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De un presunto levantamiento de bienes a presidir la Comunidad de Madrid

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

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En el año 2015, Isabel Diaz-Ayuso era una absoluta desconocida para el ciudadano medio español, cumplía diez años de afiliación al PP, sin que ello tampoco la aportara especial relevancia, ni reconocimiento, entre los propios militantes ‘populares’, su papel se centraba en la imagen digital de la, por entonces, presidenta madrileña Cristina Cifuentes.

Unos años antes, en 2011, había entrado, como diputada, en la Asamblea de Madrid, sustituyendo a Engracia Delgado, y ese mismo año, concretamente el día antes de ser nueva parlamentaria, se interesó ante la Sociedad de Garantía Recíproca (SGR) Avalmadrid, constituida entre la Comunidad de Madrid y la antigua Caja Madrid, sobre una operación financiera concedida a la sociedad administrada y participaba por su padre, Leonardo Díaz Álvarez. La empresa, denominada MC Infortécnica, había conseguido un préstamo de 400.000 euros con la garantía hipotecaria de un activo cuyo valor de tasación no alcanzaba ni el 10% del importe de la operación, si bien se incluían las garantías de varios avalistas, entre ellos el propio padre de Díaz-Ayuso. Una política en ejercicio, y con cargos públicos, interesándose ante una entidad financiera dependiente del ente del que ella misma es parte ejecutiva, por operaciones morosas de su propia familia, es, como poco, nada ejemplarizante.

La señora Díaz-Ayuso suele decir, en un intento de argumento de ese acto con una más que mejorable apariencia que, ella, en aquellos momentos ‘no era nadie’, pero la joven treintañera procedente de Nuevas Generaciones, ya había desempeñado por entonces los cargos de responsable de prensa de la consejería de Justicia liderada por Alfredo Prada, además de ser cercana colaboradora de Pablo Casado y Esperanza Aguirre, desde 2006, pocos meses después de afiliarse al Partido Popular en 2005.

Parece evidente que el liberalismo del que hace gala la actual presidenta de la Comunidad de Madrid no le impidió recurrir a contactos próximos a su formación política para intentar condicionar las decisiones a tomar por entidades financieras con una gran influencia en el terreno del dinero público.

Pero de vuelta al año 2015, mientras la joven política realizaba trabajos para la imagen digital de Cristina Cifuentes, alternándolos con su presencia como diputada en la Asamblea de Madrid; el principal activo personal del patrimonio de su padre, avalista del préstamo de Avalmadrid a MC Infortécnica, presentando ya impagos, es donado a Isabel Díaz-Ayuso y su hermano, impidiendo que las acciones de recobro de la deuda acumulada pudieran llegar hasta el nuevo patrimonio de la hoy presidenta de la Comunidad de Madrid.

El artículo 257 del Código Penal, describe el delito de “alzamiento de bienes” como cualquiera de aquellos actos a través de los que un deudor consigue, o intenta, impedir que sus acreedores logren cobrar sus deudas, incluyendo como autor de esas practicas tanto a quien se deshace de bienes con ese fin, como a los posibles “cooperadores necesarios”, admitiendo, para sí, por ejemplo, cualquier donación a favor, en el conocimiento del propósito de tales actos. Para el delito de alzamiento de bienes se prevé un castigo a base de penas de prisión de uno a cuatro años.

Pero la lideresa madrileña de “nuevo cuño” nos aportó otra cita de su peculiar oratoria para enmarcar los hechos que ni el peor de sus enemigos hubiera mejorado: “La casa de la que tanto hablan es la casa donde se crió mi madre, es la casa donde me he criado yo, con mi hermano, es mi casa, es mi vivienda, es la de siempre. Yo no sé qué pretenden que hagamos mi madre y yo, ¿que nos vayamos a vivir debajo de un puente?”, la realidad de alguien ‘sin poder’, ante esa cuestión, bien la conocen las decenas de miles de desahuciados que no han podido hacer frente a sus deudas, sin que la ‘mano adecuada’ les solucionara sus problemas, aunque quisieran su “casa” tanto como la señora Díaz-Ayuso, sus padres y su hermano.

Seguramente el mensaje que se quería hacer llegar a la atribulada ciudadanía es que cualquier joven treintañera, en España, puede contactar con la entidad financiera con la que sus padres tienen deudas y conseguir un trato de favor respecto a ellas. Y, si ello no fuera posible, a través de un burdo montaje evitar cualquier reclamación de la entidad acreedora pública, porque al final sus pérdidas irán al agua de la mar del deficit público, mientras ella va a otra cosa, concretamente a presidir la Comunidad de Madrid …¡asombroso!, en una nueva demostración de que menos es más, siempre que se cuente con la “curiosa meritocracia” de los partidos polític y el líder de turno, por supuesto. Esto confirma la demostración empírica de la cita enunciada por el veterano senador de los USA, Edward Kennedy, quien afirmó que “en política sucede como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto, está mal”, que aquí viene como anillo al dedo, y bien sabia él de lo que hablaba.