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La jauría

Elenco de Jauría.

Elenco de "Jauría".

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En este maremagnum armagedónico andamos desorientados y algo perdidos respecto  al verdadero sentido de las cosas. A veces, viendo los cambios brutales que han sucedido con los valores, las costumbres, las leyes, etc... Una tiende a pensar que el fin del mundo ha sido ya, tal.

Tratar de contabilizar la cantidad de cosas valiosas que se han perdido, olvidado o sencillamente destruido.

Comentaba con alguien días atrás que ya no disfruto como antes del teatro, por poner un ejemplo. Y no sabría decir si es que se ha perdido la inocencia o que ha bajado notablemente la calidad de los espectáculos u otras posibilidades.

Estuve viendo "Jauría", sobre el atroz suceso de los Sanfermines. Un tema que no habría elegido de no estar avalado por el rigor de los excelentes profesionales y todo el equipo que interviene en la obra. Además se brindó la oportunidad de presenciar un ensayo y asistir a un coloquio con los actores y director al finalizar la función.

Me impresionó tanto en el ensayo como en la función, pero sobre todo en el ensayo el esfuerzo terrible de la actriz protagonista, la dureza y al mismo tiempo la calidad del trabajo. Observé después los cambios físico en el color de la piel y la relajación expresiva a medida que pasaba el tiempo.

En la función pude comprobar que tanto ella como el resto del elenco tardaban más en "dejar" el personaje y por tanto la expresión abatida, sobre todo en el caso de María, la prometedora actriz.

En el coloquio posterior quise intervenir para plantear el riesgo del actor al interpretar repetidamente papeles tan tóxicos. No hubo oportunidad a pesar de pedir la palabra tres veces.

El coloquio al final se fue de las manos, se apartó del hecho teatral que era de lo que teóricamente se trataba, pronunciandose desde el escenario, con todas las letras, frases como "hay que enseñar a follar en el colegio".

Expresión absolutamente fuera de las atribuciones de los profesionales que allí se encontraban y del hecho teatral de la función que nos ocupaba.

De ahí el desagrado, el desánimo y la decepción que causan determinados espectáculos por otra parte excelentes por más que desagradables.