadras, cuyo reciente atentado aún más lo confirma.

La dependencia del presidente español de los poderes extranjeros es puro gozo para la OTAN, para Marruecos y para las élites del Pato Donald, como el foro de Davos. Pronto veremos al contribuyente europeo pagar la destrucción de Ucrania, pues, terminada la guerra, ingresará en la UE. La factura es lo que cuenta, no la vida de los soldados. En España, cualquier subida de impuestos ya se la atribuye al conflicto ucraniano. La mentira funciona. 

El golpe del 11 marzo de 2004 fue explicado sobre otra gran mentira que llevó a José Luis Rodríguez Zapatero al poder. Mentira continuada, a la gallega, por Mariano Rajoy. Lo cual motivó, en parte, el origen de Vox cuya afiliación a la extrema derecha no deja de ser un aburrido eslogan con el que truena sin desmayo el bien retribuido periodismo pandillero. De esta gran mentira no se excluya a Feijóo (quiso imponer la vacuna e impuso el gallego para trabajar en la Administración). Feijóo, como ayer Mariano, es otro Pedro Sánchez pero a la gallega. Globalistas inmisericordes, Y si un día lo invisten presidente de España intentará eliminar a Isabel Díaz Ayuso porque, salta a la vista, le hace sombra. 

Felipe VI para sobrevivir luce en el ojal el símbolo globalista. Viejo mimetismo. No le queda otra.  De todos modos, se vislumbra un rayo de esperanza para la corona española. El oso ruso acaba de arrancarle al Pato Donald algunas plumas importantes y las antorchas de Zelensky se apagarán para ocultar la derrota y la injusticia. En este punto, recordemos a Epicuro: "Es fácil pasar desapercibido cuando se comete una injusticia, pero imposible conseguir seguridad de pasar desapercibido"

El desplume del Pato puede favorecer el vuelo del Cóndor hispano. Hispanoamérica, mejor Iberoamérica, debe rescatar a su águila emblemática cuya majestuosidad ha de cubrir también los cielos de Brasil para avizorar y combatir en la inmensidad de sus campos otra gran mentira: la Leyenda Negra. Con tal fin, comience Iberoamérica a facilitar el paso libre a los historiadores malditos. En España, entre otros, María Elvira Roca Barea; en América, al silenciado Marcelo Gullo Omodeo

Recuperemos a Isabel la Católica. Su katolikós, su universalidad, su verdad distorsionada, su mito luminoso oscurecido por la propaganda calvinista alimentada por el vaticanismo y el filibustero sajón. 

Isabel la Católica salvó los pueblos indígenas de la esclavitud y el exterminio y los integró, a través de los misioneros, en la civilización grecorromana. Civilización que germinó sin violencia desde Argentina hasta más allá del río Bravo. La América indígena y criolla debería levantarle una estatua en cada plaza como triunfo del mestizaje frente al genocidio inglés. 

La actual monarquía española actúe sin complejos. Debería recuperar la figura de Isabel la Católica, por ejemplo, a través de Leonor, Leonor la Católica. Bello nombre incluso si saliera atea. Tendría su gracia. Son los ateos católicos los que hoy día más defienden la Iglesia tradicional porque la mayoría del clero español ya es luterano. Un clero cabeza de chorlito que no tiene idea de nada. Hundido en el analfabetismo teológico fomentado por el Concilio Vaticano II, ignora el latín, ignora a Suárez, ignora a Tomás de Aquino. No sabe nada de Filosofía y como tampoco entiende el cántico espiritual de san Juan de la Cruz, lo han vuelto a encerrar en una celda de pasividad como la del Valle del Perdón Monumental, Valle de los Caídos. ¿"A dónde te fuiste Amado y me dejaste con quejido"? 

Tanto el oso panda chino, como el ruso les convendría defender la unidad Iberoamericana y en Venezuela apoyar a Maduro frente al depredador inglés en Esequiba. Primero, la soberanía nacional, entérese Corinna. La oposición ayude a su rival electoral en sus reivindicaciones territoriales.

El poeta sale a la palestra en defensa de la reina Letizia. Y no necesita acudir a la fulminante sentencia de Jesús: "Quien esté limpio de pecado arroje la primera piedra". Basta con recordarle al Borbón de turno, según mito, que más sangre real bombea el corazón de la Reina que el de los afrancesados borbones habidos y por haber: Letizia es asturiana, es Covadonga. El que quiera entender que entienda y el que no, como la resentida nobleza que la persigue, sea desprovista de sus títulos con un contumaz zapatazo real en sus traseros visigóticos como hizo don Pelayo en su conversación con el traidor don Opas, la Conferencia Episcopal de entonces.  

Recalco: ningún aristócrata en España ni en Europa le llega a los tobillos al mito real de Asturias. Se ponga como se ponga la prensa pandillera y los amos del dinero, Ni la Reserva Federal del Pato Donald podrá hacer "reseteo" con la familia real española, si ésta no se deja. Familia Real que puede prestar grandes servicios a España y a Iberoamérica. Jamás un presidente de gobierno puede llegar, en representación de su país, a donde un rey o una reina llega. ¿Ya se han olvidado los empresarios españoles de los beneficios que obtuvieron en Arabia Saudí gracias a la gestión de Juan Carlos I?

La monarquía española debe ser apoyada por la hispanidad. No hay izquierdas ni derechas que valgan. Estamos considerando un asunto transcendental, no partidista. Los presidentes iberoamericanos deben superar sus prejuicios escolares, de parvulitos pequeñoburgueses. Al contrario, serán de nuevo carne para el plato sajón, pero esta vez rebozada con harina de insectos.

Este es el silencio de Felipe VI, de un Rey que podría ser de las Españas en versión moderna pues si el pasado no se repite, se transforma. Transfórmese también el silencio del Rey.

EL SILENCIO DEL REY

Quien del silencio es dueño,
reina en sus palabras,
las moldea, esculpe, labra,
las gobierna con sus sueños.

Si los sueños son de arcilla
aunque parezcan metal
ni en una corona real
el barro por noble brilla.

No finja el Rey ni el poeta:
pluma y bastón blandan altos,
blandan cual sota de bastos
la majestad y el poema.

Contra el silencio servil,
de testigo pongo a Plubio:
homo sum, humani nihil
a me alienum puto.(1)

(1) Soy hombre, luego nada de lo humano me es ajeno.