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Los Pilares de la Creación

Pablo Iglesias, rodeado de los líderes de Unidas Podemos, en la noche electoral del 10-N.

Pablo Iglesias, rodeado de los líderes de Unidas Podemos, en la noche electoral del 10-N.

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Podemos es la fuerza política que gobierna España junto al PSOE. La coalición de estos dos partidos hizo historia y marcó el final deseado por la formación morada desde su concepción: tener puestos de responsabilidad política nacional para poder cambiar las cosas. Sin embargo, la entrada en el gobierno coincidió con el desplome electoral del partido, que cosechó los peores resultados en generales de su joven historia en noviembre de 2019 y corroboró su caída próxima a la irrelevancia en las elecciones autonómicas gallegas y vascas del año 2020. Actualmente, Podemos triunfa institucionalmente alcanzando relevancia política por primera vez en su existencia, así como, por otro lado, sale desangrado en cada cita electoral. Está vivo y se muere al mismo tiempo, como un reflejo político del famoso gato de Schrödinger.

No obstante, el gato de Schrödinger mantenía, al compás, la posibilidad de encontrarse vivo y muerto dentro de sí. Una no primaba sobre la otra y, si lo hacía, el parámetro estaba contemplado en el propio experimento, mas Podemos se halla mucho más próximo a la muerte que a la vida, más cercano al derrumbamiento de su importancia electoral que al resurgimiento de su trascendencia política. Su presencia en el Gobierno de España trasmite una imagen de partido fuerte y decisivo. No es extraño aseverar que, institucionalmente, la formación de Pablo Iglesias se halla en su cénit y ostenta un brillo preclaro que nos hace creer en la vida de Podemos. Empero, el cosmos político es tan mutable que una mera representación gubernamental puede no ser suficiente para unos votantes desencantados que observaban en el proyecto encabezado por Iglesias una posibilidad de cambio con respecto a la vieja política y un partido íntegro de valores diáfanos que no sacrificaría sus principios ni se cortaría la coleta por sonsacarle tres o cuatro ministerios al *insértese calificativo pertinente* Partido Socialista.

Existe un lugar muy alejado de nuestro Sistema Solar que se conoce como Los Pilares de la Creación. Este emplazamiento es un magnífico espécimen celeste y una visión sobrecogedora de la abstracta belleza del universo. Su luz puede verse desde la Tierra y los aficionados a la astronomía o, simplemente, los que aprecian las formas hermosas y filosóficas son capaces de deleitarse con ella. Este fenómeno espacial seguirá rutilando desde nuestra terrícola perspectiva durante mucho tiempo, y podremos asistir a su testimonial vida mientras su luz nos sea visible, pero, no se engañen, Los Pilares de la Creación ya están muertos.

La razón de esta ambivalencia está en que este ejemplar estético del cosmos conocido se encuentra a siete mil años luz de distancia, por lo que la luminosidad que irradia tarda siete milenios en llegar a nosotros. Es decir, la luz que observamos es el resplandor que existía siete milenios atrás. Hace mil años, por contra, Los Pilares fueron destruidos por la explosión una supernova, lo cual provocó que, desde nuestras coordenadas terrestres, seamos capaces de ver cómo la muerte anunciada de Los Pilares se aproxima inexorablemente. Su fallecimiento se ha consumado, pero, aun así, podremos ver su luz por largo tiempo.

Podemos se encuentra en los Pilares de la Creación. Desde nuestras coordenadas temporales, es una fuerza política relevante, que se atreve, incluso, a aseverar que otros partidos no formarán jamás parte del Consejo de Ministros de España de nuevo y que fulgura con intensidad institucional. Empero, la realidad es trágica, y los votantes llevan tiempo asistiendo al paulatino e ineludible declive del partido. La política actúa aquí como el universo: puede arrojar simulaciones y sombras que nos hacen observar la luz viva de una estrella o de un partido político que solo aspira a esperar su inevitable colapso. Y es que Podemos no solo ha acusado un desangramiento insistente, sino, además, una manifiesta incapacidad de realzar el vuelo.

Pablo Iglesias es el último pilar de la formación de UP. Cada uno de los miembros fundadores han ido desapareciendo de la foto hasta que únicamente ha sobrevivido el buque insignia. La continua caída electoral no ha devenido en un cambio de estrategia o en un relevo en el liderazgo, sino en una falta de autocrítica que ha reforzado los estamentos más sectarios de Podemos. Todo en la historia reciente del partido parece haber ido ineluctablemente encaminado a la situación actual.

Aquello que antaño defendían los vástagos políticos del 15-M queda en estos momentos resumido en débiles presiones económicas al PSOE y en la defensa distorsionada de apropiadas y patrimonializadas causas sociales que abanderan hasta la acrítica extenuación. El sectarismo, el sedentarismo ideológico y el abandono de los ideales contestatarios iniciales que encandilaron a tantos insatisfechos han hecho que Podemos se halle en frecuencia muerta y que solo pueda aspirar a ser un fósil electoral en proceso de degradación, un mero reflejo político de Los Pilares de la Creación.