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Libertad, Solidaridad, Responsabilidad

Muestra de solidaridad con el Banco de Alimentos en la Coruña, en plena crisis del coronavirus.

Muestra de solidaridad con el Banco de Alimentos en la Coruña, en plena crisis del coronavirus.

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A las puertas del siglo pasado, Dvorák compone la Sinfonía del Nuevo Mundo, una propuesta arriesgada y rompedora, que emerge de las oscuridades del XIX para señalar el camino a recorrer por la música en el siglo XX.

Dvorák forjó su identidad musical a caballo entre los compositores románticos del XIX y los temas populares de su Bohemia natal. En 1892, ésta da un giro inesperado cuando acepta dirigir el Conservatorio de Nueva York tras triunfar en Europa. Allí descubre un folclore rico en melodías afroamericanas e indias, cuyo maridaje con temas checos y eslavos marcará un antes y un después de la música clásica. Sin embargo, hoy ningún auditorio le rinde homenaje. Todos permanecen cerrados fruto de una blitzkrieg viral gestada en la globalización y descoordinación internacional imperantes.

Estamos en guerra, más vale asumirlo. Algunos -tildados entonces de alarmistas- lo dijimos a principios de febrero. Otros, como Juan Prego, director de Mornings4, lo dijeron antes, y otros, como el presidente de Francia, lo dijeron después, pero lo dijeron. Para entonces, las bolsas del mundo ya miraban asustadas cómo avanza un virus que no discrimina por condición o convicción, y se propaga exponencialmente. Para no luchar en desventaja, debemos empezar a combatirle con sus mismas armas, y ahí es donde podemos aprender de Dvorák, quien nos enseñó cómo el mestizaje permite crear algo mayor a la suma de las partes.

Con ese objetivo, el think tank Mornings4 creó el 19 de marzo un punto de encuentro virtual donde sus miembros propusieran soluciones que mitiguen la epidemia. En sólo 24 horas se lanzó la iniciativa sin ánimo de lucro 3DCovid19.tech, una plataforma multidisciplinar para abastecer de material impreso en 3D a los hospitales. El día 21, más de 200 empresas y profesionales ya recibían solicitudes urgentes de mascarillas, respiradores y viseras protectoras desde 11 centros sanitarios repartidos por España. Fueron 48 horas contrarreloj para el equipo de voluntarios de la plataforma digital que recepciona los pedidos, coordina la producción y gestiona la distribución.

La madurez de la sociedad civil, tan cuestionada por la insolidaridad de unos pocos, también se mide por acciones como esta, donde pymes, multinacionales y asociaciones han sumado esfuerzos de manera altruista. Como escribe Sun Tzu en El arte de la guerra, "cada cual es útil" (Capítulo V, Sobre la firmeza). Igual que un virus de Wuhan llega en semanas a Lombardía, una mascarilla impresa hoy en Barcelona salvará vidas mañana en Toledo. Una derivada del efecto mariposa donde personas diseminadas y desconocidas, pero concienciadas, ya contribuyen a frenar la curva.

Afortunadamente, no estamos solos. Tras Resistencia Team hay una red nacional con prometedoras soluciones 3D que se multiplican. Y mientras unos ingenieros lanzan una biblioteca virtual de archivos (Coronavirus Makers), el FabLab de León crea un grupo de trabajo para imprimir 1.000 máscaras y viseras (CV19_FAB_CYL). Gotas que forman ríos. Como quienes hacen la compra a sus vecinos de edad avanzada, conscientes del riesgo que asumirían, o la proliferación de cuentacuentos online para que los más pequeños lleven mejor el confinamiento. Cada batir de alas cuenta.

Colaborar donde otros compiten, como medio para convertir los desafíos de esta nueva era en oportunidades. Eso es Mornings4. En la emergencia viral y el mundo de mañana, el filósofo surcoreano Byung-Chul Han analiza por qué las sociedades orientales, donde prima el bien común al individual y la obediencia a la autoridad, han frenado mejor al COVID-19 que el resto. Para ello han aceptado una vigilancia social que ha destruido la privacidad, hasta el punto de converger peligrosamente hacia una sociedad orwelliana. Tampoco sirve de referencia ya Estados Unidos, cuya política internacional reciente transmite más miedo que liderazgo.

Como reflexiona el autor de Sapiens u Homo Deus, Yuval Noah Harari, en el Financial Times, "la humanidad debe hacer una elección". Así es, y de ello dependerá nuestro devenir tras esta crisis sanitaria. Es el momento de que Europa reivindique de nuevo su rol en el mundo, y para ello debe pasar de competir a colaborar sin renunciar ni a un ápice de libertad. Aquella por la que luchó el ejército griego en el desfiladero de las Termópilas o que inspiró a la Revolución Francesa. Si para derrotar a un virus renunciamos a ella, ni las generaciones venideras ni nosotros nos lo habremos de perdonar.

Macron, tras su "nous sommes en guerre", dejó lo importante para el final, con un llamamiento a que "nos alcemos individual y colectivamente a la altura del momento". Ese es el camino. Liberté, solidarité, responsabilité, como medio para salir reforzados. Es momento de replantearse qué sociedad post-covid queremos y cómo avanzar hacia un mundo más humano, el mundo de mañana.