La promesa incumplida a los quintos, el último acontecimiento de este año, que no deja duda a que en Biar no hay un tripartito, en Biar tenemos un “triunvirato”, al más puro estilo de la antigua Roma, donde solo impera la descarnada lucha por el sillón, por el protagonismo. No hay una proyecto unificado de gobierno que defienda la población, sus intereses y a sus ciudadanos.
Uno el “César”, en busca de ser el líder, con sus ansias de ser coronado con el laurel del ganador, a pesar de haber sido el dirigente menos votado de la historia democrática. Otro “Pompeyo”, manipulando los entresijos de la administración para poder convertirse en el futuro rey, sin despreciar el llegar a eliminar definitivamente a sus aliados, solo buscando inmortalizar su imagen en retratos o selfies.
Y el tercero “Craso”, un espectador encontrado por el camino, que asiente solo por conservar un puesto ejecutivo, sin pensar en las consecuencias de apoyar políticas erróneas, aceptando contra-ideologías propias, y llevando al máximo el riesgo de la desaparición total de su partido.
Lo dicho, no hay Gobierno en Biar, solo un triunvirato acordado para preservar una parcela propia a cada parte, a cada partido, con sus luchas encarnizadas entre ellos por conservar el poder y solo unidos en las imágenes para la posteridad, no hay un trabajo en equipo por y para Biar, hay tres caminos y podemos perdernos en ellos.
Hace falta en Biar un proyecto de futuro que aúne los esfuerzos y que trabaje en equipo con todos, que consensúe los proyectos y recoja las distintas sensibilidades que hay en un único trabajo, que solo exista un despacho en el consistorio abierto a los ciudadanos, pero que ese despacho esté ocupado y no vacío, de liderazgo, de gobierno y de concordia.