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Cuba y su discreta apertura

La Habana.

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Tras los cambios en su Constitución, Cuba ha lanzado al mundo un mensaje de apertura económica y social discreto, ausente de cambios radicales. En dicha transformación de la Carta Magna se reconocen explícitamente la propiedad privada y la inversión extranjera, que la adquisición de otra ciudadanía no implica la pérdida de la cubana, se establecen limitaciones al mandato presidencial... etc. Hoy, la percepción interna de este proceso por el cubano, puede resumirse en una frase popular cargada de humor e ironía. Definen al presidente Miguel Díaz-Canel como "La Cajita", en alusión a un accesorio electrónico que utilizan para ver y potenciar la señal de la televisión, pero que es inoperativo sin un mando a distancia; porque el "mando" lo tiene Raúl Castro.

Desde el punto de vista político, el país se reafirma en su trayectoria ideológica, también en los mecanismos de control sociológicos de su población, en una sociedad totalmente politizada. Por ejemplo, confirmando que en ningún caso los medios fundamentales de la comunicación serán objeto de propiedad privada, de modo que permanecerán bajo la estricta regulación y verificación estatal.

En los últimos años la isla caribeña ha avanzado en la autorización de algunas actividades privadas, reformas de la Ley Migratoria y eliminación de la necesidad de pedir un permiso al Gobierno para viajar al exterior. También ha facilitado el acceso masivo a Internet; sin embargo, la economía continúa agonizante y hundida, con un Estado que padece de modo crónico la carestía de divisas. Proceso depauperativo que siempre ha ido a más, agudizado en los últimos tiempos por el colapso de Maduro en Venezuela, de donde llega, a un precio preferencial, el 50% del petróleo que consume el país. Factores económicos ˗˗todos sumados˗˗ que pueden haber impulsado el nuevo giro aperturista del Gobierno desde su típico pragmatismo político de subsistencia, así como el acercamiento a Rusia.

El régimen ha encontrado en el embargo de EEUU ˗˗establecido desde 1962˗˗ y recientemente endurecido por Donald Trump, el factor externo y única excusa para justificar desde la sensación de "plaza asediada", su eterna precariedad económica. Esto sin necesidad de asumir responsabilidades internas y hacer una autocrítica responsable. El recrudecimiento del bloqueo norteamericano Cuba lo cifra, desde abril de 2018 hasta marzo de 2019, en pérdidas de 4.343 millones de dólares. Pero en términos económicos ˗˗igual de dañino y significativo˗˗ es su "bloqueo interno": un sistema productivo ineficaz por concepto; un complejo entramado de trabas y prohibiciones aún existentes que desincentivan las inversiones extranjeras, e incluso, penalizan con desbordantes impuestos al emprendedor nacional; excesiva burocracia y una corrupción sistémica en la sociedad, de la cual no escapan ni sus dirigentes ni sus políticos. Comportamiento aceptado como normal, para paliar los bajos salarios y una inflación creciente.

En general, la oposición cubanoamericana asentada en Miami avala el embargo de EE.UU. hacia el país caribeño. Apuestan por una asfixia económica que genere una reacción y un cambio. Los políticos estadounidenses no subestiman que, en las elecciones a la presidencia, el estado de Florida suele inclinar la balanza en el Colegio Electoral; donde Miami es el primer enlace de EE.UU. con América Latina y el Caribe.

Personalmente pienso que el pueblo de Cuba está psicológicamente rendido y despersonalizado frente a más de medio siglo de adoctrinamiento ideológico constante desde su Gobierno. También puede percibirse tocado en su autoestima a causa de un empobrecimiento material, educativo y cultural progresivos. A todo ello se puede sumar una desconfianza generalizada hacia la clase política. De este modo, se ha llegado a una nación sin un sentimiento patrio auténtico y propio desde la sociedad civil. Los ciudadanos buscan exclusivamente soluciones individuales. La aspiración máxima de las nuevas generaciones desde hace décadas es emigrar.

El camino sigue siendo duro, incierto y nada sencillo. En la Perla del Caribe, todos menos su Gobierno han subestimado el poder de la libertad. No hay nada más nocivo para un controlador, que entregar pequeñas cuotas de libertad individual; especialmente a quien la desconoce. Acaban de abrir una hendidura hacia un futuro Estado de derecho; de ello y solo de ello me fío. No creo que hoy existan políticos activos preparados para asumir una transición. Metamorfosis que, en mi opinión, debe ocurrir de dentro hacia fuera, garantizando así que no haya pérdida en autonomía nacional. Además, han de crearse previamente todos los mecanismos para combatir una corrupción que la sociedad cubana ha adoptado como un mecanismo de subsistencia endémico. Que nadie lo dude, existe un único héroe en supervivencia a tantas guerras ideológicas, geopolíticas y los intereses internacionales que arrastran: el cubano de a pie en su día a día.