Opinión

Puñalada trapera

El agente, despedido por sus compañeros.

El agente, despedido por sus compañeros.

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Viernes 28 de mayo del año 2021, un «viernes de mierda», gracias a Marlaska, bajo las órdenes de Pedro Sánchez. Se une a tan deshonroso binomio, el Director General de la Policía Francisco Pardo Piqueras. Recordemos nombres y apellidos, especialmente sus vecinos en el futuro, ya que es bueno saber el «pelaje» que gastan los calamidades. Su familia, ya se apañarán con ellos de esta tremenda deshonra. Además de los favores a etarras...

El día 18 de octubre del año 2019 se produjeron altercados callejeros en Cataluña. Barcelona fue objeto de terrorismo urbano como nadie podía imaginar. Aquella violencia de individuos terroristas hizo mella en toda España. Allí estaban nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: Policía Nacional y Guardia Civil. Batiéndose el cobre, sin dar un paso atrás, afrontando los lanzamientos de adoquines al resto de españoles.

Los compañeros de las Unidades de Intervención Policial —UIP— fueron encargados de restablecer el orden y proteger, entre otros, el aeropuerto de «El Prat», así como la seguridad ciudadana en la Ciudad Condal. Hubo heridos por el lanzamiento de los más diversos objetos. Ángel H.S., destinado en la UIP de La Coruña, prestó servicio heroico.

El compañero Ángel tiene en la actualidad 45 años, 45 «palotes» uno detrás de otro. El día 18 de octubre de 2019 estaba de servicio en la plaza de Urquinaona. Allí, la turba terrorista lanzó adoquines arrancados de las aceras a los agentes. Uno de ellos impactó en el antebrazo derecho del bueno de Ángel. Se le cayó la escopeta y se agachó para recogerla, momento en el que recibió otro adoquín en el omóplato izquierdo. Ahí se dio cuenta de que tenía una fractura en el brazo derecho. ¿Fractura digo? Sí, fractura abierta del cúbito y radio. Por si no queda claro —especialmente a sabandijas socialcomunistas— el hueso asomaba fuera de la piel.

Los compañeros lo trasladaron fuera de la línea de intervención a una furgoneta y hospital. Al día siguiente le pusieron una placa con 6 tornillos, 6, en el antebrazo. Después llegó a La Coruña, donde tuvo que ser intervenido de nuevo. Ni la placa ni los 6 tornillos, 6, estaban cumpliendo su función. Cosas de la naturaleza. Precisó de una nueva intervención donde le colocaron una nueva placa con 8 tornillos, 8, y una malla para asegurar que esta vez se uniera la fractura de los huesos.

La herida perpetrada que le provocó el ataque en Urquinaona.

La herida perpetrada que le provocó el ataque en Urquinaona.

Durante su convalecencia recibió la visita del señor ministro de Interior, así como el conjunto completo del «Comando Gañote»: llegan, visitan, saludan, fotos, falsos parabienes y futuribles —«eres un héroe, te recuperarás, buscaremos un destino, esto se merece la medalla roja, cuidaremos de ti, no dejamos a nadie atrás»—, lanzándose de inmediato a beberse un buen vino y comer a costa del resto de españoles.

Después de un tiempo, la evolución ha sido bastante satisfactoria: conserva el brazo. No puede realizar determinados movimientos con el antebrazo, pérdida de fuerza, capacidad y unido al trastorno por estrés postraumático han finalizado en un expediente de pérdida de aptitudes psicofísicas para ser miembro activo de la Policía Nacional.

El viernes de mierda día 29 de mayo de 2021 fue a «firmar» el recibo del pase a retiro/jubilación, entrega de «chismes» y placa. Cuán sorpresa que tenían reservada los señores —valga la ironía— Marlaska y Pardo Piqueras: los motivos de la jubilación eran «enfermedad común» sin ser acto de servicio. ¿Qué quiere decir? El agente tendrá una pensión acorde a la definición «viernes» del Ministerio del Interior.

Mientras en el expediente consta como acto de servicio, a la hora de fijar la pensión y sin haber completado 20 años de servicio efectivo en el cuerpo, Ángel se quedará sin recibir lo que legalmente le corresponde por su actuación heroica frente a terroristas. ¡Ojo! De todo ello han tenido perfecto conocimiento los dos personajes citados en el presente párrafo, ya que firman el «visto bueno» a la resolución. ¿Cómo era aquello de «dictar una resolución arbitraria a sabiendas de su injusticia»?

Ahora Ángel tiene la batalla más amarga: luchar contra la Administración General del Estado en la vía contencioso administrativa. De 2 a 4 años, gracias a la acumulación de juicios; de 3.000 € a 5.000 € como pago a la defensa y procurador; 2.000 € si precisa un dictamen pericial. Sumar días y noches donde se cierran los párpados y se permanece despierto; momentos infinitos oyendo piedras caer, disparos, sirenas, luces, insultos y las malditas promesas incumplidas de los malvados del «Comando Gañote».

Compañero Ángel, ten por seguridad que estaremos a tu lado en lo que haga falta —incluidos traslados por Madrid o acompañarte por esta jungla—. Seguiremos dando batalla para que la Justicia te dé la razón que tienes.

Este compañero podría llamarse Pedro, Ana, Fran, María, Ander, Susana, José Antonio, Luna, Jorge, ser amigo y vecino nuestro. Gracias a los votantes del PSOE, este gobierno firma otro «viernes de mierda» con puñalada trapera incluida.