Blog del suscriptor

El gran felón no es Sánchez

Pedro Sánchez.

Pedro Sánchez.

  1. Blog del suscriptor
  2. Opinión

Pactar con golpistas, filoetarras y bolivarianos, tras prometer Sánchez en campaña electoral que nunca lo haría, podría figurar en el diccionario como una de las acepciones del término felonía.

Comenzar la legislatura proponiendo a la ministra de Justicia como fiscal general del Estado, para pasmo de jueces y fiscales, rezuma totalitarismo.

Afirmar que "los hijos no pertenecen a los padres", si no que los valores en los que han de ser educados son los que diga el Estado, recuerda a los años 30 en Alemania.

Poner al frente de la Memoria Histórica a la vicepresidenta del Gobierno, parece que pretende dejar claro que se va a imponer, como obligatoria, la memoria parcial de la historia que tiene el PSOE y que, en consecuencia, va a estar prohibido recordar las numerosísimas tropelías cometidas por los socialistas en su siniestra historia.

Sentarse en una mesa de diálogo con golpistas y presidentes inhabilitados para organizar un referéndum sobre la unidad de España, sólo en Cataluña, suena a alta traición.

Pero, no nos engañemos, toda esta aparente gran felonía que supone la presidencia de Sánchez, solo el tal, para la mitad de los españoles. Existen millones de personas a las que todo lo anterior les parece estupendo, e incluso hay muchos a los que les parece poco.

Por eso, considerar a Sánchez como el 'Gran Felón' es, al menos, algo relativo. Sánchez representa a una España, que por unas razones o por otras, comulga con todos los dogmas de la izquierda totalitaria y separatista. Incluso llegan a defender su ideología empleando la violencia, como ya hemos visto en Cataluña o en las agresiones a manifestantes de los partidos de derechas en numerosos lugares de España. Por eso no creo que Sánchez esté traicionando a su electorado.

Por tanto, no es felonía que un sectario se comporte como un sectario, que un fanático se comporte como un fanático, o que un fascista se comporte como un fascista. La gran felonía, y es lo que nos ha traído hasta aquí, es que un presidente del gobierno conservador que sacó mayoría absoluta para combatir el totalitarismo que alumbró Zapatero, se comporte como un neocomunista.

Subir los impuestos más que los comunistas, tragar con la legalización de la ETA, no derogar la Ley de Memoria Histórica, no derogar la Ley de Violencia de Género, dejar que se adoctrine a los niños en Cataluña, votar a favor de que se discrimine el español en la aulas, crear leyes para que den charlas LGTBI a los niños, no oponerse a desenterrar a Franco, permitir dos referéndum de autodeterminación en Cataluña, aplicar el 155 para convocar elecciones, dejar huir a Puigdemont, o irse de copas dejando un bolso en el escaño en vez de dimitir, sí que constituyen una evidente traición a sus electores.

Por esto, el Gran Felón no es Sánchez, el Gran Felón es Mariano.