La escultura de 4 metros de altura sobre una peana de 80 cms, hecha de bronce embetunado, es obra de Eduardo Úrculo, data de 2001. Parece ser que el título lo tomó el artista de un artículo de José Camilo Cela donde menciona la pasión del escultor por los culos. No en vano lo intituló "culis monumentalibus". Sita en la ciudad de Oviedo, a la que Leopoldo Alas “Clarín” bautizó Vetusta.
Desde el busto de un torero
al teatro Campoamor
te vigila un trasero
por no haber ojo mejor.
Con poder transcendental,
disminuye a quien destaca,
su oronda serenidad
nos mira como una vaca.
No es vulgar su suave aliño
de azabache, mas bien un
quiero y no puedo de un niño
que nos unta de betún.
¡Oh, culón monumental!
escatológico músculo,
biberón municipal,
feraz foro del forúnculo.
Tu lugar es un jardín
donde el brillo de tu oficio
sea fértil, no un pueril
miembro mocho entre edificios.
En tu sombra palpitante,
gran cipote de Vetusta,
por detrás y por delante
satisfaces, a quien gusta.
¿Quien te ganó la partida,
Polifemo sin cabeza?,
con el alma dividida
tu silencio es la pereza.
Acentúas la desgana,
emasculas, eres vano,
redondez estéril, plana,
porque te faltan las manos.